En la casa de la manada Sur, en esa oscura habitación Madison comenzaba a recuperar la consciencia, se sentía adolorida y confundida, movió su cabeza soltando un quejido. –Madi –murmuró Dylan que no se había alejado de ella todo esté tiempo. –Dylan. –Soy yo, hermosa –respondió emocionado, no sabía que Madison pensaba que solo era otro de sus sueños que en ocasiones tenía con él. –No me dejes, por favor. –No lo voy a hacer, lo prometo. Dylan se acercó a tocar su mejilla, ella sintió esa chispa en todo su cuerpo, estaba a punto de abrir los ojos cuando los labios de Dylan se posaron sobre los de ella, respondió de inmediato, el beso se profundizó, él se acomodó sobre ella mientras sus labios jugueteaban, ella sintió su aroma y el cálido cuerpo, no lo había visto, nunca lo había be