Me dolía el cuello, movía los dedos de mis pies y sentía algo de frescor en mis piernas, como si estuvieran desnudas. Algo presionaba mi ojo derecho, sabía que no era un parche, porque aquello parecía pegarse a mi cara. Abrí mi ojo y a mis pies pude ver a la Dama Rhee. ¿Qué hacía aquí? ¿Yo todavía estaba en el hospital? Miré en la pequeña habitación, había una silla junto a la puerta y sentado en ella estaba el Beta Collin. Claro…el Alfa estaba de caza, no sé cómo pude pensar que él estaba aquí o que lo estuvo. Todo lo que sentí o escuché se debió a la anestesia o un sueño, algo que deseaba y mi mente me hacía la jugada. —Al fin despiertas, Liana. ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? Los humanos ya se han ido, pero está Betty.—su voz siempre era muy dulce.—Cualquier cosa que necesite