ELINA
Me sentí intranquila durante toda la ceremonia, no sabía muy bien a qué se debía ese torbellino de sensaciones dentro de mí, pero sabía con claridad que la mayoría de ellas no eran buenas, por una parte sentía que finalmente estaba cerca de obtener los recursos necesarios para recuperar el trono que esas personas le arrebataron a mi familia, pero por otro, sentía culpa por querer iniciar una verdadera guerra en contra de la gente del reino, quienes serán los que sufrirán las consecuencias directas que ello implica.
Pero había algo más, algo que no lograba identificar, una especie de incomodidad que me invadía cada vez que miraba hacia el hombre de pie en el altar junto a mí, y al que a partir de ese momento debería considerar como mi esposo, se sentía mal, sentía como si todo ello fuese incorrecto, como si yo estuviera en el lugar y momento equivocados, con el hombre equivocado, y aunque desde ese horrible día dejé de crear escenarios fantásticos en mi cabeza acerca de mi vida con él, aun así me cuesta creer que estoy haciendo todo lo que había soñado antes, pero con una persona totalmente diferente.
Sin contar con el hecho de que todos los que estábamos allí, y que éramos conscientes de mi historia con Bastian, parecíamos estar en alerta máxima, casi como esperando el momento en el que él irrumpiera en la ceremonia y detuviese todo, sé que él sabía lo que estaba sucediendo, lo sé porque no sólo estaba Desmond Gray y su esposa, la tía de Bastian, presentes en la ceremonia, sino que, después de que se hubiese acabado y cuando los invitados estaban acercándose a nosotros uno a uno para felicitarnos, ese hombre no desaprovechó la oportunidad para esparcir su veneno.
“Nuestras más sinceras felicitaciones por su unión, nuestra familia se alegra por esta nueva pareja, incluso si no todos pudieron asistir hoy, aunque estoy seguro de que a mi sobrino le hubiese encantado ver esto,” él dijo con tono malicioso antes de que su esposa cambiara el tema rápidamente.
Zane sólo sonrió amablemente, pero he pasado suficiente tiempo a su lado como para saber que su expresión se tornó fría casi al instante, y que de no ser por la cantidad exagerada de personas que nos rodeaban, él probablemente lo habría puesto en su lugar de forma sutil, pero definitiva; no obstante, parecía que ni siquiera los comentarios malintencionados del rey del Valle de la Luna podrían arruinarle el buen humor que él había tenido desde hacía días, y el cual yo no compartía en absoluto, aunque eso ya no era sorpresa para nadie.
Zane supo que algo había cambiado en mí desde el momento en que me vio por primera vez desde que me uní al ejército rojo, él estaba tan sorprendido por ver la nueva Elina, como yo por verlo allí en el castillo rojo, hablando con mi tío como si fueran viejos conocidos, y aunque la sorpresa me duró poco al recordar sus palabras la primera vez que nos conocimos, y la promesa que me hizo de ayudarme tanto como le fuera posible, aún así no pude evitar preguntándome por qué un hombre como él estaba en un castillo en ruinas, hablando con un hombre que se creía que estaba dirigiendo un grupo de Rogues, parecía un lugar muy impropio para un príncipe, y mi sorpresa fue mayor cuando me enteré que él ya no era sólo un príncipe sino el rey de Crimson Woods.
“Mi padre falleció hace un par de semanas,” él dijo simplemente.
“Lo siento mucho,” le respondí de forma monótona, pues realmente la muerte de su padre no me importaba en absoluto y únicamente estaba tratando de ser educada.
“Muchas gracias, Elina,” él me dijo con una media sonrisa y luego añadió:
“Hubiese querido venir antes, pero mi padre se enfermó de repente y no podía dejar su lado… desde que me llegaron los rumores sobre lo que había pasado en tu antiguo reino, quise venir a comprobarlo con mis propios ojos, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad, y debo decir que por primera vez me alegra que los rumores fueran ciertos y que finalmente hayas dejado ese lugar, aunque lamento la perdida de tu padre, sé lo mucho que lo querías,” él me dijo con simpatía y yo forcé una sonrisa pero no pude decirle nada, pues realmente no sentía la necesidad de molestarme en hablar con él, no veía cómo eso podía serme de alguna utilidad.
Pero claro, mi inexperiencia no me dejaba ver lo que era bastante obvio para todos, especialmente para mi tío, quienes vieron en el nuevo rey Zane, quien no era capaz de disimular su interés en mí, como una gran oportunidad para hacernos con un poderoso aliado en la guerra contra los Vark; y aunque en un principio me opuse categóricamente a esa unión, a medida que pasaba el tiempo e íbamos perdiendo terreno y hombres a manos de los hombres de Bastian, supe que debía dejar a un lado mis dudas al respecto y conseguir un nuevo aliado.
Ni siquiera tuvimos que proponerlo nosotros, pues Zane empezó a venir de forma seguida a visitarnos y en varias ocasiones nos invitó a su palacio, hasta que finalmente un día me propuso matrimonio, así sin más, sin falsas pretensiones, ni estúpidos rituales de cortejo, él era perfectamente consciente de la situación, pero parecía determinado y eso hizo que mis propias dudas al respecto empezaran a esfumarse.
“Elina, sé que tener una pareja escogida no es lo mismo que una destinada, pero realmente no me interesa tu pasado, siempre me has gustado, desde el primer momento en que te vi quedé absolutamente deslumbrado por tu belleza, fuerza e inteligencia, eres todo lo que pudiera haber deseado en una esposa, y aunque sé que muchos de mis alfas no estarán de acuerdo en que escoja como esposa a una princesa sin reino, para mí nada de eso importa si tú estás de acuerdo en unir tu vida con la mía, aceptaré todo lo que venga con esa decisión y apoyaré cada decisión que tomes de ahora en adelante,” él me dijo mientras tomaba mi mano, y aunque sentí el fuerte impulso de alejarme, permanecí estática en mi lugar escuchando las palabras que habría querido que salieran de otros labios.
Acepté su propuesta, lo hice a pesar de que algo dentro de mí me gritaba que no lo hiciera, acepté a pesar de que él y las personas de su reino se referían a mí como “princesa”, incluso cuando él sabía muy bien que mi gente ya me había proclamado como reina, no importaban los títulos que ellos decidieran usar para referirse a mí siempre y cuando pudiera obtener todas las ventajas de esa unión, y aunque sabía también que un matrimonio con Zane podría traerme más beneficios que cualquier otro, incluso si también esto conllevaba hacer ciertos sacrificios personales, no pude evitar sorprenderme cuando lo vi entrando a la habitación que ahora será mía en su palacio, y sin mediar palabra él empezara a desvestirse mientras me veía con una expresión llena de lujuria que no estaba anticipando.