La vi bajar las escaleras con esa ropa negra pegada al cuerpo y sentí la incomodidad en mis pantalones, verla de esa forma, vestida como una de las mujeres prohibidas lo único que hizo fue que la deseara aún más, cuando placer me daría romper las reglas solo por ella, pero este no era el caso, solo llevaba esa ropa por un momento, solo necesitaba que entrará a esa casa y me dijera todo lo que escuchara, solo eso necesitó nada más, luego podremos regresar a casa y le quitaré con gusto cada una de las piezas que tiene puestas sobre su cuerpo.
- Bien, Jocelyn, necesito que me hagas un pequeño favor, uno muy pequeño.
Ella no me estaba mirando a la cara, de hecho, desde que bajaba las escaleras pude notar que no estaba haciéndolo, no es una chica tímida de eso estoy seguro, pero verla actuar de esa manera me hizo pensar que en realidad si le molesta quien soy y no es algo que me agrade propiamente, si me teme es porque alguien le ha contado lo que soy capaz de hacer.
- Sí, señor. No levantó su mirada.
- Si cumples con la misión, te daré lo que quieras.
- ¿Lo que yo quiera? Levantó de inmediato la mirada y vi cómo un gadejo de esperanza se asomaba en sus pupilas.
- Sí, todo menos el que te vayas de aquí, eso es lo único que no te daré. Aun después de decirle eso, sus ojos no dejaron de billar, entonces nunca se había pasado por su cabeza el irse de aquí, ¿Qué quiere entonces?
- ¿Qué tengo que hacer?
- Lo mismo que hace unos minutos en mi patio, entrar y salir de un lugar sin que nadie te vea o escuche, debes llegar a una parte en específico de esa casa. Chasqueé mis dedos y extendieron sobre el capo del carro un mapa. Era la estructura completa de esa casa ubicada en el centro de la Toscana, en él también estaban los puntos específicos de cada cámara de seguridad – Son las mismas cámaras que hay aquí, este. Señalé un punto del mapa con mi dedo – Es el lugar al que debes llegar y escuchar todo lo que te digan para luego decírmelo. Si mencionan el nombre de Montserrat o Regina, pon aún más atención. Ella solo asintió y partimos.
En el trayecto no hizo más que preguntarle a Filiphe varias cosas del terreno y puntos que no entendía de los planos, verlos así de juntos y entretenidos me molesto, me enojo de hecho, al punto que tuve que apartar la vista, no puede importarme tanto como para sentir celos de una simple chica que pronto pasara a un segundo plano de mi vida, quizá a ella no la mande a trabajar en El Averno, si hace bien su trabajo en mi cama, tal vez tenga un mejor destino. Trate de ignorarlos, pero me molestaba su plática, sé que ella solo estaba buscando comprender todo para salir bien parada y pedir lo que quería, pero Filiphe, a él no lo veía incómodo o sudoroso, es la primera vez que lo veo tan cerca de una chica y al parecer se siente como pez en el agua cerca de una que sabe perfectamente que es mía, no me agrada para nada la cercanía que están teniendo.
- Llegamos, recuerda sin que te vean o escuchen.
FIliphe le dijo aquello como si estuviera preocupado por ella, maldita incomodidad la que sentí al ver aquello, es la primera vez que me siento de esta forma tan extraña, de hecho más de una de las chicas que han estado conmigo y que han parado en el burdel han sido compañeras de cama de mis guardias, después de que en amias no me interesa de lo que suceda con ellas, pero en esta ocasión estaba siendo un poco diferente, sobre todo porque nunca había entrometido a una de ellas en mis cosas, pero este caso es especial, no quería a ninguna de las Generales aquí, sobre todo ahora que la que estaba cuidando a mi sobrina fallo de manera enorme por lo que su destino ya estaba sentenciado en el Palazzo, la ejecución por las propias manos del Capo luego de que su hija regresara a casa.
Desde lo lejos vi cómo Jocelyn se trepaba a un árbol y saltaba al otro lado de la cerca, solo pude seguirla hasta unos cuantos metros de la obscuridad hasta que me fue imposible verla.
/Jocelyn/
Desde que me dijeron que saliera con ese raro traje puesto supe que algo raro estaba pasando, sobre todo porque se suponía que yo no debía salir de ese lugar, pero cuando el Demonio Lombardi me indicó que me dará lo que yo quiera por hacer esto de inmediato pensé en mi hermana, él puede traerla conmigo y de esa forma yo me encargaré de que ella este a salvo y lejos de esa mujer que dice ser nuestra madre. En el auto me aseguré de que Filiphe me explicara en detalle todo lo que había en esos planos, de esto depende que ella venga conmigo y las dos podamos tener una mejor vida.
Escale uno de los árboles y salte dentro de la casa, camine entre la oscuridad tratando de recordar cada uno de los senderos que se mostraron en los planos, sé perfecto que hay un ducto de ventilación detrás, justo en medio de unos matorrales, si es de un buen tamaño podre irme por dentro de ellos evitando que me vean. Al ver el tamaño del túnel sonreí, agradecí tanto al cielo por hacerle delgada, quite tan rápido como pude los tornillos y lance una barra de luz dentro para asegurarme que no hubiese cámaras y entre, eso mismo de alumbrar lo hice cada 10 metros para estar segura de que no hubiese nada que pudiese avisar de mi presencia, grabe como si de mi vida dependiera de ello la ubicación de la habitación que me habían dicho y justo cuando estuve sobre ella apreté uno de los bolsillos del cuello de la camisa el cual sé que es una ruta directa a los radios de los guardias de Lombardi, Filiphe me lo dijo para que pudiera transmitir la información más fácil y además sé que lo hizo para que aunque me atraparan aun así ellos pudiesen tener lo que querían.
- Sebastián no ha vuelto a contestarnos, estoy seguro que lo atraparon y créeme si lo hicieron. Es solo cuestión de tiempo para que sepan que nosotros también ayudamos a que se llevaran a la chica.
- Cállate, nadie sabrá que estuvimos involucrados, estamos en la guardia desde hace más de dos años, nadie sospechará de nosotros, Stefan, deja de ser negativo.
- Maximo, tú eres el tonto, debiste hacerme caso e irnos de aquí. A Sebastián, si no lo han atrapado, solo es cuestión de tiempo para que lo hagan y lo lleven con el sádico de Mauridcio. Él encontrará la forma de sacarle la información, lo sabes.
- SI lo atrapan, sabe que es para él morirse. No solo está atrapada ella, están otros hijos de Capos que lo van a cazar como a un animal, además, Lucca es un lugar tranquilo, nadie sospechará que están allí.
Al escuchar eso de inmediato comencé a retroceder para salir de allí, ya tenía todo lo que necesitaba y de la misma forma en la que entre salí de los ductos para luego volverme a adentrar en la oscuridad y salir, justo cuando estaba por llegar vi como los hombres del Demonio se estaban desplegando, ¿Iban a entrar?, entonces apresuré mi paso y todos vieron como salía de la oscuridad.
- ¿Ha sucedido algo, Filiphe? Sentí cómo me tomaban muy fuerte del brazo y me jalaban hacia atrás.
- ¿Por qué no avisaste que ibas a salir? Pensé que te habían atrapado, Jolecyn. Aumento lo fuerte de su agarre y vio que hice una mueca de dolor mirando su mano en mi brazo.
- Lo siento, pero no tenía cómo avisarles, no podía hacer ruidos.
Entonces me atrajo a su pecho y me abrazó, un abrazo que sentí tierno y sentimental, uno por el que todos los guardias voltearon y no expresaron nada con sus rostros.
- Filiphe, avisa al Capo que la Regina está en Lucca, y que iremos por ella. Dijo, aun sin dejar de abrazarme, acto que yo había correspondido enrollando mis brazos alrededor de su enorme espalda. Me soltó y llevó de inmediato dentro del auto – Asegúrate que llegue bien a casa. Cerré mi puerta y cuatro guardias se montaron conmigo para luego arrancar. Lo vi a través del retrovisor, entró a otro auto y se fue hacia el otro lado, mientras que otros guardias entraban a aquella casa. A lo lejos escuché muchos disparos.
La mafia no perdona.