Capítulo 31. No quiero seguir casada con él. Giulietta regresa al laboratorio a trabajar, ella conoce al paciente, el pobre es un indigente que se queja de constantes dolores, así que pone todo su empeño en quitarle los dolores, la mujer se pasa días y noches intentando mejorar la droga creada por ella, gracias a los aportes dados por el indigente sobre todo lo que sentía cada vez que Giulietta le inyectaba su fármaco ella pudo ir modificándolo hasta mejorarlo y llegar a la perfección. En dos meses Giulietta no había tenido tiempo de pensar en nada, ella solo era la eminente y poderosa biotecnóloga Giulietta Dalmasso, todos en los laboratorios SCBiotech limpiaban el suelo por el que caminaba, desde que el indigente había comenzado a tener una vida decente libre de dolor, nadie discutía