—¿Amelie? —preguntó Izan en un tono de voz seco, Amelie se quedó sin aliento hipnotizada en su mirada, Izan levanto la vista hacia los empleados —¿Qué no piensan volver al trabajo o seguirán con estás niñerías? —espetó con enfado. Manolo le dirigió una mirada de pocos amigos, pero Izan era uno de los únicos accionistas, era la única razón por la que siempre mordía su lengua para no contestarle como se lo merecía. Sin decir nada más, Izan paso por en medio de Amelie y Manolo, a este último lo empujo para que le diera el paso dirigiéndose con rapidez a la oficina. Cuando entró se dirigió inmediatamente al baño. Su cabeza le dolía por tanto alcohol que había tomado la noche anterior, estaba mareado, pero a pesar de todo no faltaba al trabajo. Se miró pensando si Amelie era una visión, había