Capítulo 8 Mañana no podrás caminar. Parte 1

1548 Words
Capítulo 8 Mañana no podrás caminar. Parte 1 Ni bien Lola y Tonio ingresaron por la puerta del departamento, no dijeron nada, simplemente se dirigieron hacia la cocina con rapidez a dejar las bolsas de las compras. Guardaron todo lo que iba en la heladera y luego se abalanzaron uno sobre el otro, besándose con total desenfreno. Se acariciaban sus cuerpos, entre besos, exigiendo más y más en cada segundo que pasaba. De pronto, Tonio levantó a Lola del suelo, haciendo que envolviera las piernas alrededor de sus caderas y se encaminó con ella hasta la habitación. La tenía bien sujeta por las nalgas, estrujándoselas en todo el camino. —¡Aaah…! ¡Tonio! —gimió Lola al sentir como él le mordía la clavícula al entrar a su habitación. La depositó sobre la cama y le habló una gran pasión que a penas y controlaba: —¡Te voy a comer toda, pequeña Lola! —Hazlo. Cómeme, devórame si así lo quieras —dijo ella mientras sonreía al mirarlo a los ojos, demostrando con ello, completa devoción hacia él. —Aquí es donde te voy a devorar —manifestó Tonio acariciándola entre sus piernas, sobre sus ajustados Jeans. Casi de inmediato le sacó los pantalones, deslizándolos por sus largas piernas, sintiendo gran placer cuando estos fueron arrancados de ella y tirados a un costado de la habitación, al igual que anteriormente hizo con sus zapatillas. Tonio sujeto uno de sus pies y lo elevó, acercándolo a su boca, para empezar a besarlo desde la punta de los dedos hasta su tobillo, luego fue subiendo por su pierna llegando de la rodilla. Allí se alejó e hizo lo mismo con el otro pie. Aunque ella sabía lo que él estaba haciendo, Lola no podía dejar de respirar de forma trabajosa, pues lo necesitaba urgentemente encargándose del calor que había provocado entre sus piernas y que solo él podía apagar. Obviamente, Tonio pudo percibir los temblores del cuerpo de ella y la respiración trabajosa, por lo que ya no quería seguir jugando, quería darle lo que necesitaba, así que se arrodilló en el suelo, justo entre sus piernas para luego sujetarla de las caderas llevándola arrastrada casi hasta el borde de la cama. La apetitosa entrada, estaba justo enfrente de sus ojos y Tonio no puedo evitar pasar la lengua por sus labios, mientras la observaba. Podía ver como su coño estaba tan necesitado y mojado que su humedad ya había llegado al centro de su tanga, dejando una gran prueba de ello, allí. Al verla tan expuesta para él, Tonio no pudo aguantar más. Empezó colocando besos suaves como plumas por los muslos de ella, yendo cada vez más arriba, alternando entre uno y el otro, incluso pasó la lengua tocando ligeramente con ella el elástico de su hermosa tanga negra de encaje. —Ah… Tonio… Por favor… Me estoy muriendo aquí —le dijo Lola mientras se retorcía acostada sobre la cama, tratando de observar lo que él hacía con ella sin cerrar los ojos de anticipación. —Ya no voy a jugar más, pequeña. Te voy a dar lo que quieres —aseguró Tonio, sonriendo gustoso al ver como la ponía. Empezó primero a besarle entre sus piernas, justo sobre la tela, haciéndola gritar con el mero contacto de su boca y la lamió de arriba abajo, humedeciendo la tela más de lo que ya está. Luego, cansado de no poder sentir el contacto piel con piel, hizo a un lado la tanga, dejando su centro completamente a la vista y no pasó ni un segundo cuando él ya estaba metido completamente en ella, penetrándola con su lengua. Fue tan intensa la forma en la que la penetraba y luego chupaba toda su vulva, que Lola tuvo que agarrarlo de los cabellos y tirar de ellos, sin saber si lo iba a apartar o solo lo quería más cerca, todo mientras se mordía el labio y soltaba quejidos que retumbaban por toda la habitación. —¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! —gritaba Lola, mirando el techo de la habitación cuando sintió dos dedos en lo profundo de su interior, mientras su clítoris era succionado con fuerza por la boca de Tonio. Unos segundos después, ella explotó; convulsionando sobre la cama. Fue un orgasmo muy largo, pues Tonio seguía succionándola, alargando su orgasmo, dándole todo el placer que él podía con su boca. —Eso fue magnífico, tienes mucho talento —expresó Lola con una gran sonrisa, mientras veía como Tonio se alejaba de su coño. Tonio tenía toda la boca y la barbilla mojada, pero eso a ella no le disgustó, parecía complacida y un tanto excitada de verlo así, marcado con sus jugos. No pudo resistirse y lo besó, probándose a sí misma en el acalorado roce de labios. —¡Quiero que me hagas tuya! —¿Estás segura, Lola? —preguntó Tonio un tanto dubitativo —. No quiero que después te arrepientas, porque no habrá vuelta atrás. Una vez que este dentro tuyo, nada hará que eso se borre. —Estoy muy segura. Te deseo dentro mío. —Acarició su rostro con ternura, para luego besarlo una vez más antes de que él se incorporara en todo su metro ochenta para sacarse la camisa. Al verlo con el torso al descubierto, Lola se incorporó, sentándose en la cama para poder pasar su mano por los trabajados abdominales de él. Tonio, al verla hipnotizada por sus músculos, sonrió y la ayudó a sacar de su cuerpo su blusa y posteriormente su sostén, el cual era a juego con la perdida tanga. —Simplemente hermosa —alabó Tonio, el perfecto cuerpo desnudo de Lola. La joven, al ver como él la miraba con tanto fuego en sus ojos, no pudo evitar sentir que ya era tiempo de que él estuviera enterrado en las profundidades de su caliente v****a, por lo que sujetando sus pantalones por la cintura, los abrió y empezó a deslizarlos por sus muslos, dejándolos enrollados en sus rodillas. Ahí fue cuando Tonio tomó el mando, sacándose los zapatos y luego liberándose de los pantalones por sus pies y antes de tirarlos a algún rincón, sacó la caja de preservativos del bolsillo. Al estar completamente desnudo, Tonio se subió sobre el cuerpo de ella y la beso, mientras Lola lo abrazaba con sus manos envueltas en su espalda, dejando algunas marcas rosadas donde lo rasguñaba ligeramente. Cuando ambos se separaron, Tonio la miró a los ojos queriendo ver la seguridad en ellos por lo que iban a hacer. Este era el punto de no retorno para él. Por suerte vio como ella asentía, diciéndole que estaba segura de que quería que él continuara. Abriendo un reservativo, Tonio lo deslizó por su dureza, soltando un pequeño gemido cuando el látex lo envolvió con fuerza. —¿Eres virgen? —preguntó Tonio cuando tenía la punta de su m*****o justo en la entrada de ella, presionando ligeramente para entrar. —¿Por qué lo preguntas? ¿Cambiaria algo si no lo soy? —cuestionó Lola, aturdida y sin entender el porqué Tonio le preguntaba eso. —Tranquila, Lola. Solo quiero saber, porque si eres virgen tengo que ir despacio, pero si no lo eres, puedo cogerte con fuerza desde el principio —aclaró él, antes de darle un pequeño beso que la tranquilizó de inmediato. —¡Oh! Entonces, puedes cogerme bien duro desde la primera embestida. —Había calor e inocencia en sus ojos a la hora de hablar, lo que excitó a Tonio al punto de explotar. —No te preocupes, voy a cogerte con tantas ganas que mañana no podrás caminar bien. No terminó de hablar cuando ya estaba entrando en ella de forma brusca, por suerte ella estaba bien lubricada y trabajada porque si no le habría dolido aunque sea un poco. Tonio no paró de arremeter en ella con rápidas y contundentes embestidas. Era sexo duro y rápido, pero a ella le encantaba cada segundo de ello. Sus paredes se humedecían y contraían cada vez más al rededor de su m*****o, apretándolo como si de un guante se tratara. —¡Aaah… sí! Cógeme así, Tonio —gritó Lola, rasguñándolo en toda su espalda, haciendo que él gimiera con un poco de dolor. Mientras estaba entrando y saliendo de ella, Tonio se metió uno de los senos de ella en la boca. Lo lamió primero con cuidado y luego lo mordió ligeramente. En el momento en que ella gemía audiblemente, levantando la espalda de la cama, tirando la cabeza para atrás, él lo succionó con mucha fuerza dentro de su boca, llevándola cada vez más cerca del orgasmo. Cuando ambos estuvieron casi al alcance del orgasmo, fue que Lola envolvió las piernas alrededor de la cintura de él, haciendo que la pelvis de Tonio acariciara su clítoris, generando una increíble fricción que la hizo poner los ojos en blanco, apretándolo aún más. Solo unas cuantas estocadas más y Tonio se corrió dentro de ella, gritando de placer. No obstante, siguió penetrándola un poco más, puesto que ella todavía no se había corrido. Por suerte esto fue suficiente para que ella también se corriera, unos momentos después, mientras la besaba en la boca.
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