CAPITULO 5

2282 Words
Allí parada estaba esa persona, su mirada llena de furia hacía que los gemelos sintieran pavor, nunca creyeron que los atraparían en sus travesuras, porque esta no era la primera vez que hacían estas cosas, ya otras amigas de su madre los habían complacido, por eso eran siempre invitados a las fiestas juveniles, lo que nunca presintieron de que eran vigilados por alguien fiel a su madre. Alguien que jamás los ayudaría en sus travesuras, alguien que jamás le mentiría a su madre, que no tendría ni un pelo en la lengua para informarle a su amiga lo que descubriera sobre sus hijos y ese alguien era el incondicional de Misael, quien había ingresado a la fiesta y los descubrió saliendo de las habitaciones con las dos mujeres. Adam trató de dar una excusa inocente —Hola, tío, nosotros fuimos a… Miraba a su hermano pidiendo ayuda y este completo la frase —Al sanitario tío, e… eso Misael no reclamo nada en aquel sitio solo ordeno —¡Nos vamos!, ¡despídanse del cumpleañero! Los dos como corderitos acataron la orden de su tío, fueron a despedirse del cumpleañero y los anfitriones, mientras su tío ya había salido para esperarlos en su auto, pues en el que llego lo manejaba un chofer, los chicos simplemente ingresaron en el asiento de atrás, iban muy nerviosos observando a su tío Misael que no decía absolutamente nada y eso era lo que más temían. Se miraban entre ellos, los nervios los estaban matando, cuando se percataron de que no iban a casa, el otro auto desapareció de su vista, mientras en el que estaban siguió de largo saliendo de la ciudad, ambos se extrañaron de ese giro, Misael estaciono el auto al pie de un árbol muy frondoso, al salir ordeno con voz grave. —¡Salgan! Ambos chicos salieron del auto con los nervios de punta, caminaron detrás de su tío, se adentraron a un bosque que estaba oscuro debido a la alta hora de la noche, la luna radiante apenas iluminaba el lugar, siguieron caminando unos minutos más y se divisó apenas una cabaña escondida en ese bosque, llegaron allí y los hizo que no se movieran mientras activaba un pequeño aparato que poseía, sonó un clic y se encendieron unas luces enceguecedoras Ingresó seguido de los chicos, en la puerta toco un ladrillo y se abrió un panel con un teclado, en el cual puso una contraseña, todo esto admirado por los dos vástagos Carter, la puerta se abrió, entraron todos y la puerta se cerró con un mecanismo automático. Misael llego hasta un escritorio en donde dejo encima las llaves, se recostó en el mismo para observarlos con su mirada, muy ,pero muy enojada. Los Carter estaban parados allí frente a su tío que de inmediato lanzo un grito de rabia —¡Ustedes son unos idiotas! ¿Qué mierda hicieron?, ¿acaso follaron a esas mujeres?, ¡tienen la edad de su madre! Ambos estaban callados, solo saltaron del susto cuando Misael golpeo el escritorio con mucha fuerza y gritó —¡Es la peor estupidez que han cometido!, su madre se va a enojar con ustedes, ¡maldita sea! Adam se atrevió a hablar, claro que muy nervioso y titubeando, seguido de su hermano Andrew —Tío, n… no las fo… llamos —Ellas nos… nos mamaron la polla La mirada iracunda de Misael los hacía sentir temor, cuando se escuchó un grito en esa estancia —¡Gran respuesta!, nos mamaron la polla, solo eso. Oh, sí, qué linda excusa tienen, ustedes saben bien lo que su madre les ha ordenado, ¡nada de sexo!. Como siempre, Andrew el más atrevido, siseó haciendo movimientos bruscos con sus manos —Pero tío, ya somos adultos, creo que debería tomar en cuenta eso mi mamá, dice que somos menores de edad, sin embargo, ya cumplimos dieciocho años, para lo que no somos adultos es para libar, para tomar licor, ¿por qué no entiende eso? Misael los oía con su corazón palpitando a mil por hora, se movió para reclamar —¿Que son adultos?, o sea que, porque tienen ya dieciocho años, ¿pueden tener sexo?, ¿hacer lo que se les venga en gana con las mujeres?, pues saben qué, ¡están totalmente equivocados!, ustedes todavía no tienen madurez, todavía están en el mundo de la fantasía, están dejando que esas viejas de mierda los toquen y su madre está creyendo, o mejor dicho está con toda la confianza de que ustedes obedecen sus órdenes Los dos gemelos se miraron entre sí, mientras Misael llego de nuevo hasta el escritorio para lanzar un reclamo vociferando —¡Esto no se los voy a perdonar!, desobedecieron a su madre, pero… ehm, solo quiero que no me mientan, ¿esta es la primera vez que esto sucede? Ambos tragaron grueso, un gesto casi imperceptible para cualquier persona, pero con un hombre de experiencia como su tío, lo noto de inmediato y volvió a vociferar. —¡Noooo!, ¡maldita sea! En la parte de afuera se escuchó un ruido de motor y después el golpe seco de la portezuela de un vehículo, la puerta hizo su pitido y se abrió, una figura imponente ingreso de espaldas, ambos chicos observaban sin reconocer al visitante hasta que se dio vuelta y los dos musitaron. —¡Joseph! Este los observo muy serio y se dirigió a Misael para indagar —¿Qué paso?, ¿para qué me llamaste?, y ahora ¿estos qué hicieron?, debe de ser algo grave para que me llamaras Misael le narro todos los hechos y era previsto la reacción del hermano mayor que soltó un gran aspaviento —¡Mierda!, pero ¿qué han hecho? ¡Par de imbéciles!, ¡carajo! Su respiración agitada era escuchada allí dentro, en ese silencio absoluto, se fue a sentar en el sillón detrás del escritorio, Misael, en cambio, caminaba de un lado a otro, ambos estaban callados, los gemelos estaban ahora mucho más tensos que antes, era su hermano quien estaba allí y eso era mala señal. La voz fría de su hermano escucharon ambos que ordenaba —¡Siéntense! Se sentaron en el sofá que se encontraba allí dentro, Joseph se puso de espaldas para llamar a alguien por el celular, hablo en voz baja unos minutos para después despedirse y se dirigió a Misael mencionando. —¡Ya viene! Andrew sin dejar de observar a su hermano mayor pregunto —Joseph, ¿quién… va a venir? Lo que recibió de respuesta fue un vozarrón disgustado —¡Que te importa!, ¡solo cállate y siéntate! Los gemelos se miraban sin comprender nada, los mayores conversaban entre ellos y a veces se rascaban la cabeza y negaban con la misma, eso impacientaba cada vez más a los chicos, se divisaron unas luces que se reflejaron en la pared que estaba frente a todos, ya que se filtró por la ventana de vidrio, Joseph se levantó y camino hasta la puerta, solo se escuchó la voz de Él. —Buenas noches, allá están sentados Los gemelos estaban de espaldas con temor de conocer la identidad del recién llegado, estaban agachados mirando hacia el suelo, cuando notaron un par de botas negras frente a ellos, alzaron la mirada y se encontraron con un cuerpo muy fornido con ropa militar, al llegar su recorrido de sus vistas para arriba reconocieron a su tío, el coronel y doctor Andrew Carter, que traía el semblante de pocos amigos. No pudieron siquiera saludarlo, porque hablo con voz gruesa y enojada —¡Párense ustedes dos! Como resorte se irguieron del sofá, sin quitar los ojos de encima de su malhumorado tío, un tío que los adora, sin embargo, cuando cometen algo indebido es un peón de la muerte, y eso estaba por demostrarse, ya que estaba enterado de las andanzas y argucias de sus sobrinos, lo que más le molestaba es que engañaran a sus padres, porque conocía que les tenían en alta estima, por eso el doctor Andrew hablo. —Ustedes dos, ¿son conscientes de la estupidez que han cometido?, ¿saben de qué estuvieron expuestos a enfermedades de transmisión s****l? Su sobrino llamado como Él reclamó dejándose llevar de que su tío los ama mucho —Pero tío, ya tenemos dieciocho años, ¿por qué tanto escándalo?, además nosotros no hicimos nada, ellas nos… ehm, nos chuparon la polla El otro Carter también recalcó asegurando — Nosotros no nos dejamos follar, papá nos advirtió que para eso está el condón, para no infectarnos, solo que Ambos observaban a su tío Andrew que no quitaba su mirada enojada para después el joven Adam mencionar mientras sus manos se movían involuntariamente debido a los nervios. —Tío, hay algo que… (miraba a los otros dos que estaban parados allí), algo que nadie sabe Andrew Jr, trato de callarlo pidiendo con miedo —Adam, ¡no lo digas!, por favor, eso no Este lo miró y le acotó —¡Lo siento!, pero es mejor que de una vez se sepa la verdad Se dio vuelta para decir de un sopetón a su tío Andrew —Tío, esas señoras amigas de mi mamá, nos han estado mamando la polla desde… ehm, ay, mi Dios Misael le reclamo enojado e histérico por saber la noticia —¡Qué mierda pasó, carajo!, ¡habla de una buena vez! Ese exabrupto fue calmado por Joseph que le puso sus manos en los hombros a su amigo —Espera hombre, déjalo hablar, es mejor saberlo todo El coronel Carter ordeno con su faz seria —Sigue Adam, dilo Andrew Jr, se adelantó manifestando —Ellas nos han hecho eso desde que cumplimos dieciocho años, en cada fiesta que hemos asistido, dicen que es nuestro regalo de cumpleaños Misael reclamo de inmediato —¿Eso han hecho esas dos brujas de mierda? Adam Jr inquirió —No, tío, fueron todas las amigas de mi mamá, nos hicieron prometer que… que no le diríamos a mi mamá y, en cambio, ellas nos harían pasar bien, que nos gustaría Andrew Jr, en cambio, menciono —Ellas se turnan, las dos de hoy eran las últimas, tienen un pacto, logré escuchar el otro día que estaban reunidas en la casa y mi mamá se levantó a la cocina para traer unos bocadillos, hablaban en voz baja, riéndose Otra vez tomo la palabra Adam Jr, para agregar —La otra semana tocaba ya la segunda ronda y… bueno, nos iban a… a enseñar a… ¡Follar! El grito de rabia del coronel Carter se escuchó cómo un estruendo allí dentro y quizá afuera en la grande y tupida arboleda oscurecida por la noche. —¡Hijas de puta!, Dianne se va a volver loca de que la han estado engañando, ¡Maldición!, Adam también se va a enojar, aunque no tanto, lo conozco, va a decir que ustedes son hombres y bla, bla, bla Joseph se adelantó para decir —Tío Andrew, yo lo que sé, es que no debemos dejar las cosas así, esto debemos decírselo a Dianne, ella tiene todo el derecho de saberlo, es su madre y además recuerda tío que ella impuso reglas para sus amigas y para estos dos, calenturientos Ambos chicos no despegaban la vista de encima de su tío Andrew, que comenzó a deambular de lado a lado esa pequeña sala de la cabaña, todos callaban porque conocían que Él estaba reflexionándolo todo, pensando qué hacer, que decir, ni siquiera Joseph se entrometía a indagarle nada, hasta que se quedó inmóvil y hablo con seguridad. —Bien, ya tengo todo planeado, ¡vámonos! Se encaminó hasta la puerta que se abrió en forma automática, salió Él primero, seguido de Misael que los miro lleno de furia y decepción, detrás Joseph que les dijo en voz baja señalando su auto estacionado frente a la cabaña. —Vamos, súbanse en la parte de atrás, se van conmigo En silencio ambos se subieron en el auto de su hermano mayor, que al ingresar detrás de ellos inhalo y exhalo en un largo suspiro para decir. —Por Dios, que ustedes no tienen componte, se dejan llevar de las ganas, de sentir que les agarran las pelotas, yo me pregunto, ¿en qué mierda estaban pensando? Ninguno contestaba nada, solo escuchaban los reclamos de su hermano que no paraba de hablar, de su madre, de la decepción que van a causarle, de lo desobedientes que se han portado, les decía que debieron tenerle confianza y decirle algo para aconsejarle, que para eso son los hermanos, llego el momento en que se estaban acercando ya a la mansión delos doctores Carter, ambos se miraron muy preocupados, porque estaban por llegar hasta la presencia de su madre, que cuando se enoja, Lucifer le queda corto. Todos los autos ingresaron hasta la mansión, todos bajaron, al final los gemelos, la mansión se encontraba a oscuras, pues, ya eran las cuatro de la mañana, el coronel entro primero, seguido de Misael, Joseph y al último los gemelos, llegaron hasta la sala en donde se sentaron. Allí estaba el coronel Carter agarrándose de la cabeza y a veces metiéndola entre sus rodillas, murmuraba palabras que nadie escuchaba, hasta que exclamo respirando largo para calmarse. —Bien, ¡llego la hora!, voy a avisarles que estamos aquí Ambos gemelos reaccionaron con su cuerpo que comenzó a sudar y a temblar, porque conocían a su progenitora y a su padre, miraban a su tío subiendo las escaleras, en pocos minutos se vendría la hecatombe y eso era terrible en su situación, porque su secreto fue descubierto.
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