Izan ni si quiera quería ver el interior de aquella habitación. Levantó la vista a pesar de su renuencia, era algo que no estaba preparado para afrontar, era como si en el interior de la habitación estuviera ambientada y decorada como si de la época medieval se tratará. Izan se puso de pie y camino unos pasos hacia adentro. La habitación no contaba con ventanas, estaba oscura, encendió el interruptor y algunas luces tenues se encendieron mostrando nuevos objetos. Lo primero que Izan notó fue el olor a madera vieja, nadie había estado aquí desde hace mucho tiempo. Tal vez desde antes de la muerte de sus padres. Las paredes y el techo estaban tapizados de un color rojo oscuro casi del color de vino. El piso era de suave madera fina que al dar pasos ni si quiera hacía algún ruido. Todo en su