Imelda después de ver a Daniel y descubrir que tiene una esposa sintió que el almuerzo le cayó mal. Así que se levantó nerviosa y se dirigió a la habitación que le dispuso el capataz en el segundo piso de la casona. Camino con paso lento por el gran pasillo donde habían varias habitaciones y recordó cuando el caporal le dijo que esa era la habitación matrimonial de su patrona. Mira la puerta en silencio y aprieta la boca. Siente ira y también muchos celos, de solo imaginar que ellos disfrutaran sus noches de pasión cerca de ella. Llego hasta la habitación e ingreso y cerró la puerta y quedo muy pensativa recordando. Cuando los escucho ella los vio bien hasta que él la vio a ella. La esposa se notaba molesta y desconfiada y sus preguntas así lo confirmaron. —Eres muy celosa— sonrió