LIANA Otro día y otro, uno detrás de otro. ¿Por qué empezaban a ser tan vacíos los días? Habían pasado ocho días desde que lo vi, desde que estuvo en casa aquella noche. ¿De qué otra manera se podía ver al Alfa? No es que pasara nada si no lo veía, pero…quería verlo otra vez. Dejé el cuchillo sobre la mesa y levanté mi mirada hacia mis compañeras, ellas hablaban muy relajadas, pero yo me encontraba un poco cansada, mis manos, mis dedos, mis piernas, todas estas horas de pie. Quería irme a casa, pero todavía nos quedaban dos horas de trabajo y ya el descanso había pasado, al igual que el almuerzo. Intenté unirme a la charla, pero no tenía ánimos. Seguí trabajando en silencio. Me dolía un poco la cabeza y me encontraba de mal humor. Quizás un paseo luego del trabajo me sentaría bie