Si por algo Helena siempre fue castigada durante su infancia por la madre superiora, fue porque nunca se quedaba callada en las situaciones donde la chica consideraba que era injusto. Por más que le decían que habría consecuencias si enfrentaba a los trabajadores sociales que iban a inspeccionar el orfanato porque habían puesto que “no hacía falta nada” en su reporte, la verdad es que nunca tuvo miedo. Gracias a su rebeldía empática había logrado dormir de nuevo en una cama y tener una cobija extra para las noches de tormenta donde hacía mucho frío. Esa rebeldía empática era la que en ese momento le estaba dando a Pato una cachetada con guante blanco. Lo había puesto en su lugar de una manera que el muchacho nunca había experimentado. Una de las cosas que más le molestaban a Maximilian