Los santos, después de mucho tiempo regresaba al lugar en donde su única familia se había establecido. Siendo esa la primera vez que llegaba a Los Santos con su pequeña hija. Gustavo era un ex policía que se hacía cargo de las acciones de su esposa, pero cuando ella murió al dar a luz a su hija, dejó todo atrás y emprendió un viaje por todo el mundo, viendo crecer a su hija en países diferentes. Hasta que después de un año, decidió volver a América.
— Esto es increíble - sonrió Horacio al verlo bajar de su camioneta todo terreno - Por fin su gran travesía los trajo a Los Santos.
— Queríamos peligro y paz al mismo tiempo y saliste tú - sonrió divertido, se acercó y lo abrazó fuerte - Hola hermano.
— Hola - se sonrieron - ¿Dónde está la bebé del viaje?
Gustavo soltó una risita, abrió la puerta de la camioneta y cargo a su hija en brazos.
— Aquí está la niña hermosa - acomodo su sudadera.
— Esta enorme - la tomó en brazos - Hola Gen, como te va con tu papá y su viaje por el mundo - sonrió divertido.
— Nos va bien - sonrió Gustavo.
— Vamos pasa, ya les prepare la habitación - entraron a la casa - Viktor, ya llegaron.
— Hola Gustavo - sonrió Volkov estrechando la mano de Gustavo - Dios santo, cuánto ha crecido.
— Un año hace maravillas - sonrió Gustavo.
— ¿Un año? ¿Ya camina? - dijo Volkov tomando a la bebé en brazos.
— Pruébalo - sonrió divertido.
La pareja se miró, bajaron con sumo cuidado a la pequeña rubia, Volkov tomó sus pequeñas manos y Horacio se agacho estirando sus manos para que ella caminara hacia él.
Gustavo sacó una liga de su chamarra y amarró su cabello, mirando como su hija tomaba la confianza y fuerza para sostenerse unos segundos y dar unos cuantos pasos hasta llegar a Horacio.
— Eso es - celebró Volkov - Ya camina la princesa.
— ¿Hace cuanto que camina? ¿Por qué no me dijiste?
— Hace meses que se sostenía, tomándose de mi pierna, pero no podía dar un paso - suspiro - Hasta hace como un mes que me sorprendió dando sus primeros pasos, ella sola se levantó de la arena y caminó hacia donde estaba. No estaba lejos de ella, fueron como cinco pasos los que dio - sonrió mirándolos - Estábamos en Sacramento cuando esto paso.
— ¿Fuiste a casa? - dijo Horacio.
— Si, hace dos semanas que fuimos a casa - suspiro y rasco su nuca.
— Gen y yo saldremos a buscar la cena - dijo Volkov cargando a la bebé - Los dejamos.
Volkov sabía que ellos necesitaban una charla larga y tendida, solo ellos.
— ¿Cómo te sentiste? - dijo Horacio dándole una cerveza.
— Creí que después de todo el año que pasó, llegar a casa se sentiría diferente - suspiro y le dio un gran trago - Sentí un gran vacío al entrar en ella, incluso ella lo sentía - carraspeo - Voy a vender la casa.
— ¿En serio? Creí que la tendrías.
— No puedo tenerla, su ausencia me quema - suspiro.
— Gustavo deberías pensarlo, puedes tenerla ahí - lo miro - Toda tu vida está ahí.
— Mi vida se fue cuando mi esposa murió - lo miro - Esa casa era mi vida con ella. Necesito una casa donde solo seamos mi hija y yo.
— Mira Gustavo, deja la casa como esta y compra una con la que te sientas cómodo con Gen - suspiro - Quieras o no, algún día ella querrá saber donde vivió sus primeros días de vida con sus padres.
— Supongo que tienes razón - le sonrió - ¿Hay buenos vecindarios aquí?
— ¿Qué? - lo miro.
— Ya escuchaste, un vecindario aquí ¿lo hay?
— Posiblemente no lo se - sonrió - ¿Te quedaras? ¿Aquí?
— Tal vez, aun no pienso establecerme en un lugar, pero me gustaría tener algo aquí cerca de ti para que cuando llegue a venir no invada su vida matrimonial.
— No invades nada Gustavo, sabes que Viktor los quiere - le sonrió - Pero si quieres eso, tengo un piso en la playa.
— Tienes tu pisito en la playa - le hizo burla y los dos rieron.
— Cállate, lo usamos cuando tenemos tiempo libre lo que jamás pasa - le sonrió - Podemos ir mañana y te quedarás unos días ahí.
— Perfecto, pero no me quedaré mucho, pienso irme en una semana - le sonrió.
— ¿A dónde irán esta vez?
— Las vegas, tengo una amiga ahí y dijo que hay buenos lugares donde puedo visitarlos con Gen - sonrió - Volveremos cuando sea mayor de edad para ir a los casinos.
— Las Vegas ¿eh? - sonrió - Me alegro por ti.
— Disfrutaré este tiempo con ella, antes de establecerme en algún lugar - suspiro - Quiero darme una ducha.
- Arriba está todo, sube yo esperare a Viktor.
[...]
Mientras tanto Viktor se paseaba por el mini súper con su sobrina.
— ¿Volkov? Demonios casi no te reconozco con esa niña.
Volkov miró a su jefa, la dueña de Los Santos, la Superintendente de la policía, tenía su típico traje de trabajo, camisa blanca arremangada, pantalones negros y botas, su cabello n***o amarrado en un moño alto y sis lentes oscuros.
— Conway - sonrió Volkov, sosteniendo que la bebé no se cayera - Es mi sobrina.
— ¿Sobrina? - lo miro confundido.
— Es la hija del hermano de Horacio.
— Oh cierto, su mujer murió cuando dio a luz - dijo Conway agachándose para ver a la bebé, se quitó sus lentes oscuros - Hola preciosa - sonrió tomando una de sus manitas - ¿Ya camina?
— No camina muy bien, la estaba ayudando - sonrió Volkov.
— Ven aquí nena - tomó su mano y comenzó a dar pasitos con ella.
— Te ves bien - sonrió burlón - Tal vez Gustavo necesite una niñera.
— Callate anormal.
Aradia sostenía la mano de la pequeña niña que la miraba con curiosidad, pero que se dejaba llevar por ella.
— ¿Quieres conocerlo? Está en casa - sonrió - Se quedará solo unos días.
— ¿Unos días? – frunció el ceño.
— Gustavo está recorriendo el país con ella, empezó un mes después de que murió su esposa.
— Interesante - la bebé tropezó y casi caía, pero Conway la cargo - Suficiente caminar - lo miro - ¿Cómo es él?
— Eso suena a interés - dijo burlón - Ven a casa y conócelo, no es como si conocieras al amor de tu vida - se acercó - Bueno, él no es ningún chico con los que te acuestas una noche y los olvidas - soltó una risita.
— En mi vida te vuelvo a contar mi vida privada - soltó Conway molesta.
No era secreto que Conway acostumbraba a acostarse con chicos universitarios, jóvenes y hormonales, para sacar sus ganas. Les pagaba y se olvidaba de ellos. Tampoco era secreto que era una de las mujeres deseadas por todos los hombres y mujeres de Los Santos.
Volkov y Horacio habían hablado hace tiempo de presentar a Gustavo y Aradia, tal vez ambos podrían conectarse y acoplarse juntos.
Y tal vez ahora era el momento de hacerlo.
Todo comienza con una buena cena en familia...