Jessica Sobresalte de la cama a causa de una maldita pesadilla. Me encontraba temblando y sudorosa, con la respiración agitada y completamente desorientada. Mi teléfono sonaba descontrolado, pero no me sentía en condiciones de atenderle a nadie. Detestaba el momento posterior a los malos sueños porque me recordaban lo miserable que me sentía a veces sin Scott. Lo extrañaba tanto que dolía, era de esos dolores internos que ninguna píldora podía aliviar. Me levanté dispuesta a prepararme el desayuno, pero no tenía ninguna intención de cambiarme el pijama. Si tenía que empezar a trabajar de algo que no me gustaba pretendía pasar todo mi domingo en la cama mirando series en Netflix. Preparaba huevos benedictinos con tostadas cuando escuche el sonido de mi elevador abriendo sus puerta