Durante la noche, entré a la cocina, sólo guiada por un pequeño instinto. Sin darme cuenta, fui recolectando harina, azúcar, leche, huevos y otros ingredientes que me permitían cocinar un pastel. Pero a pesar de que los materiales se hallaban presentes, no me sentía con mucha disposición de crear uno. No había motivo y aunque lo hiciera, sabía que Ethan no aceptaría comer uno. —Prima… —habló una voz tras mi espalda. Ethan venía vestido sólo con jeans claros, una camiseta violeta, su habitual gorro n***o que dejaba caer algunos mechones sobre su cabello… ¡y la bufanda azul de Adam en el cuello! Recordaba habérsela dado ese día en la escuela, cuando lo encontré dormido en la azotea. Él parecía no querer hablar al respecto y eso estaba bien. Ninguno dijo nada. Ethan alzó una ceja, cas
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