Capítulo 1

1271 Words
Los santos, después de mucho tiempo regresaba al lugar en donde su única familia se había establecido. Siendo esa la primera vez que llegaba a Los Santos con su pequeña hija. Gustavo era un ex policía que se hacía cargo de las acciones de su esposa, pero cuando ella murió al dar a luz a su hija, dejó todo atrás y emprendió un viaje por todo el mundo, viendo crecer a su hija en países diferentes. Hasta que después de un año, decidió volver a América. — Esto es increíble - sonrió Horacio al verlo bajar de su camioneta todo terreno - Por fin su gran travesía los trajo a Los Santos. — Queríamos peligro y paz al mismo tiempo y saliste tú - sonrió divertido, se acercó y lo abrazó fuerte - Hola hermano. — Hola - se sonrieron - ¿Dónde está la bebé del viaje? Gustavo soltó una risita, abrió la puerta de la camioneta y cargo a su hija en brazos. — Aquí está la niña hermosa - acomodo su sudadera. — Esta enorme - la tomó en brazos - Hola Gen, como te va con tu papá y su viaje por el mundo - sonrió divertido. — Nos va bien - sonrió Gustavo. — Vamos pasa, ya les prepare la habitación - entraron a la casa - Viktor, ya llegaron. — Hola Gustavo - sonrió Volkov estrechando la mano de Gustavo - Dios santo, cuánto ha crecido. — Un año hace maravillas - sonrió Gustavo. — ¿Un año? ¿Ya camina? - dijo Volkov tomando a la bebé en brazos. — Pruébalo - sonrió divertido. La pareja se miró, bajaron con sumo cuidado a la pequeña rubia, Volkov tomó sus pequeñas manos y Horacio se agacho estirando sus manos para que ella caminara hacia él. Gustavo sacó una liga de su chamarra y amarró su cabello, mirando como su hija tomaba la confianza y fuerza para sostenerse unos segundos y dar unos cuantos pasos hasta llegar a Horacio. — Eso es - celebró Volkov - Ya camina la princesa. — ¿Hace cuanto que camina? ¿Por qué no me dijiste? — Hace meses que se sostenía, tomándose de mi pierna, pero no podía dar un paso - suspiro - Hasta hace como un mes que me sorprendió dando sus primeros pasos, ella sola se levantó de la arena y caminó hacia donde estaba. No estaba lejos de ella, fueron como cinco pasos los que dio - sonrió mirándolos - Estábamos en Sacramento cuando esto paso. — ¿Fuiste a casa? - dijo Horacio. — Si, hace dos semanas que fuimos a casa - suspiro y rasco su nuca. — Gen y yo saldremos a buscar la cena - dijo Volkov cargando a la bebé - Los dejamos. Volkov sabía que ellos necesitaban una charla larga y tendida, solo ellos. — ¿Cómo te sentiste? - dijo Horacio dándole una cerveza. — Creí que después de todo el año que pasó, llegar a casa se sentiría diferente - suspiro y le dio un gran trago - Sentí un gran vacío al entrar en ella, incluso ella lo sentía - carraspeo - Voy a vender la casa. — ¿En serio? Creí que la tendrías. — No puedo tenerla, su ausencia me quema - suspiro. — Gustavo deberías pensarlo, puedes tenerla ahí - lo miro - Toda tu vida está ahí. — Mi vida se fue cuando mi esposa murió - lo miro - Esa casa era mi vida con ella. Necesito una casa donde solo seamos mi hija y yo. — Mira Gustavo, deja la casa como esta y compra una con la que te sientas cómodo con Gen - suspiro - Quieras o no, algún día ella querrá saber donde vivió sus primeros días de vida con sus padres. — Supongo que tienes razón - le sonrió - ¿Hay buenos vecindarios aquí? — ¿Qué? - lo miro. — Ya escuchaste, un vecindario aquí ¿lo hay? — Posiblemente no lo se - sonrió - ¿Te quedaras? ¿Aquí? — Tal vez, aun no pienso establecerme en un lugar, pero me gustaría tener algo aquí cerca de ti para que cuando llegue a venir no invada su vida matrimonial. — No invades nada Gustavo, sabes que Viktor los quiere - le sonrió - Pero si quieres eso, tengo un piso en la playa. — Tienes tu pisito en la playa - le hizo burla y los dos rieron. — Cállate, lo usamos cuando tenemos tiempo libre lo que jamás pasa - le sonrió - Podemos ir mañana y te quedarás unos días ahí. — Perfecto, pero no me quedaré mucho, pienso irme en una semana - le sonrió. — ¿A dónde irán esta vez? — Las vegas, tengo una amiga ahí y dijo que hay buenos lugares donde puedo visitarlos con Gen - sonrió - Volveremos cuando sea mayor de edad para ir a los casinos. — Las Vegas ¿eh? - sonrió - Me alegro por ti. — Disfrutaré este tiempo con ella, antes de establecerme en algún lugar - suspiro - Quiero darme una ducha. - Arriba está todo, sube yo esperare a Viktor. [...] Mientras tanto Viktor se paseaba por el mini súper con su sobrina.  — ¿Volkov? Demonios casi no te reconozco con esa niña. Volkov miró a su jefa, la dueña de Los Santos, la Superintendente de la policía, tenía su típico traje de trabajo, camisa blanca arremangada, pantalones negros y botas, su cabello n***o amarrado en un moño alto y sis lentes oscuros.  — Conway - sonrió Volkov, sosteniendo que la bebé no se cayera - Es mi sobrina. — ¿Sobrina? - lo miro confundido. — Es la hija del hermano de Horacio. — Oh cierto, su mujer murió cuando dio a luz - dijo Conway agachándose para ver a la bebé, se quitó sus lentes oscuros - Hola preciosa - sonrió tomando una de sus manitas - ¿Ya camina? — No camina muy bien, la estaba ayudando - sonrió Volkov. — Ven aquí nena - tomó su mano y comenzó a dar pasitos con ella. — Te ves bien - sonrió burlón - Tal vez Gustavo necesite una niñera. — Callate anormal. Aradia sostenía la mano de la pequeña niña que la miraba con curiosidad, pero que se dejaba llevar por ella. — ¿Quieres conocerlo? Está en casa - sonrió - Se quedará solo unos días. — ¿Unos días? – frunció el ceño.  — Gustavo está recorriendo el país con ella, empezó un mes después de que murió su esposa. — Interesante - la bebé tropezó y casi caía, pero Conway la cargo - Suficiente caminar - lo miro - ¿Cómo es él? — Eso suena a interés - dijo burlón - Ven a casa y conócelo, no es como si conocieras al amor de tu vida - se acercó - Bueno, él no es ningún chico con los que te acuestas una noche y los olvidas - soltó una risita. — En mi vida te vuelvo a contar mi vida privada - soltó Conway molesta. No era secreto que Conway acostumbraba a acostarse con chicos universitarios, jóvenes y hormonales, para sacar sus ganas. Les pagaba y se olvidaba de ellos. Tampoco era secreto que era una de las mujeres deseadas por todos los hombres y mujeres de Los Santos. Volkov y Horacio habían hablado hace tiempo de presentar a Gustavo y Aradia, tal vez ambos podrían conectarse y acoplarse juntos. Y tal vez ahora era el momento de hacerlo. Todo comienza con una buena cena en familia...
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