CAPÍTULO SEIS Keri trató que el corazón no se saliera de su pecho mientras se hallaba agazapada detrás de un arbusto al lado de la casa de Dean Chisolm. Se forzó a sí misma a respirar más despacio y en silencio, con el arma agarrada entre sus manos mientras aguardaba a que los oficiales uniformados tocaran la puerta principal. Ray estaba en un sitio parecido al de ella al otro lado de la casa. Había otros dos oficiales en el callejón de atrás. A pesar del fresco que hacía, Keri sintió que una gota de sudor corría por su columna, justo bajo su chaleco antibalas, y trató de ignorarla. Eran pasadas las 7 p.m. y la temperatura estaba por debajo de los diez grados, pero ella había dejado su chaqueta en el carro a fin de tener una mayor libertad de movimiento. Podía imaginar lo pegajosa de sud