Caleb Garnol.
¿Cómo se le ocurre? Bebo de golpe el trago siento como quema mi garganta, gruñó con enojó lanzando el vaso al suelo, me siento en la silla llevando mis manos a mi cabello con frustración.
Cierro mis ojos soltando todo el aire recostando mi cabeza el la silla, aún siento sus labios justo a los míos, solo fue un toque, algo mínimo, pero a causado que todo mi organismo se altere, si de por si con solo verla su imagen desnuda volvía a mi mente y su olor hace es mí un calvario, ahora su toque y la imágen de ella dándose placer está haciendo estragos en mi cuerpo.
Solo han pasado unas horas, unas largas horas dónde no pude pegar el ojo al saber que tengo a la causante de mis desvelos en la otra habitación.
Llevo mi mano a mis labios liberando una risa ronca aún siento sus labios juntos a los míos, aún siento como mis manos picaban por enterrarlas en su cabello y profundizar ese beso.
Gruñó al escuchar sus palabras en mi cabeza como un taladro.
¿Cómo voy a fingir? Si siento sus labios aún vivos sobre los míos, ya mucho me he controlado con solo evitarla.
Evite ir a la casa, evite cualquier contacto posible con ella, no podía verla y hacer como si nada de lo que he visto jamás hubiera pasado y ahora esto, ¿Ella quiere acabar con mi cordura?
Miro la hora en el reloj de la oficina son las seis y media de la mañana y no he pegado un ojo, cuando cerraba mis ojos ella venía a mi mente y está volaba tanto.
¿Ella siente lo mismo que yo? Si debe ser así, con solo decirme eso y en la forma en que su cuerpo vibraba junto al mío es de esa forma ¿O tal vez ella se está imaginando a otra persona? No imposible.
Mi teléfono suena, miro el remitente y gruño con enojo.
Maldición, ¿Por qué fui a buscarla? No debí hacerlo ni mucho menos besarla, pero tenía que saber si era diferente.
Flashback.
Salgo de la casa sin mirar atrás, Bia me da una mirada al pasar por su lado, pero solo la ignoró.
—Caleb ¿Puedo tomar un cepillo de tu baño? Aurora no tiene el suyo .—Freno mi huída.
—Claro .—Me meto en el auto encendiéndolo, no espero su respuesta, salgo cuando él señor Pedro abre la reja saliendo de allí a toda velocidad.
Mi respiración es un caos, su imagen dándose placer no abandona mi mente. Debí haber esperado otro poco, pero no tenía que ir a hablar con ella, al escucharla gemir la sangre me círculo con rapidez, pensé lo peor, pero al llegar a su cuarto fue como si un balde de agua fría cayera sobre mi cuerpo, verla allí con sus piernas abierta en esa silla, con su cabeza echada hacia atrás, sus pies en punta, su respiración acelerada, y esas manos en su sexo me hizo salivar.
Fue como si algo abriera más mi mente, verla allí gimiendo, entregandose al placer, como abría sus piernas para darles acceso a sus manos en su sexo, debe ser una delicia estar dentro suyo, verla allí poseída por la tentación, me hizo darme cuenta que jamás la volvería a ver cómo mi hermana, no más.
Verla como adentraba sus dedos en su sexo, como tocaba su punto, como con su otra mano masajeaba sus senos, como mordía sus labios fue una imagen digna para un autoretrato solo para mí, fue un imágen digna de ser veneraba solo por mí.
Cómo esa piel pulcra se teñía más de rojo, como sus gemidos eran música para mí oídos, al ver escucharla gritar de placer al alcanzar el éxtasis me hizo darme cuenta, que deseaba ser yo la causa.
Al salir de esa bruma bajé deprisa, sin despojarme de la ropa me tiré a la piscina, intentando que mi pene volviera a la normalidad.
Pero nada ocurrió.
No pude estar más allí, no lo logré y más cuando casi nos besamos.
Pise el acelerador derrapando en una curva, mi cuerpo tenso y mi pene erguido solo por su causa, solo por pensarla me tiene sin sueño.
Soy un maldito enfermo de mierda, golpeó con fuerza el volante al estacionarse enfrente de la casa de la persona que estoy buscando, abro la puerta del carro saliendo de allí.
Camino con rapidez después de trancar el auto, me importa una mierda de que hora es, solo necesito desahogarme, tocó su puerta con fuerza, me importa muy poco despertar a los vecinos, cuando la puerta es abierta atacó sus labios, sin dejarle respirar.
Paso mis manos por su cuerpo apretando su culo grande, ella gime en mi boca, pero no son los gemidos que quiero, este no es el cuerpo que deseo y no son los labios que me vuelven loco.
—No eres ella .—Me alejó de su cuerpo observando sus pupilas dilatadas, su cabello revuelto y su ropa desecha.
—¿Qué? —Su voz sale rasposa, sus ojos marrones me miran con deseo puro.
—No eres ella .—Me alejo cuando intenta tocarme.
—¿No me estás haciendo esto Caleb?—Intenta llegar a mi &Caleb no me dejes así .—Hace un puchero que en ella no se ve para nada bien.
—Llama a alguien para que te alivie porque no seré yo .—Doy la vuelta —Y ni se te ocurra decirle algo a Aurora .—Me doy la vuelta—Donde me enteré que le comentaste algo te irá mal .—Ella se cruza de brazos.
—¿Sabes que en cualquier momento ella te dejará? —Me mira con arrogancia, le sonrió sabiendo perfectamente que eso jamás va a pasar.
Salgo de allí escuchando sus alaridos, me monto en el auto pisando el acelerador.
Fin del flashbacks.
—¿Joven Caleb, se encuentra bien? —Niego con la cabeza mirando a mi secretaria, le doy una mirada apenada.
—Lo siento, me metí demasiado en mis pensamientos .—La señora María asiente con una sonrisa, ella ha sido mi secretaria desde que inicié, fue la secretaria de mi padre y ahora es la mía.
Una señora de sesenta años, pero es tan eficiente que me temo que no voy a encontrar a alguien más como ella, cuando decida que ya es hora de irse.
—Debes dormir más joven Caleb .—Me regaña dejando mi desayuno en la mesa aún extremo de la oficina.
—Lo sé, solo que estos días han estado estresados para mí .—Ella me regala una sonrisa sincera.
—La señorita Aurora ya es mayor señor, no se preocupe por ella .—Asiento hací ella, me acerco sentándome en el sillón.
—Me retiro, joven Caleb .—Se da vuelta—Oh, la señorita Denigues lo está esperando afuera.—Trago la comida asintiendo.
—Dígale que puede pasar —
María se retira dejando pasar a Bianca con una sonrisa gigante, mueve un sobre sobre su cabeza y da un un giro para luego mover su cuerpo.
—Hola bombón.—Me sonríe, sus ojos brillan con intensidad y no deja de mirar el sobre en sus manos.
—Hola Bianca ¿Que te trae por aquí?—Ella se sienta en el posabrazos del mueble moviendo la carpeta.
—Solo vine a darte esto .—Me lo extiende—Leelo cuando esté solo .—Se levanta —Tuve que mover muchos hilos para que me dieran eso lo más rápido posible así que te deseo suerte .—Camina saliendo de la oficina, miro el sobre dispuesto a leerlo, pero soy detenido cuando la puerta es abierta con fuerza.
Frunzo las cejas al ver a Gaviota caminar hacia donde me encuentro enfadada.
—Lo siento joven Caleb, ella me empuja y no pude detenerla .—Miró a María que tiene su frente rota.
—Tranquila María, ve a qué te atiendan—-Ella nos da una mirada para luego irse.
—Que sea la primera y última vez que golpeas a María o alguno de mis empleados .—La miro, ella me regala una sonrisa —La próxima vez serás echada de la empresa no importa cuanto grites—
—¿Se puede saber porque me dejaste de esa forma está madrugada? —
—Porque quise —
—Caleb, estoy hablando en serio .—Niego cuando el apetito se va.
—Yo también, tú y yo no somos nada, por esa razón, además de que no eres ella .—Ella frunce sus cejas.
—¿No soy ella? —
—Si, así que te agradecería mucho si te vas tengo muchas cosas que hacer .—Camino hasta la silla, hago una mueca cuando escucho su chillido.
—No me puedes hacer esto .—La miró con los brazos cruzados.
—¿Hacerte qué? No tenemos nada, así que te pido que te vayas, estoy siendo caballero, Gaviota ¿Deseas que llame a seguridad y te saquen a la fuerza? —Ella me mira con odio, se da vuelta, pero antes de irse la detengo—Si dices una palabra sobre lo que pasó está madrugada, Gaviota no me temblará la mano para hacer que pagues .—Ella traga con fuerza al verme por encima de su hombro.
—Algún día ella se irá, tú apreciada hermana te dejará solo .—Asiento hacia ella, sale dando un portazo.
Suelto mí corbata, sentándome en la silla suspirando.
Pero toda tranquilidad se esfuma al verla entrar, sus pisadas seguras, su cabello n***o largo suelto, su mirada verdosa, su cuerpo enfundado en hermoso vestido color crema suelto. Aurora es perfecta ante mis ojos, muchas veces la he escuchado quejarse de su cuerpo, por según ella no tener tanto senos o nalgas, por ser flaca, pero para mí ella es perfecta.
Todo en su puesto, cada cosa justa.
Trago saliva maldiciendo.
Mi ángel lleno de pecado envuelto en una sonrisa hermosa y una mirada que me envuelve.
Estoy enfermo por desear a alguien que no debo.
Enfermo por querer poseer a la persona que jamás le tengo que poner una mano encima.

me equivoqué de capítulos, estaba tan cansada que termine montando los que no eran...
Ya vuelvo trayendoles más, yo escribo sobre la marcha, pero este es un libro que ya tengo 19 capítulos escritos, pero los estoy editando, así que por eso los traigo.
nos leemos pronto.