Akira, La última loba blanca

Capítulo 4

Entramos a la dichosa cabaña, el chico estaba en la cocina moviendo unos recipientes, solo podíamos ver su espalda, giré alrededor y logré ver nuestras cosas en una esquina de la habitación, tomé a Hope del brazo y señalé las cosas, ella miró hacia el lugar entendiendo que debemos tomarlas y salir de aquí.

–Si las tomas te arranco el brazo –gruñó el chico sin voltearnos a ver.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo sabiendo que dice la verdad. Akira me pedía que le dijera la verdad, pero con cautela, solo las partes importantes porque al parecer percibe familiaridad, entonces lo entendí.

–Eres uno de ellos –aseguré –. Un hombre lobo.

–¿Lo es? –dudó Hope con asombro –. ¿Lo eres?

Lanzó algo al sartén que olía delicioso y continuo con su comida como si no hubiera dicho nada estúpido o asombroso, como si fuera una frase muy común para él.

–Te dije que aquí yo hago las preguntas.

–No has hecho ninguna –contesté.

–Porque no has respondido la primera.

–Ya te lo dije –gruñí –. Soy Madison Davis de Francia – respondí –. Je peux te parler en francais, i***t.

–La idiota eres tú que no entiende una pregunta.

Se dio la vuelta con dos platos de comida en la mano, los colocó en la mesa, regresó por el otro y las demás cosas.

–Coman.

Me hubiera encantado resistirme, pero todo olía delicioso y no había comido nada en casi un día, Hope se sentó al lado del chico que le sonrió llevando su mano hacía su cabello colocando el mechón suelto detrás de su oreja, escuché que su corazón latía muy rápido y bajó la mirada hacía su plato, tomé mi cubierto con hastío por tan ridícula escena.

–Supongo que mi amiga es tu pareja –escupí.

–¡¿Qué?!

Hope se alarmó por mis palabras y el chico gruñó en mi dirección.

–Sabes mucho de lobos –indicó –. Aunque eres muy tonta.

–¡Deja de llamarme así! –exclamé –. Yo no soy tonta.

El chico bufó con una sonrisa burlona, supongo que es un lobo y si hace todo lo que Hope le dice, le voy a demostrar que no soy ninguna tonta, así que tomé mi lugar de nuevo y me hable con un tono tranquilo.

–Hope, le puedes preguntar a Adrián si es un hombre lobo.

–Pero tú lo estás diciendo –murmuró.

Adrián se dio cuenta de mi intención y gruñó hacía mí.

–Pregúntale tú, por favor.

–Yo, bueno –titubeo.

–Por la noche el bosque se ve mucho mejor – interrumpió el chico –. ¿Quieres ir a dar un paseo?

–No dijiste que no podíamos salir.

–Tú no puedes salir –me señaló –. No hasta que me digas qué eres.

Y sigue con la misma estúpida pregunta.

–Déjame tomar el control –escuché la voz de Akira en mi cabeza.

–No sé como hacerlo –respondí en voz alta.

Adrián frunció el ceño porque creo que sospecha que no estoy hablando con él.

–Cierra los ojos, imagina una puerta frente a ti y retrocede, alejate de la puerta –indicó Akira.

Miré a Adrián y luego a Hope, está claro que este chico no me va a dejar salir de aquí hasta que le diga la respuesta a esa pregunta, cerré los ojos haciendo todo lo que Akira me pidió, se sintió extraño, es como si me alejara en mi cuerpo cuando algo más tomó mi lugar, podía escuchar, sentir y ver, pero no era yo, alguien más pensaba y daba respuestas, alguien más controlaba mi cuerpo… Akira tenía el control.

–¿Qué eres tú? –dudó Adrián.

–Soy Akira, el alma lobo de Madi, lo que te dicen es cierto y venimos en busca de una manada.

–¿Eres un rogue?

–No –respondió –. Madi es mi compañera, pero no sabía nada hasta hace poco.

–¿Por qué no sabía? ¿Por qué no eres una rogue, pero tampoco tienes manada?

–Jamás hemos tenido manada –respondió –. Cuando se supone que tenía que salir algo me lo impidió, Madi tenía plata en su cuerpo junto a un sello, no pude salir hasta que fue extraída, por eso hemos venido, llévanos a tu manada.

–Mi manada está muy lejos, yo vivo en la ciudad con mi padre –respondió –. Regresa a Madison y las llevaré a una cercana.

Sentí como si una luz me acercará muy rápido hacía ella y logré sentir mi cuerpo de nuevo.

–Bien, Madison Davis. –Se levantó. –Será mejor que nos vayamos.