Manolo llevó a Amelie en su auto hasta la residencia de los Davis. Esperaba ver a su padre primero para que supiera que estaba en la ciudad. Una de las empleadas domesticas le informó que estaba en su despacho. Amelie miró a Manolo y él le dijo que tenía que hacer algunas cosas en la oficina por lo que ya estaba bien en su casa. Ella lo despidió dándole las gracias. Amelie tocó la puerta del despacho de su padre girando la perilla en cuánto escucho “pase”. Christopher abrió los ojos de par en par cuando la vio, estaba extrañado de verla. —Amelie… —él la saludo sin expresión en el rostro. —Papá… —dijo ella antes de abalanzarse sobre sus brazos, hacía mucho tiempo que no veía a su padre, muchas emociones de nostalgia la embargaron —te extrañé mucho —dijo como si fuera una niña pequeña. C