Al otro día, terminamos de desayunar y agarro mi celular para llamar a Julia.
–Hola Leo.
–Julia, ¿como te sientes?
–Muy bien, ¿vos? ¿como esta todo?
–Muy bien.
–Hice la denuncia.
Suspiro de alivio.
–Menos mal, es lo mejor que pudiste hacer.
–Lo se, estoy más tranquila ahora, no se cuando irá a la cárcel.
–Por eso no te preocupes, el no te hará más daño, ¿Eduardo esta contigo?
–Siempre lo esta.
Sonrió.
–Me alegro mucho que esta volviendo la felicidad que mereces, en unos días nos vemos.
–Falta poco, no volví a saber de Lorenzo.
–Yo tampoco, espero que lo haya entendido.
–Espero.
Nos despedimos y corto la llamada, Anibal me mira con intriga.
–¿Y esa cara?
–Nada, estaba pensando en Lorenzo, ¿no supiste nada de él?
–Nada amor, no pienses en eso.
Suspiro y me abraza.
