**** Capítulo anterior estropeé. Olvidé que la madre murió en el parto de su hija menor. Lo solucioné convirtiendo a Matilda en su madrastra y la supuesta segunda oportunidad de su padre. Lo siento mucho por eso. Todo lo demás es igual, solo moví algunas conversaciones. Mis ojos no querían abrirse. Podía sentir el calor de Duncan a mi alrededor y su ronroneo suave en mi pecho, que me mantenía tranquila y gelatinosa. La habitación se sentía tensa y llena, empujándome de vuelta a pensamientos de que no era suficiente, que lo de ayer no fue suficiente para convencer a nadie de que era su hija perdida de nuevo. La voz mintió. Tal vez esto era aún más de mi manada, viejas manadas, chistes. —Puedo sentir que estás despierta, cariño —susurró Duncan en mi oído. El calor de su aliento enviand