EL INICIO DEL DESTINO

1003 Words
A sus 5 años Lucía Prado lo tenía todo en la vida, una casa linda con un gran jardín, padres amorosos y un hermano mayor que siempre la protegía, el cual debido a su inteligencia en los negocios sería la cabeza de la empresa que su padre y su mejor amigo habían formado juntos. Con tan solo 12 años Andrés Evans no tenía la misma suerte. Nació en un matrimonio por conveniencia entre dos millonarias familias. Su madre le dio todo el amor que podía, a pesar de la triste vida que llevaba. Su padre y abuelo, hombres fríos concentrados en el trabajo y el dinero, fueron incapaces de darle una palabra de cariño, ni siquiera en el funeral de ella… La única persona que escuchaba su padre, Damian, era a su socio y mejor amigo de la infancia, Martín. En la universidad la familia de Martín había quedado en la quiebra, teniendo que trabajar para pagar su carrera, decidido a crear un sistema inteligente que revolucionaría la forma de trabajar. Pero con a penas 19 años Sonya, su novia de toda la vida y él terminaron embarazándose, deteniendo sus estudios y su ambicioso proyecto. Teniéndole completa fe a la inteligencia de su mejor amigo, Damian decidió proponerle una alianza. Invertiría su dinero y se encargaría de la parte comercial de este proyecto, pagando además sus gastos, los estudios de él y de Sonya, a cambio de ser socios. Esta había sido una excelente decisión para ambos, pues AB32 (nombrado así por el número del departamento donde todo inició) en pocos años pasó a ser una millonaria empresa tecnológica, número 1 del país y una de las más reconocidas en el mundo. Además de todo, Damian se había convertido en el padrino de Matt, el hijo mayor de su amigo, un chico que naciendo con el don de los negocios demostró desde su infancia el interés que tenía por trabajar con ellos. Es que a sus 23 años, el joven se había graduado con honores de la Universidad, ingresando a trabajar en la empresa familiar donde consiguió pasar a dirigir su primer equipo en el área de desarrollo, demostrándole así a todos que habría un nuevo sucesor cuando llegara el momento. EL DÍA 0 - Andrés, no estés enojado conmigo. - Deja de seguirme Lucía, por tu culpa no podré ir a la presentación de Matt, si no hubieras sido necia al subirte a ese árbol no me hubiera dañado mi brazo por salvarte y podría ir hoy. Encima de todo ni siquiera puedo pintar. - Lo siento - sollozó la niña - prometo nunca más lastimarte Andrés, voy a hacer lo que me digas pero no estés enojado conmigo. - ¡Deja de pelear con Lucía! - Gritó Damian – en lugar de estar lloriqueando por no ir, deberías estudiar, tu primo a tu edad ya dominaba 2 idiomas. - Lo sé padre. Quería terminar el cuadro que le hice a Matt para su oficina – dijo con voz triste agachando la cabeza. - ¡Tonterías! Invierto tanto en tu educación para que hagas dibujitos, ¿cuándo dejarás de ser un niño y aprovecharás tu tiempo en lugar de estar jugando? - No seas tan duro con él tío, ya quisiera yo tener su talento – entró diciendo el joven, usando un perfecto traje oscuro y acomodando los botones de las mangas de su camisa. – Hey – llamó la atención del pequeño agachándose para verlo a los ojos y levantando su rostro – cuando sanes terminarás ese cuadro y te prometo que estará en mi oficina para siempre, después de todo estará firmando por mi pintor favorito – le guiño uno de sus ojos mientras le dedicaba una sonrisa. El rostro del niño se iluminó por completo, viendo con admiración al que era su persona favorita, pues a nadie admiraba más Andrés que a Matt, era su ídolo. - No deberías alentar que pierda el tiempo – dijo el imponente hombre frente a él. - Te lo digo enserio tío, un día sus pinturas nos harán ganar millones. – Abrazó al hombre y lo hizo ver hacia la pared donde colgaba un bello cuadro mientras apuntaba con su mano - imagina esto, nuestra tecnología aplicada en hermosos productos que no solo permitan espacios más inteligentes sino hermosamente personalizados, su talento solo necesita ser enfocado y volveremos a innovar. - Solo tú puedes lograr que cualquier idea suene brillante, estaremos en buenas manos – le dio una media sonrisa, palmeó su espalda y caminó en dirección a la puerta. - En las mejores - apoyó Martín mientras luchaba con su corbata. - Ni lo duden, empezando porque él sabe colocarse bien sus corbatas - replicó su esposa mientras se la acomodada. - Se los digo, podemos desde ya dormir tranquilos que tenemos quien nos dé el relevo cuando llegue el momento. - Finalizó Damian mientras salía del lugar. - Pero hasta que ese día llegue te encomiendo la tarea más importante del mundo – regresó a ver al pequeño, tomó a la niña en brazos dándole besos en la mejilla – cuidar al tesoro más precioso que tengo, solo confío en ti para eso, ¿lo prometes? - Lo prometo Matti Matt. - Y tú, promete hacerle caso a Andy, no más malas decisiones, ¿ok bonita? - Ok bonito – besó a su hermano y le dio un gran abrazo. Faltando pocas horas para el evento y con un largo camino por recorrer desde la casa de vacaciones al lugar de la fiesta, los adultos se despidieron de ambos niños para partir. - Adiós mami, adiós papi. - ¡¡Adiós mi amor!! – dijeron ambos en coro a la pequeña. - Que te vaya bien padre. - Pórtate bien por favor, como un Evans lo haría. Años después, ese momento seguiría grabado en la memoria de ambos, como la última vez que vieron a sus padres. Pues producto de un mal clima, ninguno de los 4 llegó a su destino…
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