CAPITULO | 11 |

3077 Words

Jessica Tener que madrugar cuando el insomnio es parte habitual de tu vida, es aterrador. Eran las siete treinta de la mañana, solo había dormido tres horas y tenía que comenzar a prepararme para estar a las nueve en la compañía de mi padre. Me levanté a regañadientes a darme una ducha para quitarme la almohada de la cabeza de una vez por todas, y poder empezar bien mi mañana. Amaba el ruido de la cuidad. Nueva York era la cuidad que no dormía, con todos sus centros comerciales, financieros, culturales. Con sus miles de autos y las personas ansiosas por llegar a sus trabajos caminando por las calles. Decidi caminar hasta el Starbucks de la esquina del apartamento y comprar un café lo más enorme posible para despertar a mis neuronas, para luego tomar un taxi hacia William St.

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD