Si a la Helena del pasado le hubieran dicho la manera en cómo su yo del futuro conseguiría esposo, sin duda alguna, se habría reído. Sin embargo, estaba ahí, en ese momento presente con Pato arrodillado frente a ella pidiéndole que llevaran su matrimonio a algo real.
El corazón le latía con fuerza y las manos le sudaban al ver al hombre frente ella con una mirada esperanzadora en ella. Era verdad que el tiempo se había detenido entre ellos y sus voz no funcionaba debido a la dichosa conmoción que sentía.
— ¿Estás hablando en serio? —le preguntó Helena con apenas un hilo de voz y las lágrimas de felicidad a punto de desbordar.
— Jamás en mi vida he hablado tan en serio como ahora —reafirmó Pato, hincado ante ella y sin dejar de verla con la adrenalina a tope por no saber cómo responder
