MEGAN HOBBS —Señorita ¿se encuentra bien?—pregunta Lucio abriéndome la puerta del coche en cuanto llegamos al estacionamiento de mi casa. —Sí—es lo único que puedo decir. Camino como si estuviera en una nube mientras subo al ascensor, en el apartamento solo puedo dejar mi bolso y quitarme los tacones caminando como si fuera un zombie lanzándome directo al sofá. La mirada fija en el techo, los pies colgando y las manos... las manos pegadas a mi vientre. Es irónico, paso años buscando un embarazo de forma natural y con fertilizaciones con un hombre que en ese momento era algo seguro pero nada ocurre, ni siquiera tuvimos un falso positivo en todos estos años, ni un rayo de esperanzas, ni un retraso, nada, y de repente nuestro castillo se cae, las verdades salen a la luz, me separo, con