El primer bocado.

2671 Words
Federico... Cuando mi madre me obligo a venir aquí, jamás imagine que vería un rostro conocido, Andrea está haciendo un solo, ella la realidad es que se ve muy hermosa, cuando la he visto en la Universidad siempre lleva sus gafas, no había visto el color de sus ojos hasta el otro día que la ayude a sacar las cosas de su auto. La veo de pie, observando unas fotografías y me disculpo por asustarla, pero comenzamos a charlar, la realidad es que es muy graciosa, me cae muy bien, últimamente no charlo mucho con nadie, con Grace lo último que quiero es hablar, besarla es lo que más me gusta. Pero Andrea es muy inteligente, ella me cuenta un secreto que al principio creo que es broma, pero no lo es, sus padres no la dejan comer nada que la pueda hacer subir de peso, veo que son como esos padres que buscan siempre ser perfectos, su madre no deja esa pose de dama de sociedad, mi madre también es así, pero en casa son padres amorosos. Quiero llevarla, ver su rostro, la primera hamburguesa de su vida es algo que suena interesante. He charlado con el padre de Andrea, en una ocasión mi padre y él hablaban sobre un negocio que tenían entre manos, yo di algunas ideas, pero claro, mi padre orgulloso le explico a el señor Rinaldi que estaba muy orgulloso del hombre en que me estaba convirtiendo. Por ello supe en cuanto pedí su autorización que la dejaría ir conmigo, mi madre asombrada y emocionada no pudo evitar decirme unas palabras mientras esperaba a Andrea. ¿- La señorita Rinaldi es bastante hermosa,¿No lo crees? - Mamá, es solo una amiga, no imagines cosas. - Bueno, es que la llevabas de la mano, y ella parece enamorada de ti, esos ojos con los que te veía... Pero mi madre sueña con que me enamore de alguien más, la pobre Andrea no siente nada por mí, pero claro mi madre imagina cosas... - No mamá, es solo una amiga, y ya nos vamos. Andrea se despide de sus padres, viene hacia mí y la tomo de la mano, la verdad no sé porque hago eso, pero no puedo evitarlo. - Adiós señora Garzon, un placer... Pero la arrastro a mi lado. - No querrás charlar con ella, quizá te incluya en la lista de futuras prospectas para ser mi esposa. Andrea me observa y parece enrojecer del rostro. - Tranquila, es broma.. Ella sonríe y vamos al auto. - Bien debes ponerte el cinturón. Le digo y lo saco para colocárselo. - Le prometí a tu padre que nada iba a sucederte, así que cuidaré de usted señorita Rinaldi. - Gracias, de verdad no tenías porque molestarte, eres muy amable. - Un buen pretexto para salir a pasear. En el camino charlamos, algo que yo no sabía era que ella inicialmente estudia medicina, pero este módulo tomo el curso de empresariales, me llama mucho la atención, dice que si algún día lo necesita quiere tener algo de noción del tema, pero claro, su padre es de esos hombres que prefiere cederle la compañía al esposo de su hija que a ella misma, el machismo aún existe. Cuando llegamos al centro comercial vamos directamente a lo que hemos venido, a la hamburguesería, cuando llego saludo a uno de mis compañeros, Edwin es un chico de una familia que no es parte de la sociedad que conocemos Andrea y yo, pero es un tipo tan agradable que me gusta salir con él en ocasiones, lo he llevado de fiesta con los estirados como él les dice, pero al final nos divertimos. Pero trabaja para ayudar en su hogar con los gastos de su casa, le ofrecí un empleo, mi padre con gusto se lo daría, pero dice que esa carta se la jugara cuando termine los estudios en la Universidad, le gustaría mucho ser parte de mi equipo de trabajo cuando esto concluya. - Hola, amigo.. Le digo a Edwin que me observa asombrado cuando ve que llevo a Andrea de la mano. - Hola, amigo, hola... ¿Andrea verdad? Andrea Sonríe y asiente. - Si, un placer. - Edwin Perecy a tus ordenes... Dice Edwin amable como es él. - Y díganme que puedo servirles. - Edwin, tenemos una situación importante... Le digo a Edwin que enseguida sonríe al escucharme. ¡La señorita Rinaldi jamás! ¡Escúchame bien Jamás, ha probado una hamburguesa! Necesitamos arreglar ese problema de inmediato. Edwin la observa asombrado y pregunta. ¿De verdad? ¿Jamas has probado un delicioso manjar como este? Andrea sonríe y asiente. - No, la verdad es que nunca lo he hecho. - Entonces mi querido Edwin necesito que le prepares una sencilla para iniciar, con patatas fritas,¿Te gustan los pepinillos? Le pregunto por qué yo los odio. - Sí, creo que la clásica está bien para comenzar, creo yo. - Bien Edwin, una clásica para la señorita, y la doble para mí. - Perfecto muy bien, dame 5 minutos y estarán listas. Andrea y yo vamos a una de las mesas hasta que Edwin nos llama con el número del ticket de cobro. - Gracias, amigo... - Oye, espera... Me dice Edwin. ¿Que pasa? - Ella es... Tú sabes.. tú.... Me asombra que el que me conoce bien crea eso de mí, así que lo saco de sus dudas. - No, claro que no, es una joven respetable, ella es hija de unos amigos de mis padres, hubo un evento de caridad y solo salimos como amigos. - Ah, comprendo, solo... Edwin se queda serio y habla. - Quizá a tu novia no le agrade saber que andas por ahi con otra chica. - Mira, Grace es mi novia, no mi esposa, aun así le soy fiel, Andrea es una amiga, no tendría por qué molestarle, y dudo que alguien de nuestra sociedad, los estirados como les llamas vengan aquí, sabes que no salen de los lugares más exclusivos de la ciudad. - Bueno, es que ya vez lo que se cuenta de Penelope, y lo que tu novia hizo, Andrea parece una buena chica. - Edwin, Grace no seria capas de algo así, Penelope solo se cambió de Universidad al ver que la había rechazado, es todo, tranquilo, Andrea estará bien. Él asiente y me desea buen provecho. Camino hacia la mesa, observo a Andrea, ella ve a una pareja de novios, parece suspirar, no sé porque no tiene pareja, la verdad es que es muy bonita, quizá sus padres son como los míos, que desean encontrar a la pareja perfecta ellos mismos, no lo sé. Edwin me recordó a Penelope, ella se cambió de Universidad, no ocultaba su interés por mí, pero siempre le dejé bien claro que yo amaba a Grace, que ella era mi novia y jamás le sería infiel, ella terminó por salir con muchos chicos, al final un día después de muchos cotilleo sobre ella que la verdad yo no me interesaba en escuchar se cambió a otra ciudad, su familia era acomodada, así que no era nada complicado para ella irse. ¿Lista? Le pregunto a Andrea. - Si, claro, hagámoslo. Dice emocionada. Le explico que debe utilizar ambas manos para hacer el menor desastre posible. Ella se prepara, al sentir el aroma de la comida frente a ella parece disfrutar del momento. Le da la primera mordida, ella tiene los ojos cerrados, mastica con calma, disfrutando el primer bocado, inevitablemente le hago una fotografía, no se da cuenta por qué el flash está apagado. Ella abre los ojos y parece tan feliz. ¿Deliciosas no? - Podría morir feliz este día, están deliciosas. Vemos a Edwin en la caja atendiendo personas y nos observa, con un gesto pregunta como estuvo ese primer bocado, Andrea levanta el pulgar en señal de aceptación. Yo no puedo evitar reír porque veo como ella deja de prestarle atención a todo lo demás para concentrarse en lo que ella dice es un manjar de los Dioses. - No puedo más.... Dice Andrea dejando un pedazo en su plato. - Ja, ja, ja, de verdad? Es poco, terminalo, es de mala educación dejar comida en el plato. - No, ya no puedo, esta deliciosa, pero no puedo más... - Bien, pues yo termine todo, las mejores hamburguesas, las de esta plaza, me gusta venir aquí porque puedo charlar con Edwin cuando tiene algún descanso, y porque aquí no encuentras a ningún pesado de la Universidad. - Edwin parece un chico amable. - Lo es, no es parte de nuestra sociedad, pero lucha cada día por superarse, ayuda a su familia con los gastos de su hogar, es un gran ejemplo. - Sí, es maravilloso, nosotros tenemos muchas Bendiciones en nuestra vida, jamás me ha hecho falta nada, mis padres nunca me negaron nada, conozco casi todo el mundo, he viajado mucho, tanto con mis padres como mis abuelos, que son personas adorables. - Sí, parecen buenas personas. Edwin llega a la mesa y le tiende a Andrea un postre. - Para cerrar con broche de oro una tarta de manzana señorita Rinaldi. - Oh, Edwin eres muy amable, no tenías que... Pero Edwin toca su mano y se acerca un poco a ella. - No es ninguna molestia, una amiga de Federico es también mi amiga. No sé porque no dejo de ver su mano sobre la de Andrea, tengo una sensación extraña, jamás la había tenido. - Bueno, me retiro los veo mañana... Edwin se va y Andrea me pregunta por él, le cuento que vive cerca de aquí, que trabaja todos los días al salir de la Universidad, que incluso aquí hace trabajos en sus descansos. ¿ Vaya, sí que debe ser cansado, verdad? - Así, es, pero bueno, creo que es hora de ir a casa, le prometí a tu padre que solo dos horas y se han pasado volando entre charla. La llevo de la mano hacia el auto, la verdad no sé porque lo hago, ni con Grace lo suelo hacer mucho, ella siempre va en el móvil, y yo a su lado en total seriedad, pero con Andrea, quizá porque es una chica tranquila me siento cómodo. En el camino charlamos y reímos sin parar, hacía mucho que no me divertía así. Llegamos a su hogar y al acompañarla a la puerta me despido de ella. - Espero que haya disfrutado de la ensalada señorita Rinaldi. Le digo de manera cómplice por el atracón que tuvimos de comida. - Sí, estuvo deliciosa, te agradezco de verdad por las atenciones, fue un gesto muy amable de tu parte, espero no provocar problemas. - No claro que no, nos vemos mañana... Le digo y me acerco a ella, le doy un ligero abrazo y beso su mejilla, cuando siento su cercanía y el beso en mi mejilla, un hormigueo se siente donde ella colocó sus labios, es extraño, quizá solo estoy relajado, porque amo a Grace, no veo a Andrea como otra cosa más que una buena amiga. Ella se separa, baja la mirada y después me observa con sus bellos ojos verdes, nos quedamos así, viéndonos unos segundos hasta que escuchamos que la puerta de su hogar se abre. - Buenas tardes, muchacho, como fue todo, mi hija se comportó. - Hola, señor Rinaldi, claro que si, como se lo prometí ella esta aquí sana y salva. - Lo sabía, confío en ti, te quedas a cenar, casi esta lista la cena. - Oh, muchas gracias, pero mi madre me requiere en casa, pero gracias por la invitación. - Ah, claro, bien, dile a tu padre que nuestra charla queda pendiente, que me interesa. - Oh, si claro yo se lo diré., nos vemos mañana Andrea. - Si, claro, gracias por todo Federico. Camino hacia mi auto, su padre y ella me saludan despidiéndose, él no parece un mal hombre, pero por lo que dice Andrea tiene el pensamiento de los hombres de antes. Llego a casa y mis padres me esperan cerca de la entrada. Camino hacia ellos y los saludo. - Hola, estoy aquí. - Como te fue, dime.. Mi madre pregunta por la salida con Andrea, pero no fue una cita, solo una salida como amigos. - Bien, Andrea es una chica amable, me la pasé bien, reímos, que más quieres saber, somos buenos amigos. Mi madre sonríe, sé que cree que hay algo más entre Andrea y yo, pero no, ella para mí es solo una amiga, además yo amo a Grace, ella es mi novia y le prometí respetarla siempre, y así lo haré. - Me alegra escuchar eso, ella parece una jovencita muy amable y dulce, parecías muy cómodo con ella. - Claro, es agradable, además... Iba a decir que era bonita, pero creo que eso mejor me lo guardo. ¿Además? ¿Que? - Que vamos a la misma Universidad, podría necesitar ayuda de ella quizá algún día, es bueno tener buenos amigos ¿No lo crees? Mi madre me observa, claro que sabe que Andrea es hermosa, y que por su puesto yo no soy ciego, pero no diré nada más. - Si, por supuesto, me da gusto que tengas buenas amistades como la hija de los Rinaldi, bien, ve a prepararte, la cena ya casi esta lista. Así que huyo de ellos, porque sé que buscan algo más, pero eso no va a suceder. - Ah, hijo, antes de que se me olvide, los Berelli no podrán venir el fin de semana, Apolonia enfermo y lo dejaremos para otro día. Y eso me alegra, una chica menos a quien atender mi sábado. - Una lástima, entonces buscaré que hacer ese día. - No, lo mejor es que estés en casa, pasaremos el día en familia. Por un segundo creí que podría ver a Grace, pero creo que no será así, un sábado más en casa, al menos será con ellos, y no con alguna de las chicas que mi madre quiere para mí como esposa. Voy a mi habitación y llamo a Grace para saber como fueron las cosas con su padre, pero ella no atiende, supongo aún estará ocupada. Me doy una ducha y entonces bajo a cenar con mis padres. - Creí que la hija de los Rinaldi estudiaba Medicina, su padre por cierto cree que es una perdida de tiempo, ya que al casarse él le cederá todo al esposo de Andrea. - Si, de hecho ella estudia Medicina, pero tomo este curso, ella dice que si algún día tiene la oportunidad de ser de ayuda para su padre quiere tener al menos la noción de lo que se hace en una empresa, aun cuando a su padre no le agrada la idea, no comprendo, esos pensamientos son de hace muchos años, hoy la mujer se encarga de tantas cosas en el mundo, no sé porque su padre piensa así. - Bueno hijo, si tuvieras una hermana, me dirías que no preferirías ser tú quien llevara la empresa, sabes que es un mundo de varones... - No, yo pienso que una mujer fuerte también puede llevar una empresa, si fuera el caso compartiría con ella. - Si la tuvieras créeme que cuidarías de ella, sobre todo conociéndote, no dejarías que ella se expusiera al mundo que ya conoces. Lo medito un poco, y quizá tenga razón, la verdad es que tal vez si tuviese una hermana seria bastante protector. - Bueno, voy a la cama, estoy algo cansado. - Claro hijo, que descanses. Le doy un beso a mis padres y voy a mi habitación, tengo un texto de Grace, dice que la disculpe, pero que estaba ocupada, que ahora ira a la cama, está algo cansada, le contesto que nos vemos mañana. ¿Me pregunto qué sucedió, de que hablaría su padre con ella? Pero termino por quedarme dormido, no sin antes recordar este día con Andrea, fue bastante divertido. - Andrea Rinaldi....
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