Capítulo 9. Me quiso besar a la fuerza y yo solo lo mordí. Sebastián Por alguna extraña razón luego de ver ingresar a mi esposa a la cita de conciliación algo me decía que no debía dejarla ir, ya había quedado con mi abogado sobre lo que haríamos, tenía pensado hacer que esa niñita se vea obligada a vivir en mi casa, pensaba hacerla mi empleada para atormentarla por todos los años que he vivido sin mis padres, pero luego de ver a tremenda mujer, mi pensamiento sobre la manera de torturarla cambio mucho. Su abogada parecía ser excelente, lamentablemente mi esposa no había leído por completo nuestro contrato matrimonial, y mucho menos se lo había entregado a su abogada, cuando ya habíamos terminado de decir los puntos por los cuales ese divorcio nunca se podría dar, su abogada intenta que