Sonrío al ver a Lyla con su pechera color rosa, lista, de pie frente al auto esperando por nosotros. Es increíble lo adiestrada que está, y lo fiel que es a Albert. Me acerco a ella y acaricio su cabeza con mucho amor. —¡Luce realmente hermosa, señorita! Me inclino para que me llene de mucho amor con lengüetazos. Mueve su cola, y ladra alborotada. Ella está más que lista para salir con nosotros. Albert abre la puerta de atrás para que ella suba, y basta con tan solo una señal para que lo haga. Abre la puerta para mí, y basta con una mirada para que mi corazón se alborote. Tomo asiento, y cuando voy a colocarme el cinturón, él se adelanta y lo hace por mí. Su cercanía me pone bastante nerviosa y él lo sabe, por eso se toma su tiempo para ajustar algo que puede hacer en un minuto. Manteng