–¡Cuidado!
Breiner se apresuró a tomar a la castaña en sus brazos cuando la vio caer de una de las estanterías, Madison esperaba el golpe contra el suelo, pero solo sintió unos brazos que la detuvieron, al abrir los ojos se encontró con el pelinegro. Se alarmó por la cercanía del desconocido saltando lejos.
–Lo siento, no quería asustarte.
–No… Emmm… Gracias por no dejarme caer –titubeó –. Quería el libro de allá.
Breiner subió un escalón y le alcanzó el libro que había pedido.
Había pasado más de una semana desde que despertó, sus pensamientos estaban tranquilos, Akira sentía la conexión con la manada a través de la marca que le había hecho Dylan, estaba controlada y tranquila, Madison y Akira habían hablado, estaban de acuerdo en quedarse en ese lugar por seguridad, con sus emocio
