Desde que me había dado una segunda oportunidad para intentar ser feliz, había decidido tomar mi vida de forma lo mal libre posible. Disfrutar de todo, como si no hubiese un mañana. El sexo se había vuelto menos monótono y más excitante a partir de allí. Había sentido curiosidad varías veces en experimentar con mujeres pero nunca había concretado al cien por ciento, y no podía negar que Cheryl Hamilton despertaba algo en mi. Mi sentido de dominación se activaba al verla tan Segura de sí misma pero a la vez tan vulnerable. Volví en dirección a la mesa, pero en el camino choqué con Theo, quien bailaba animadamente con Sienna. Intenté saludarlo, pero la sirenita se arrojó sobre mi en un abrazo. —¡Este lugar es tan genial! —exclamó arrastrando las palabras. Me separé de ella, quite l