Una vez rechazado, tres veces aceptado

Capítulo Ocho: Un compañero que me acepte tal como soy, que me ame por lo que soy y que me enseñe sobre el tiempo íntimo.

—No puedo creer que le hayas pedido que durmiera afuera en una tienda de campaña. Podría haber dormido en el sofá o en la habitación de invitados. No estaba lista para dormir en una cama con un hombre aún, pero no debías echarlo —bromeé con mi hermano durante el desayuno al día siguiente.

Su compañera, Ally, estaba sentada a su lado burlándose de él junto conmigo. 

—Es posible que te haga entrenar más duro hoy —dijo ella.

Draco rió. 

—Ese hombre no te dejará por varios días, si no más. Yo estoy libre. Además, valió la pena el esfuerzo adicional. Vi al grandote comportarse todo enamorado.

—Puedo enviar mensajes a los entrenadores y hacerles saber lo que sucedió. —Sonrió Ally inocentemente a su pareja sorprendida—. ¿Qué? Las chicas tenemos que apoyarnos.

—Gracias a Dios estamos teniendo un niño o estaría aún más superado en número.

Draco estaba tan emocionado de finalmente ser padre. Incluso después del poco tiempo que he llegado a conocerlo, sabía que sería increíble.

—Sí, sí. Ahora, Gemma, ve a hablar con ese galán de pareja tuya y llévale un plato de desayuno —ordenó Ally antes de robar el resto de la comida del plato de Draco—. Voy a terminar esta comida y luego pasar un buen rato con mi pareja.

—Qué asco. —Agarré el plato y salí. Podía escucharlos riendo por mi reacción, pero eso era lo único que realmente quería escuchar. 

Él era mi hermano y no necesitaba tener el sonido de él teniendo relaciones en mi mente, nunca.

Duncan estaba sentado en su porche con una taza de café y alguien en el altavoz del teléfono. 

Cerré suavemente la puerta y esperé a que me notara. No quería interrumpir una llamada importante.

Olfateó el aire sintiendo mi llegada y giró la cabeza hacia mí con una sonrisa. Me hizo un gesto para acercarme y le dijo al interlocutor que lo llamaría más tarde. 

Ni siquiera esperó una respuesta antes de colgar. No mentiré, eso hizo que esta chica se sintiera muy importante y le dio a Duncan muchos puntos extra.

—Hola, nena. ¿Cómo te sientes hoy?

Sacó la silla junto a él y esperó a que me sentara antes de besarme en la frente.

—Estoy bien. Pude dormir en la cama más cómoda del mundo. —Suspiré recordando cómo se sentía, como si estuviera durmiendo sobre una nube abrazadora—. Lo siento por dejarte afuera toda la noche. Solo quería que durmieras en el sofá. Nunca me di cuenta de lo protector que puede ser un hermano.

Empujé su plato hacia él encogiéndome de hombros.

—No fue nada. De hecho, tranquilizó a mi lobo poder protegerte. —Comenzó a comer rápidamente—. Ahora que casi he terminado de comer, me gustaría llevarte a dar un paseo por la manada, como se suponía que íbamos a hacer ayer.

—Si no te ahogas primero —bromeé y traté de quitarle el plato.

—Me encantaría verte atragantarte con algo mío.

Me guiñó un ojo y recuperó su plato.

Mi primera reacción fue retroceder con temor y eso trajo recuerdos, pero seguí adelante. No podía seguir volviendo al pasado, especialmente cuando no era esta manada o este compañero quien me hizo daño. Estas eran cosas con las que en realidad había soñado burlarme y hacer con mi pareja. Tenía que ser valiente y manejarlo.

—¿Estuvo mal eso? 

Él tomó mis manos en las suyas.

—Lo siento. —Respiré profundamente—. Todo esto es nuevo para mí. No he tenido... mmm... primeras veces. 

Sentí cómo el calor llegaba a mis mejillas y supe que estaba sonrojada. 

—No puedo explicarte lo feliz que eso hace a mi lobo y a mí.

Él ronroneó con sus ojos volviéndose más brillantes. Se puso de pie y me atrajo hacia él. 

—No quiero arruinar nada.

—Sshh... Nunca arruinarás nada siempre y cuando seas mía.

Puso su mano en la parte posterior de mi cuello y me acercó para un suave beso. Sus labios eran como satén rozando apenas los míos. Mis manos agarraron su camisa y lo mantuvieron contra mí. 

El siguiente beso fue más intenso, más posesivo. Dejé que mis labios exploraran los suyos con unos cuantos besos más antes de sentir su lengua buscando entrada. Abriéndome para él, una ola de nuevas sensaciones acarició mi cuerpo.

Él fue el primero en separarse y apoyar suavemente su frente contra la mía. 

Emití un pequeño gemido cuando sus labios dejaron los míos, dejándolo con una gran sonrisa. Definitivamente necesitaba más de eso.

—Vamos a hacer esa gira antes de adueñarme de esos labios perfectos por el resto del día.

Me sacó del porche y los dos sonreíamos como tontos.

Tenía un four-wheeler para llevarnos, lo cual era genial porque era una manada enorme. Tantas hectáreas y tantos miembros. Era como visitar diferentes ciudades cuando llegábamos a una nueva parte de las tierras. 

Duncan comenzó desde adentro hacia afuera. Empezamos por la casa de la manada y los terrenos de entrenamiento.

—Así que es verdad.

Alguien enorme y de piel oscura gritó desde el frente de la clase de entrenamiento. 

—Encontraste a tu pareja y no nos lo dijiste.

Miré a Duncan buscando un cambio en su actitud, esperando que me apartara. Solo sonrió aún más y me atrajo más cerca. 

—¿Crees que perdería mi tiempo contigo cuando tengo a mi pareja aquí? Ya tengo que compartir con los gemelos una vez saquen la cabeza del culo.

El chico simplemente se rió antes de extenderme la mano. 

—Soy Tiberius, uno de los entrenadores principales aquí.

Le estreché la mano. 

—Mucho gusto. Me llamo Gemma. Por ahora, supongo que soy la holgazana principal aquí.

Tiberius rió y felicitó nuevamente a Duncan. 

—Entonces, ¿cuándo te unes a nosotros para entrenar?

—No podría durar ni cinco minutos—. Una voz gruñó desde las filas de los lobos.

Duncan rugió, imponiendo su estatus y poder sobre los lobos, haciéndolos enseñar sus cuellos. 

—Nadie habla así de mi pareja. Ya tengo a seis chicas en el calabozo por tocarla, no creas que no haría lo mismo con cualquiera de ustedes.

Acaricié su espalda con la esperanza de calmarlo. 

—Ignóralo. Siempre hay personas envidiosas. La vida se encarga de ellos con el tiempo.

—Tal vez tenga razón, pero creo que cinco millas más de carrera ayudarían a filtrar a los envidiosos debiluchos. Ella puede ser pequeña, pero son los que parecen débiles de quienes más te debes cuidar —dijo Tiberius volteando su mirada hacia sus estudiantes.

Asintió hacia nosotros y comenzó a gritar amenazas mientras hacía que el grupo empezara a correr de regreso hacia el camino. 

Me alegré de no estar en su lugar, aunque pronto lo estaría. No podía ser débil aquí. Tenía que demostrar que era digna de tres compañeros, especialmente de unos tan poderosos.

—Lo sien…

Puse mi mano sobre la boca de Duncan. Acaricié su espalda esperando calmarlo.

—No hiciste nada malo. —Retrocedí y me dirigí hacia el bosque—. Dejemos que nuestros lobos salgan a conocer y explorar. Moonlight no es la más paciente.

Él se rió. 

—Blue tampoco lo es.

—Te reto a... 

Olvidé que no estaba en un lugar donde conociera los lugares.

Se rió. 

—Las primeras veces, corramos solo hasta el lago y tal vez atrapemos una ardilla en el camino. —Señaló directamente detrás de nosotros—. Está por ahí y un poco a la izquierda. Es difícil perderlo.

“No como esas criaturas pequeñas e indefensas. Quiero un venado. O tal vez un puma". 

Moonlight protestó mucho.

—Mi lobo dice que no caza presas tan pequeñas, pero no le importa enfrentarse a un puma.

Duncan solo nos miraba, probablemente pensando que estábamos locos y con deseos de muerte. 

Aproveché su sorprendido momento para comenzar a correr de regreso hacia el bosque. Cambiamos de forma en medio de la carrera. 

Mi hermoso lobo era blanco con manchas grises claras y oscuras en nuestras patas, nariz y cola. Estábamos un poco delgadas, pero una vez que podamos tener comidas regulares, recuperaremos peso.

El lobo de Duncan era hermoso. Totalmente n***o, con la punta de la cola y la nariz blancas. 

Moonlight no le dio la oportunidad de alcanzarla antes de girar y lanzarse sobre él. 

Esto iba a ser una carrera larga y divertida. 

Esperábamos que Blue sea tan juguetón como Duncan, o nos pondrá en nuestro lugar por portarnos mal.

"Estoy más que bien con eso" ronroneó Moonlight. 

Vaya, justo tenía que tener un lobo pervertido.