CAPÍTULO VEINTE Keri se sentó en la parte trasera de la patrulla, bastante aturdida, mientras la llevaban de regreso a su apartamento. Todo lo que le había sucedido desde que había recobrado el conocimiento parecía ser parte de un sueño en el que por un lado participaba y por el otro observaba. Había sido reanimada por otro conductor que se había topado con su humeante y accidentado auto. En cosa de minutos, una patrulla había arribado y había tomado nota de todo lo que ella podía recordar: la descripción del hombre y de su van, el número de la placa, y por supuesto, hasta el último detalle de la apariencia de Evie. Cuando hubo descrito todo a los oficiales, se sintió como si estuviera bajo el agua. Lucían brillantes e indistinguibles y sus voces sonaban lejanas. Sabía que debía estar
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