CAPÍTULO SIETE Keri no tenía el control y eso la disgustaba. Se forzó a sí misma a no dejar traslucir su frustración pero era difícil. Temía que si se mordía más duro la lengua, esta sangraría. Debido a que estaban a punto de allanar un almacén que podría albergar a una red de prostitución, manejada por un notorio y brutal proxeneta, que poseía un pequeño ejército, un equipo SWAT del Departamento de Policía de Los Ángeles había sido llamado. Ellos montaban el espectáculo. Keri y Ray permanecían junto al equipo, que se había desplegado a una cuadra de la bodega. Escuchaban al líder del equipo dar las instrucciones finales. A su señal, la mitad del equipo entraría por el frente y la otra mitad por la puerta de atrás. A Keri y Ray se les permitiría unirse una vez el lugar fuese seguro. Ke