20: El mundo es un pañuelo

2694 Words
Lily Atravieso la entrada del salón. Mi acompañante Zac no pudo ir por mí, no porque no pudiese sino porque insistí en que no fuera. Suficiente tenía con que mi madre supiera que con él iba a ir a la gala, no quería que Zac recibiera un mal trato por la que dice ser mi madre. Al final me tuve que ir sola ya que mis padres tenían que estar antes en el evento. Lo primero que mis ojos detectan es el gran centro de baile que tiene un piso liso blanco diferente al del lugar, las mesas están decoradas elegantemente haciendo juego con las sillas, candelabros gigantes cuelgan desde el techo que iluminan el lugar dándole un aire lujoso al ambiente. Hay una orquesta al lado de la pista de baile tocando hermosamente, dándole vida al lugar. Antes de caminar tomo una copa de champagne de la bandeja de uno de los meseros que rondan por el evento. Me dirijo hacia la mesa en donde están mis padres y cada vez me tenso al ver al rubio con quién al parecer compartiré mesa. Él aún no nota mi presencia mientras voy caminando lo cual agradezco a los cielos. No me quiero poner más nerviosa de lo que ya estoy. Era obvio que él iba a estar aquí, al final del día sus padres también han hecho algunos tratos con los míos. Antes de sentarme tomo de mi copa. —Llegas tarde—me saluda mi madre. Henderson ésta vez nota mi presencia y rápidamente intento esquivar su mirada mientras tomo asiento dejando uno libre para Zac. Mark se encuentra en frente mío y se me es difícil la tarea de no mirarlo. Si no lo miras no te ve —También me alegra verte madre—le contesto lo cual ella solo rueda los ojos ignorándome como siempre. Sirven apetitivos y siempre termino comiéndomelos todos. A cada rato llamo al mesero para que me traiga cualquier cosa de beber, queriendo seguir con mi propio juego de distracción para evitar alzar la mirada hacia el rubio. —Al menos deja algo para los invitados Lily—me susurra mi madre—Todavía falta la cena así que deja de comer cosas que no te nutren. Bufo. —Nosotros somos los invitados y como si eso te importara—refuto tomando otro bocadillo más solo para que vea que no me interesan sus comentarios. —¡Sara no estoy para tus comentarios estúpidos!—replica el señor Henderson captando mi atención hacia ellos—¿Podrías por una vez dejar de replicarme?—trata de controlarse al ver que alzó la voz. Por mi parte trato de disimular que no los escucho y creo que mis padres hacen lo mismo. —Es que siempre es lo mismo contigo William, siempre—le contesta a regaña dientes la señora Henderson, haciendo enojar más al hombre. —William, vamos por un trago. Hay algunas cosas que quisiera comentarte sobre la compañía—interfiere mi padre al ver como se empiezan a tornar las cosas. El señor Henderson no lo piensa dos veces y lo sigue. Mi padre se va con el señor Henderson. Mi madre se empieza a mover incómoda y más lo hace cuando la señora Henderson empieza a soltar las lágrimas. —Sara…ven—es lo único que logra decirle mi madre. Ésta se para y se acerca hacia ella para levantarla y llevarla a no sé dónde. Lo único que logro ver es como se van yendo mientras mi madre trata de consolarla. Y yo solamente me quedo con Mark y Daisy, su hermana quien se encuentra de lado mío. La conozco y nos llevábamos bien, pero no le había hablado desde la última vez de mi partida. Ésta vez mi mirada viaja hacia el rubio quién solamente anda viendo su reloj de muñeca, se nota impaciente. La música es nuestra aliada ya que hace que todo esto sea menos incómodo. Me volteo hacia la pequeña rubia y ésta se encuentra absorta en sus pensamientos. Se centra en un punto fijo y se le denota que está teniendo una disputa interna. Sus manos inconscientemente se están aferrando fuertemente a su vestido rosa y los ojos se le ven vidriosos. Una punzada se me atraviesa al pecho. Los problemas con los padres son una mierda, ver a las dos personas que más quieres, pelear y gritarse todo el tiempo es una de las peores experiencias, especialmente para un niño. La entiendo ya que yo pasé por casi lo mismo. —Hey—llamo la atención de la niña—¿Quieres alimentar a los patos? Este lugar ya me está agobiando—trato de decir. Daisy centra sus ojos en mí, al principio se ve desconcertada pero después asiente un poco desanimada. —¿Pero con qué los alimentamos? No tenemos comida para los patos Agarro dos pedazos de pan que se encuentran en una canasta en el centro de la mesa. —No hay pato que no le guste el pan—le acerco uno y ella lo recibe mermando la tristeza que emana. Ambas nos levantamos de la mesa y yo no me molesto en mirar a Henderson. Nos dirigimos hacia el jardín que tiene el salón el cual tiene un gran y bonito estanque en donde hay uno que otro pato o cisne . Nos sentamos en el césped y empezamos a arrojar migajas de pan hacia el estanque llamando la atención de algunos patos. No digo nada y ella tampoco. No quiero que se sienta presionada, creo que siempre nos viene bien que solo una persona esté a nuestro lado sin hacernos preguntas. —¿No vas a preguntarme cómo estoy o cómo me siento después de la escena que armaron mis padres?—rompe el hielo lanzando otro pedazo de pan hacia el estanque, pero ésta vez lo hace con más fuerza. Sonrío —No, yo solo quería darle de comer a los patos—lanzo otro pedazo de pan—Pero no quería hacerlo sola así que te utilicé como excusa, no creo que Mark haya querido ir conmigo. Me tenso al decir su nombre. Daisy solo niega con la cabeza —No, no hubiese querido el rata—comenta lo cual hace que suelte una fuerte carcajada. Daisy por su parte solo sonríe. Lanzo otro pedazo de pan. —Pero si quieres contarme aquí estoy—comento lo cual ella solo se torna seria—Mis padres eran así y bueno mi madre…es especial. De a partir de cierto tiempo empezaron mis problemas con ella. Siempre regañándome, señalándome y diciendo que todo lo que hago está mal—lanzo otro pedazo. —Parece que la que necesita hablar eres tú—dice mientras sonríe—Pero si quieres contarme aquí estoy—me paga con la misma moneda. Yo por mi parte me rio y ella se suelta a carcajadas. Nos quedamos en silencio viendo como más patos se nos unen. —Siempre pelean así que ya no es nuevo para mí—comienza a decir y por mi parte solo escucho con atención—Antes se esmeraban en no pelear delante mío, pero eso solo duró poco. Mark dice que es normal ya que él vivió lo mismo y que no me sintiera mal ya que con él no hicieron lo mismo que al menos conmigo están tratando de corregirlo, pero parece que se cansaron de eso y ahora no sé cómo vaya a ser la relación de ambos—empieza a jugar con una migaja de pan—No sé…no me imagino a las personas que más quiero separados…es algo difícil de digerir—lanza la migaja pero ésta no cae al estanque sino en el césped. —Lo es—le pongo uno de sus tantos mechones rubios detrás de su oreja. Daisy se sorprende ante el acto—Pero son cosas que uno no puede impedir. Tienes que ser fuerte y no repetir los mismos errores que ellos. Resistir es lo que nos queda—veo como su carita se le empieza a apagar—Pero la diferencia aquí es de que no estás sola, tienes a una pelirroja que puede serte de ayuda. Resistiremos juntas ¿sí?—le concedo mi mano. Ella fulmina mi mano y decide alzar la suya para poderla estrechar con la mía, sin embargo el acto queda a medias y decide en lanzarse hacia mí envolviéndome en un abrazo. —Gracias Lily—dice y el calor se apodera de mi pecho. Le correspondo el abrazo. —Es hora de volver, tal vez nos estén buscando—menciono. Nos devolvemos al salón y Daisy decide volver tendida de mi mano. Llegamos y mis ojos se centran en una cosa. Cindy sentada en la misma arreglándole el cabello a Mark. Una leve punzada se me atraviesa al pecho. ¿Por qué está aquí? ¿Y por qué le está arreglando el cabello a Henderson? ¿Se conocen? ¿Y por qué Henderson la mira con cariño? Me tenso. Daisy intensifica nuestro agarre sacándome del shock—¿Pasa algo?—pregunta al ver que detuve el paso. Niego con la cabeza. —Creo que los bocadillos me están pasando factura—trato de decir y continuamos caminando. Sara se alegra de ver a su hija cuando llegamos a la mesa y mientras me siento veo como me musita un “Gracias” lo cual yo solo respondo con una sonrisa. William también ya está en la mesa al igual que mis padres. —¡Oh por Dios!—grita Cindy cuando me ve—¡¿Lily?!—pregunta emocionada. Asiento —La misma. Cindy viene con un vestido de noche azul marino, es de dos piezas. Tiene un cuello de V con tirantes y la falda llega hasta el suelo luciendo un hermoso corte de lado que deja relucir su bronceada pierna. Luce un collar de piedras preciosas y su cabello rubio que está en ondas hace juego con el conjunto. Si de por si es una chica guapa ésta noche está en su máximo esplendor. —No pensé que fueras la hija de los Martin, es decir, no pensé que la Lily que yo conozco sea la hija de los Martin que iban a asistir a la gala de hoy—trata de explicar.—¡El mundo es un pañuelo!—dice entusiasmada.—Me alegra mucho que al menos dentro de este gentío tenga a una amiga—dice con sinceridad. Sonrío. —Oh quiero que conozcas a…—trata de decir mientras le posa su mano en el pecho de Henderson. Otra punzada se hace presente pero trato de ignorarla. El rubio la interrumpe —Ya nos conocemos—afirma lo cual yo solo asiento. —Amigos en común—trato de decir. —Vaya que realmente el mundo es un pañuelo—musita sorprendida. ¿Son algo? ¿Tienen algo? La pregunta divaga con mi mente pero la callo tomando otro bocadillo. —Te hará más daño—susurra Daisy Creo que serán los bocadillos los que me vayan a ser daño —Mejor así ya tengo una excusa para irme—le musito mientras le guiño el ojo. —Buena idea—dice con un brillo en sus ojos. Toma los bocadillos que están de su lado y empieza a imitarme. Nos sirven la cena, pero yo apenas pruebo un bocado, creo que si me pasé con los bocadillos. Daisy está en las mismas que yo. Terminada la cena me empiezo a desesperar por Zac. El maldito tiene como tres horas de retraso, le envío mensaje, pero no contesta y trato de llamarle pero me manda a buzón. ¿Le habrá pasado algo? La noche transcurre y llega la hora en la que la gente empieza a llenar la pista de baile. Ponen música lenta y la mayor parte de la pista se ve envuelta de parejas bailando al son de la sinfonía. Cindy saca a bailar a Mark y sorprendentemente no la piensa dos veces y acepta guiándola a la pista de baile. Ambos empiezan a bailar lentamente, ella enreda sus brazos alrededor del cuello del rubio y él le agarra de las caderas. Otra punzada se hace presente y por primera vez en la noche le pido discretamente al camarero un poco de ron. Daisy se quedó dormida y está recostando su cabeza en las piernas de su mamá, mientras que ésta le acaricia el pelo viéndola dormir. Su padre está hablando con mis padres y con el padre de Cindy de negocios. Mientras tanto me doy cuenta que no soy la única quién le está prestando atención a los rubios de la pista. La señora Beckham mira con disimulo hacia la pista mientras que de vez en cuando ella solo sonríe y asiente a la conversación con mis padres. La señora es muy joven y guapa, pero hay algo que no me gusta de ella, aparte de que engaña al padre de Cindy denota algo que simplemente sabes que no es bueno. Los tórtolos terminan de bailar y Cindy se dirige hacia mi mientras yo tomo otro bocadillo para apaciguar la revolución de emociones que estoy teniendo. —Lily ¿No trajiste a alguien?—pregunta al ver el asiento vacío junto mío. Mark saca su celular y solo se enfoca en eso. Estúpido yo tampoco quiero verte Me encojo de hombros. —La palabra plantada no me queda entonces diré que le cancelé—miento. Cindy rueda los ojos—Hombres—comenta y Henderson frunce el ceño, pero Cindy no se percata.—Podríamos buscar a algún caballero para que te saque a bailar.. —No lo necesito—comento. —Hay puros viejos—comenta Henderson. Cindy hace caso omiso a nuestros comentarios. —Una hermosa mujer como tú tiene que relucir en la pista y ésta noche no te arreglaste por nada, entonces…—dice y le palmea la espalda a Mark lo cual él la mira extrañado—No me molestaría que bailases con Mark—termina por decir Y ambos la miramos como si acabase de decir una barbaridad. ¡¿Qué?! Mark no dice nada y ésta vez sus ojos me detallan, como si estuviese esperando mi respuesta la cual es obvia. —No, no tengo ganas de bailar enserio Cindy—explico suplicando por mis adentros de que se lo trague—Eres muy amable, pero creo que me siento mal del estómago comí muchos bocadillos—me froto el estómago. —Ajá y yo nací ayer Lily—comenta—De verdad que no me molesta, ve, diviértete. Confío en ti y en Mark. Ese vestido rojo necesita que lo saquen a bailar—señala mi vestido. Sí, pero no me molestaría bailar con uno de los vejetes de aquí… —¿O me vas a decir que te gustaría estar toda la noche sentada?—se cruza de brazos. —¿Sí?—pregunto. —No, Lily. Anda, como una amiga te lo digo y pido de corazón—me levanta a la fuerza—No dejes que un chico arruine la noche y si te surge la oportunidad de al menos compensarla tómala—dice y mira a Mark.—Cuídala y no dejes que un viejo se le acerque. A parte no es difícil ¿son amigos no? Y entre los amigos se ayudan. Se va no sin antes plantarle un casto beso en la boca a Mark. Son pareja, confirmado Otra maldita punzada, retengo las ganas de tomar otro bocadillo .Ahora todo cobra sentido, porqué no contestaba los mensajes, el porqué se alejaba, que estúpida. No puedo hacer esto, pero Cindy es tan insistente…mientras más rápido mejor así que decido sin previo aviso tomar la mano de Mark y jalarlo a la pista. Un vuelco que ignoro se hace presente en el órgano que ahora en estos momentos odio. Pero la voz de una persona hace que ambos nos detengamos. Y de un momento a otro mi mano deja de sentir el calor de la suya.

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