Cuando el rey Colin Vark decidió abandonar su castillo para ocupar el palacio de sus enemigos recién derrotados, no lo hizo sólo por las ventajas que traía un terreno mucho más grande y prospero que el suyo, sino porque disfrutaba de pensar en que iba a estar ocupando el trono que tanto odió por tantos años, el trono del cual Balder Bloodmoon se ufanaba tanto, pues nunca tuvo reparo en alardear de su poder y riqueza ante otros reinos que él consideraba inferiores, especialmente el de sus vecinos del reino Varkolak, a quienes les sacaba en cara tanto como podía que su linaje no era puro como el de los Bloodmoon, quienes sí descendían directamente de los reyes Lycan más poderosos de la historia.
Al final, su linaje no le sirvió de mucho, pensaba Colin Vark mientras se sentaba en el trono del palacio Bloodmoon, recién nombrado “Palacio Varkolak” y se olvidó por completo de su antiguo castillo, al cual dejó abandonado y pudriéndose, pero no por mucho tiempo, pues los guerreros que lograron escapar de la guerra se refugiaron en lo que ahora se conoce como el “Castillo Rogue” e hicieron de este su hogar, mientras reunían las fuerzas suficientes para retomar su verdadero palacio y deshacerse de los usurpadores.
El antiguo salón del trono que sólo se ha usado para reuniones del ejercito rojo, se encuentra ahora limpio e iluminado por decenas de antorchas alrededor, y en la parte central se alza una pequeña plataforma con un enorme trono de oro y piedras preciosas, mientras que las personas se agrupan cerca a los muros del salón, esperando con ansias a que la ceremonia de coronación empiece.
Unos minutos después, Arthur Bloodmoon entra cojeando y se dirige a la pequeña tarima mientras mira a todos con el único ojo que le queda y se asegura de que no haya nadie haciendo nada indebido, pues con los años ha aprendido a ser mucho más observador que aquellos que no les falta la mitad de su vista, y luego las puertas dobles del salón del trono se abren revelando en ella la mítica figura de quien ahora será su reina.
Elina Bloodmoon entra al salón vestida con un traje n***o de cuello alto, como los que siempre viste, pues se rehúsa a dejar que nadie le vea su cuello, y sobre sus hombros tiene una larga capa roja, su cabello está recogido en un moño alto y sus ojos dorados parecen tan fríos como siempre los ha tenido desde que se unió al ejercito rojo, ella camina con determinación mientras mantiene su cabeza en alto y se dirige hacia el trono dispuesto especialmente para ella, una vez se sienta allí, su tío pronuncia un discurso corto sobre la lealtad de la familia y la importancia de recuperar lo que les pertenece, con sangre y muerte, tal como sus enemigos lo hicieron en el pasado, luego toma una corona dorada, decorada con piedras preciosas de Ónix y la posa sobre la cabeza de su sobrina.
“¡Larga vida a la reina Elina!” él dice en voz fuerte y clara y el público estalla en vítores y aplausos, mientras repiten la consigna una y otra vez:
“¡Larga vida a la reina!”
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