Ethan corre hacia mí intentando auxiliarte mientras el dolor me atraviesa el corazón. Es gracia a su ayuda que logró sentarme y notar como Luke llora como un niño mientras al abuelo se lo llevan para atenderlo.
— Señorita Clem, debe calmarse. Dejar que sus emociones la dominen no es bueno para su condición. Así que, por favor sea fuerte. Eso es lo que necesitamos ahora de usted. Eso es lo que el abuelo necesita de usted.
Intento calmar mis emociones, pero el dolor en mi pecho no me lo permite. La abuela murió. La mujer que no solo me cuido sino que me dio mucho amor, acaba de morir. La mujer que me llevaba galletas a escondidas y me protegía de los castigos de mi madre cuando me portaba mal se ha ido. Esa mujer que me consintió y amor sin reservas. Hoy ya no está conmigo. Se ha ido y no sé como soportar tanto dolor.
— Señorita, debe calmarse o tendremos que sedarla y no podrá despedirse de ella.
Niego repetidas veces. No puedo dejar que se marche sin verla. Así que, intento calmarme. Lo cual, me resulta difícil debido a que Luke llora como un niño.
— Lo mejor será que se marche a la casa. — sugiere Ethan e inmediatamente niego.
— No puedo dejar al abuelo solo.
— Yo me haré cargo de él.
— No me iré de aquí hasta saber que el abuelo está bien y él no lo estará al quedarse sin su esposa y encontrarse solo. Yo necesito estar con él o no podrá soportarlo. — digo en medio del llanto.
Ethan asiente.
— Te traeré una aromática para ver si ello te calma un poco. — dice y se marcha.
Quisiera decir que consumir algo ayudará a que mi dolor se calme. Sin embargo, no es posible. Nunca había sentido un dolor tan grande en mi vida, como lo estoy sintiendo ahora. Durante estos años de vida, es la primera vez que vivo la muerte de alguien y es demasiado dolorosa. Ahora, tengo tantas cosas que quiero decirle y no podré hacerlo. Es en estos momento, en donde me culpo no haber ido a buscarla antes de ir a la universidad y despedirme de ella por dejarlo cuando regresara. Por estar emocionada por ver a Luke, no fui a despedirme de ella como lo hacía siempre y ahora no podré recibir su beso de despedida o su bendición antes de marcharme.
Salí corriendo de la casa porque creí que al regresar todo seria igual y ahora, estoy sufriendo porque no es así. Estoy culpando por posponer lo importante y ahora no poder cumplirlo.
— Señorita Clem, debe calmarse. Si llega a tener una crisis ahora, su madre decidirá que será mejor sedarla. — me dice uno de los guardaespaldas.
Es cierto. Debo calmarme un poco.
Luke me observa desde el suelo y noto en él cuan destrozado esta.
— Se fue. Se fue y no pude verla antes de morir — susurra en un hilo de voz.
La abuela, no solo fue una madre para mí, sino para Luke. Él recibió todos sus cuidados de ella. También, fue solamente ella quien creyó en él hasta el final y oro mucho para que saliera de las drogas. La abuela lo amaba mucho y él sin duda, la amo como yo lo hago.
Ahora ¿Qué haré sin ella?
Ethan regresa con una aromática y una enfermera. Ella trae consigo una bandeja de plata en la que trae una jeringa.
— Señora Clem, creo que será mejor que acepte esta inyección. — habla Ethan e inmediatamente me levanto.
— He estado calmada y tú prometiste que no me sedarían si lo estaba. Así que, no vengas a cambiar las reglas por favor.
Ethan suspira evocando intentando controlar sus emociones.
— Es por su bien. Necesita esto más que nadie.
— ¿Por qué? ¿Por qué razón aceptaría dicha inyección cuando no sé porque me la quieren dar si estoy calmada? ¿O fue que algo más paso y no me lo quieres decir porque no podré soportarlo?
— No ha pasado nada malo.
— Entonces, no veo el motivo de que yo tome esta inyección. — le respondo inmediatamente.
Ethan asiente y la enfermera se marcha.
— Debemos ver como esta el abuelo. Necesito estar con él para darle el apoyo que necesita.
Ethan asiente y me lleva a él.
— De camino aquí pregunté por el abuelo y me dijeron donde estaba. Así que, podremos ir a verlo. Pero le aclaro, debe ser cautelosa con lo que diga, ya que la caída fue fuerte.
Asiento y nos marchamos rumbo a nuestro destino. Cuando llegamos, una enfermera nos informa lo que pasó.
— De acuerdo a su reporte clínico, el señor tuvo una caída que no causó graves problemas. Sin embargo, de camino acá, sufrió un infarto del que afortunadamente pudo soportar.
El miedo de perderlo a él también me invaden, por lo que le pido a Dios que no le pase algo a él o no sé qué será de mí.
— ¿Podemos visitarlo? — pregunto y la enfermera asiente.
— Tuvimos que sedarlo porque no quería calmarse después de despertar, así que, si entran a verlo, lo encontrarán dormido.
— No importa. Lo importante es estar a su lado — comento. La enfermera asiente y me guía a su habitación.
Es allí cuando veo al abuelo profundamente dormido y tranquilo.
Quiero llorar, pero no puedo hacerlo porque no puedo perturbar su sueño. Así que, solo dejo que las lágrimas por mis mejillas corran mientras suplico en silencio por su mejoría.
No podré soportar un golpe tan fuerte. Sin el abuelo, será muy duro soportar el el de saber que la abuela ya no estará. Así que, él debe estar bien. Dios no puede llevarse a los dos dejándome con tanto dolor. Él no haría eso.
Las horas pasan y yo sigo a su lado aferrada a su mano arrugada y amorosa. Ethan y mis hombres, me acompañan hasta que una enfermera entra.
— Disculpe la interrupción. Pero necesitamos a un familiar que autorice los trámites de la señora Robinson. No sabemos si desean hacer autopsia o hacia que funeraria la llevarán. Así que, necesito que alguien me acompañe para ultimar los detalles.
— No le hagan autopsia. No es necesario más sufrimiento después de muerta — susurra alguien con voz rasposa.
Giro mi rostro hacia el abuelo y noto como sus ojos están entreabiertos.
— Pequeña, se fuerte por nosotros y por tu madre. Solo eso te ayudará a no sufrir como ella sufrió. — susurra.
— Abuelo, debes descansar. Duerme un poco, por favor.
— No te sientas mal porque nos vamos. Después de todo tu madre y tú nos dieron la mayor felicidad que tanto anhelo mi esposa y yo. Tuvimos una nieta y tú mi bisnieta quien nos dio mucho amor en nuestros últimos años. Así que, ahora que pudimos verte crecer feliz, ambos podemos irnos en pa.
Niego ante sus palabras mientras detener mis lágrimas resultan imposibles.
— No digas eso, abuelo. Tú no puedes morir, por favor.
— Ella no puede irse sola. Ni yo puedo quedarme solo. Por más de cuarenta años estuvimos juntos y no podemos separarnos ahora.
El dolor en mi pecho se esparce por todo mi pecho mientras me resulta imposible no llorar.
— Abuelo, no digas eso. Tú estarás bien, solo perdiste el conocimiento por la impresión
El abuelo niega.
— Ella está esperándome y yo me iré con ella así como lo hice cuando era más joven que tú. Mi vida paso a su lado y la muerte también debe ser así. Cuídate mucho mi pequeña Hash y recuerda que por muy difícil que sea la vida, cuentas con nosotros siempre y nuestro amor.
Aprieto más su mano negándome a la idea de despedirme de él.
— Tu estarás bien abuelo. Me ayudaras a cuidar los árboles y me cubrirás en las noches cuando se me olvide hacerlo. Estarás pendiente de que el oxígeno no me falte y me contarás tus anécdotas de joven. Estarás bien, ambos lo estaremos — susurro.
El me sonríe y poco a poco cierra los ojos.
Su mano deja de tener fuerza y mi desespero aumenta al ver que su pecho no sube y baja al compás de su respiración.
— ¿Abuelo? ¡¿Abuelo?! ¡Abuelo despierta! — grito mientras lo muevo pero no logro que abra sus ojos.
La enfermera corre y coloca su aparato en el corazón.
La incertidumbre se apodera de mí y me siento tan impotente por no hacer algo.
— No hay latidos — susurra la enfermera para después presionar un botón en la cabecera de la cama — necesitan salir, debemos hacer reanimación.
El señor Ethan me aleja del Abuelo mientras varios enfermeros y un doctor corren hacia el abuelo.
— Necesitamos el desfibrilador. — grita mientras la enfermera hace comprensiones en su pecho.
Alguien corre y regresa con una máquina grande que tiene dos plantas a las que le aplican gel.
Un sonido molesto y fuerte siento en mis oídos mientras no logro escuchar lo que dicen. Veo como colocan esas cosas en el pecho de mi abuelo y mi corazón se rompe al ver como será el mismo pero no hay respuesta alguna.
El llanto se vuelve imposible de detener y alguien me saca de la habitación mientras yo no puedo respirar bien.
Nadie dice algo simplemente me dan una máscara de oxígeno que colocan en mi nariz después de retirarme la cánula. Me aferro a la máscara con la esperanza de que esto sea un sueño del cual despertaré en cualquier momento mientras Ethan se coloca a mi lado diciendo cosas que no logro escuchar.
El desespero me invade y la única solución que pueden encontrar Ethan es cargarme en sus brazos y correr conmigo a algún lugar del que no puedo ver ya que todo se vuelve n***o para mí.
Me prometí no dejarme llevar por las emociones, pero resulta extremadamente difícil cumplir algo como ello cuando dos personas valiosas para mí, decidieron irse de este mundo como si mi dolor por su partida no les importara.
La oscuridad me absorbe y en ella lloro desconsoladamente sin miedo a tener una crisis que ponga en riesgo mi vida. Es en este lugar en el que he estado tanto tiempo, en el que lloro sin cansarme ante tanto dolor que siento. Es aquí cuando puedo llorar sin que me seden por temor a que empeore mi salud y es por ello que, estando aquí sola, grito hasta más no poder sufriendo por el adiós que jamás quise darles y ahora, tengo que hacerlo. Así no fue como me imaginé este día.
(…)
Despierto poco a poco y noto que estoy en una habitación de hospital. Busco a mi lado alguien y es en ese momento que me encuentro a Luke con su rostro escondido en el borde de mi cama y sus brazos.
No necesito mirar su rostro para saber que esta llorando y eso sucede porque sus gemidos de dolor se escuchan claramente. Él está tan afectado como yo y no sé como consolarlo, cuando ni siquiera puedo hacer eso por mí.
— Luke — susurro llamando su atención.
Él de inmediato levanta su rostro mostrando sus mejillas húmedas por las lágrimas y sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar.
— Ellos no — susurra en un hilo de voz.
Quiero no llorar pero me resulta imposible no hacerlos.
— Si tan solo la abuela no se hubiese enterado de mi regreso. Ella no habría ido a la cocina a hacerme comida y no habría tenido ese accidente — dice Luke.
Él se ve como ese niño indefenso que recuerdo de mi niñez y la verdad, me duele no poder consolarlo cuando yo estoy igual o peor que él.
— Ellos no pudieron haber muerto. Ellos no — susurra y yo me levanto para abrazarlo. Dándole un abrazo que ambos necesitamos. Porque ¿Cómo es posible que no lo necesite cuando mis abuelos han muerto?
La puerta se abre y Ethan aparece en el umbral de la puerta.
— Nosotros debemos marcharnos. Usted debe descansar y prepararse para los entierros.
El simple hecho de pensar que los llevaré a un lugar sin vida y los dejaré allí con varios metros de tierra encima, me causa dolor.
— Como pensé que no quería perder la despedida, solicité que le dieran sedantes menos fuertes para que pueda estar tranquila sin quedarse dormida. — me informa Ethan y yo asiento — Ya podemos marcharnos y como sabrá, el señor Pritzker no puede ir con nosotros.
— Yo también necesito despedirme de ellos quienes fueron mis padres y eso no me lo pueden negar.
— Eso no pasara señor Pritzker, la señor Clem no ha prohibido su entrada en este asunto, pero si dejo claro que no debe acercarse a su hija. Por lo que no podrá ir con nosotros.
— Esta bien. De todas maneras allá nos veremos. — susurro.
Luke se levanta de la silla en la que estaba sentado y me ayuda a levantar. Ethan de inmediato se acerca a mí.
— Yo puedo hacer eso, no se preocupe — susurra alejando a Luke de mi lado.
Luke hace Faso y es Ethan quien me ayuda a salir de la cama y me lleva a la salida en la que me espera mi auto. Antes de marcharme, miró el hospital del que entré con esperanzas y salgo con mucho dolor. Para mi sorpresa, este es el mismo hospital en el que nací y muchas veces estuve internada. Muchos recuerdos dolorosos de tratamientos realizados en él vienen a mi mente, pero comparado con el dolor que siento ahora, no fue grande.
Ethan abre la pelota del auto y yo subo al mismo con el corazón vacío y vuelto pedazos al saber que he perdido a los abuelos enamorados que me criaron hasta el de hoy.
Ojalá todo fuera un sueño del que pronto pueda despertar. Si es así, puedo prometer que seré mejor nieta y estaré más atenta a ellos. Solo por favor, que esto sea un sueño y pueda despertar pronto. — suplico mentalmente mientras el auto se enciende y me lleva lejos del hospital donde perdí mucho.