CAPÍTULO 21 | LA PEOR DE MIS PRUEBAS II

1334 Words
- Usted no debe pagar por nosotras señor, somos de su propiedad y puede pedirnos cuando lo solicite, por lo que si no le molesta volveré con mi cliente y posteriormente si no desea estaré a su disposición. Ella se dio la vuelta para irse, ¿Acaso estaba bromeando?, acababa de decir que iría a estar con otro hombre y luego estaría con él, ¿Cómo era tan osada de decirle eso?, no, nadie iba a estar con ella, la haría parte de las mujeres que solo eran para él, no pasaría nuevamente por lo de esa noche. /// Al ver como en la pantalla se reflejaba la gran suma de dinero por la chica, vio como Agatha celebraba por la cuantiosa comisión que le quedaría, pero él no estaba dispuesto a que nadie colocara sus manos sobre la piel de Jocelyn, por primera vez estaba experimentando los celos y le desagrado como se sienten, esa sensación de culpa, de traición, las llamas en su estómago y el nudo en la garganta al ver como ella viéndolo fijamente se desnudó para que todos pudiesen apreciar su cuerpo, maldijo entre dientes cuando noto que incluso su personal de seguridad no podía despegar los ojos de la chica, al ver como era sacada para ser llevada a tener se*o con otro lo primero que hizo fue indicar que la transacción no se recibiera, que debían hacer lo que fuese, pero que ese ruso no pasaría la noche con SU MUJER, posteriormente tomo con violencia a Agatha del brazo y la llevo hasta su estudio. - Creí haberte dicho que debías entrenarla. - No entiendo de que me hablas. La mujer era de las pocas personas que le podía tutear – Hice lo que me pediste, es el deseo hecho mujer, la muestra está en la suma que intentaron dar por ella hoy. - No te pedí que la entrenaras para eso. - ¿Entonces para qué?, si querías darle valor a esa chica debiste mandarla al Palazzo Grigio, allí le hubiesen enseñado otras cosas y no hacer una pu*a, pero si la traes aquí siendo la belleza que es ¿Qué pretendías que hiciera?, y ni siquiera la marcaste como una de las tuyas. - Pues eso es justo lo que voy a hacer ahora, olvídate de seguir brindándola, desde hoy ella queda prohibida para todos los hombres, ¿Entendiste? - Entendí, pero entones has que todos sepan esto, no me haré responsable de lo que otros hagan, sé que mandabas a que Filiphe la vigilara y supiera lo que hacía, no sé si te lo comunicaba, pero sus visitas eran bastante frecuentes y se realizaban bajo la seguridad de una puerta cerrada en la habitación de Jocelyn, ella es fuego, una mujer sin igual, una de la que te arrepentirás por no dejarla libre. Agatha tomó su saco y se fue, él estaba estupefacto, solo había mandado a su guardia una vez, ¿Por qué había ido más ves?, y aún más importante ¿Por qué no hablaba con ella afuera de la habitación donde todos pudieran verlos?, esas dudas las resolvería en un rato, primero debía encargarse de que ella firmara en contrato, uno en el que se le prohíbe estar con otros hombres, pero este tenía una cláusula especial, para dejar de ser pareja ambas partes debían estar de acuerdo, de esa forma se aseguraba de que si ella ya no lo deseaba más, pero él sí, la mujer no podría deshacerse de él y de sus visitas nocturnas. La chica entró y al verla supo que era su debilidad, no debió dejar que su rabia con Andreas lo llevara a sacarla de esa forma de su casa, de lo contrario la imagen sé su se*o desnudo seguiría siendo de él y solo de él. El aura que sentía se completa sensualidad se fue cuando ella le dijo aquello. - Non dovrebbe pagare per noi signore, siamo di sua proprietà e può chiedercelo quando lo richiede, quindi se non le dispiace tornerò dal mio cliente e più tardi se non lo desidera sarò a sua disposizione. Le dio ira el solo hecho de recordar sus palabras, ¿Cómo se atrevía?, rodeo el escritorio y se puso delante de ella, la tomo por los hombros y la atrajo hacia él besando su cuello, soltó su bata de seda y la dejo con esa provocadora lencería, le queda espectacular, comenzó a recorrer con sus manos cada centímetro de su piel, aunque muchos la habían visto el placer de tocarla y de ser solo de él seguiría siendo exclusivo. Estaba casi ido por la sensación de tocarla cuando se percató que ella estaba estática, no se movía, no le había tocado, no le devolvía los besos ni las carias, estaba solo allí carada, con la cabeza hacia un lado, con la mirada pegada en la pared, pero qué demonios. - ¿Por qué te comportas de esta manera?, no me digas que no me deseas, no me vengas con mentiras. Vio como ella de forma pausada le miraba fijamente. - No le diré mentiras, señor, soy consciente que odia, que le mientan y que finjan, incluso cuando se trata del placer, me han contado historias de que por menos ha matado, por lo que, dado que yo quiero vivir, no fingiré un placer que no siento. Aquello había sido un golpe muy bajo, le había dicho en su cara que no lo desea – Pero también soy consiente que no puedo negarme a complacerlo si así usted quiere, por lo que, puede tomar todo de mi Demonio, solo no me pida que finja sentirme bien, porque me reusaré de inmediato. La soltó de golpe casi haciéndola chocar contra la pared, no le agrado lo que escucho, prácticamente le dijo que podría cog*rsela, pero que a ella no le complacía para nada el que lo hiciera, se seguía comportando fría, se había incorporado y permanecía delante de él con su rictus firme y no emitía ni un solo sonido, ya no temblaba como aquella chica inexperta que había conoce hacía más de dos meses. - Bien, necesito que firmes estos documentos. Le lanzo los papeles al escritorio y ella se acercó para tomarlos, al leer un poco comprendió de lo que se trataba, conocía el tipo de relaciones que tenía con alguna de las chicas de allí, pero ella no deseaba ser una. - Lo siento, señor, pero no puedo firmarlos. - ¿Qué demonios estás diciendo?, ¿Te has vuelto loca?, tú misma has dejado claro que comprendes el hecho de que me perteneces, por lo cual, si yo digo que firmas, tú lo haces y punto. Nuevamente, se había puesto delante de ella mostrando la ira que le había dado su negativa. - Hasta donde sé, todas las que lo firman lo hacen por voluntad, y yo no quiero ser una de sus zo**as. Él se echó a reír. - Valla con que ese es el problema ¿No?, estás enojada por la forma en la que te saque de la casa, como verás he cambiado de opinión y quiero que nuevamente abras esas lindas piernas para mí. - No, señor, se equivoca, no estoy enojada, solo que ya no siento ganas de Cog**melo, ya lo probé y por ello sé lo que puede dar, ahora deseo conocer otros nortes y ver lo que me pueden hacer sentir. - Estás tentando al Diablo, no juegues con mi paciencia Jocelyn. - No lo hago, solo de manera directa le digo que no quiero acostarme con usted. Sus miradas comenzaron una Guerra Fría que duraría mucho más tiempo del que incluso ellos mismo pensaban, desde ese preciso instante Jocelyn decidió que daría todo lo que a su alcance estuviera para verlo caer así como él hizo que todos sus sueños se fueron por la boda, la tomo cuando quiso y la desecho como una basura, bueno, ahora él vería como un fénix puede renacer de alas cenizas.
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