—¿Evan?—la señora Wesley le hablo de nuevo, mostrándose tan tranquila, él en verdad no entendía si lo que le dijo era real —Señora, con todo respeto, pero, ¿está loca o qué?—con su mirada seria, miraba a la señora, limpiaba en su boca y en pantalón, los rastros de la bebida tirada —No, Evan, ¿qué no te das cuenta de que te estoy dando el permiso de que hagas lo que deseas con mi hija?—ella se cruzó de piernas, bebiendo su whisky y mostrándose contenta —¿Acaso me la está ofreciendo? ¿Considera que me le está vendiendo?—él la mira un poco incrédulo, no creía que ella fuese capaz de hacer eso —Tómalo, como tú quieras, dime, ¿que piensas?—ella sigue mostrándose contenta, como si no le importara lo que su hija llegue a opinar —Su hija me gusta, la verdad que es alguien que me llama mucho l
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