Los segundos parecen pasar con lentitud o tal vez solo sea imaginación mía. Tengo las manos de Georgiana tratando de hacer presión para alejarme, pero no le doy tregua, al contrario, afirmo mis labios a los suyos, probando todo ese sabor escondido que invade mi lengua. Sus labios son muy suaves, en realidad esto se siente muy bien.
Ella quería dar una conferencia, bien, les daría mucho de que hablar. Después de todo, ella sigue siendo mi esposa.
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(POV Kate)
Mientras leía con mis dedos, un libro especial que me habían obsequiado, escuché a mamá refunfuñando con rabia; su respiración era áspera y ruda, eso solo podía significar una cosa.
—Es peor que una mujerzuela —murmuró.
Entonces, me giré al comentario que ella hizo.
—Mamá, ¿estás hablando de Gio?
—Oh, mi pequeña, lament
