Capítulo 2 Nace una atracción.

2016 Words
Capítulo 2 Nace una atracción. Un mes había transcurrido desde que Lola se mudó al departamento de Tonio. Ellos, ya habían iniciado las clases y todo marchaba casi perfecto con respecto a las clases y a la universidad. Como Tonio estaba en su último año y ella recién comenzaba su primer año, no se cruzaban prácticamente, solo cuando llegaban y se iban juntos de la universidad. Estos escasos momentos; sin embargo, fueron suficientes para que algunas compañeras de Lola la acorralaran en los pasillos, para preguntarle por su relación con Tonio, ya que los habían visto llegar juntos en el auto de él. Ella, por más que quería mandarlas al demonio por tanta preguntadera, se armó de paciencia y les dijo la verdad. Sin embargo, el saber que ellos no eran familia había causado un gran revuelo, y más cuando uno de los amigos y compañeros de Tonio cometió la indiscreción de decirle a algunas personas que ellos vivían juntos. Gracias a esto, ahora, cuando Lola caminaba por los pasillos, las mujeres las miraban con gran envidia y celos, pues resulta que Tonio era todo un Don Juan y todas las féminas de la universidad estaban atraídas por él, por lo que la veían como competencia. Sin llegar a quererlo, Lola se había convertido en una persona no muy querida por la población femenina, por lo que se le hizo bastante complicado el encontrar una amiga, puesto que parecía tener la peste. Esta mañana había sido especialmente dura para Lola, todo el ajetreo que había en su aula por su relación con Tonio, la terminó desbordando un poco, por lo que decidió salir temprano y tomar un taxi hacia el departamento. Tonio tenía clase hasta la tarde, al igual que ella, por lo que no le pareció correcto el llamarlo para pedirle que la llevara hasta allí y que luego se volviera a la universidad para su próxima clase, por lo que hizo lo que mejor le pareció en ese momento. Se fue sola y sin decirle nada. Al llegar al piso donde estaba su departamento, se dirigió hacia su puerta y rápidamente entró. No notó nada extraño en la sala, por lo que caminó sin ningún inconveniente hasta su habitación; sin embargo, al llegar al pasillo, un fuerte ruido la hizo detenerse y mirar hacia su derecha, donde estaba la puerta de la habitación de Tonio. La puerta se encontraba ligeramente abierta, por lo que ella podía ver hacia adentro con facilidad. En la cama, estaban Tonio y una mujer que ella no conocía, ambos desnudos, teniendo sexo. Para ella fue un shock el presenciar semejante escena, por lo que quiso salir de allí de inmediato, pero no podía. Parecía congelada en su lugar, sin poder moverse ni un centímetro. De pronto, notó que había algo bien extraño desarrollándose en su interior, pero no estaba segura de que era, por lo que se tuvo que quedar con la duda, mientras solo podía observar el vaivén de los cuerpos sudorosos en la cama. Tonio estaba arrodillado detrás de la hermosa mujer, quien estaba en cuatro sobre la cama, gimiendo como loca mientras él entraba y salía de ella con mucha fuerza y rapidez. Él la tenía bien sujeta del cabello, haciendo que ella estirara la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados y la boca abierta. —¡Aah…! ¡Tonio! —decía la mujer, una y otra vez, envuelta en un mundo de sensaciones fascinantes que la descontrolaban, haciendola gritar a los cuatro vientos lo bien que él la estaba cogiendo. Ninguno de ellos parecía haberse percatado de su llegada, ya que estaban absortos en lo que hacían. El ruido de su acto s****l, siendo tan carnal, además, fue suficiente para tapar el estruendo de la puerta principal al cerrarse de golpe cuando ella entró. Lola intentaba mover los pies, pero no lo lograba. Estaba clavada en el lugar, observando y escuchando casi hechizadamente el acto s****l delante de ella, incapaz de apartar la mirada. El fuerte sonido de chapoteo, que se creaba al chocar sus cuerpos desnudos, la estaba haciendo retorcerse en su lugar sin darse cuenta. Ella podía sentir como su cuerpo se excitaba, como su ropa interior se mojaba totalmente y los vellos de su cuerpo se erizaban. Sus pezones se pusieron duros y sus pechos rogaban por ser amasados por sus manos. Su respiración era forzada y su pecho se movía con brusquedad en medio de cada inhalación que hacía. Tragó la saliva que parecía estar guardando en su boca, haciendo que el nudo en su garganta bajara con la ayuda del cálido líquido. Mordió sus labios, con fuerza, cuando escuchó la charla s****l que ellos tenían: —Aah… Tonio, más duro. Quiero que me rompas toda —dijo la mujer en medio de las fuertes embestidas de Tonio. —¿Así o más duro, Pequeña Putita? —le preguntó él, mientras mágicamente sus caderas se movían con mayor velocidad, dándole lo que le pedía. Su pene era de un gran tamaño, impresionaba enormemente a Lola, quien podía ver algunos vestigios de él desde su posición en la puerta. El pene entraba y salía con rapidez del apretado coñito de esa hermosa mujer, haciéndola poner los ojos en blanco mientras disfrutaba de como era el sexo con Tonio. Duro y salvaje. —Sí, así. ¡Aah…! —dijo ella, gimiendo con fuerza—. ¡Así es como lo quiere tu Putita! ¡Duro y rápido! Lola no pudo evitar levantar una ceja, sorprendida por como él llamaba a la mujer que se estaba cogiendo; sin embargo, ella no parecía disgustada de ningún modo, al contrario, parecía excitarse más al oír como él la llamaba. Tonio, por su parte, también parecía excitarse al escuchar a la mujer llamarse a sí misma “Putita”, puesto que la levantó por las axilas, dejándola arrodillada delante de él, la posición perfecta para que él le estrujara los pechos, mientras todavía bombeaba dentro de ella. —Aah… Aah… ¡¡Sí!! Al poco tiempo, los dos se corrieron de forma audible, gimiendo y gritando desenfrenadamente, por lo que Lola, al ver que todo había acabado, al fin pudo moverse e irse casi corriendo a su habitación. No obstante, antes de poder hacerlo, notó que tenía una mano en su pecho, acariciándose sobre la delgada blusa que traía pegada al cuerpo y la otra la tenía entre sus piernas, dándose un pequeño estimulo, aun con sus pantalones puestos. Cuando llegó a su cuarto, cerró despacio la puerta, tratando de no hacer ruido. Fue a su cama y se tiró sobre esta, queriendo olvidar lo que acababa de ver, pero por más que así lo quiso, no lo podía hacer. La imagen estaba fija en su cabeza y su cuerpo le pedía a gritos por un poco de autosatisfacción, pero no podía; no cuando ellos todavía estaban allí y podían escucharla. Justo veinte minutos después, escuchó las voces de Tonio y de la mujer, en la sala de estar; ella todavía seguía enfrascada en todo lo que había visto. Su entrepierna punzaba, rogando por una liberación o un misero toque, pero Lola se seguía conteniendo, pues suele ser muy ruidosa durante sus orgasmos, por lo que estaba más que segura de que se terminaría delatando si lo hacía con ellos allí. Solo cuando escuchó que los dos se iban, fue que se levantó corriendo de la cama y fue hacia el armario y empezó a rebuscar en medio de su ropa hasta que consiguió lo que quería. Su vibrador conforma de pene, el cual sacó con una sonrisa. —Tú, mi querido amigo, vas a hacerme correr como si no hubiera un mañana, o te tiraré al cesto de basura sin ningún remordimiento, y mañana me compraré uno nuevo. Uno mejor —amenazó Lola al pobre aparato que nada malo le había hecho. Luego se acercó con paso rápido a la cama, donde se sentó de inmediato. Dejó el vibrador de lado para quitarse la blusa y el corpiño, y luego continuó con sus apretados pantalones. Quedando solo con su pequeña tanguita negra de encaje, se recostó en la cama. Situó sus piernas bien abiertas y flexionadas, mientras se recostaba sobre la almohada, cerrando los ojos, volviendo a la imagen que acababa de observar en el cuarto de Tonio. Podía imaginárselo a él, entrando y saliendo de esa mujer, podía oír dentro de su cabeza los sonidos que ambos habían hecho y eso le estaba excitando tanto que pronto, su interior volvió a ser una cascada. Estaba tan deseosa que parecía liberar litros de su dulce néctar, lubricando su entrada para su juguetito favorito. Incluso podía sentir la humedad, resbalar fuera de su entrada, cayendo sobre la raya de sus nalgas, llegando a mojar ligeramente su entrada trasera. —Mmm… —gimió suavemente, con los ojos cerrados, mientras el placer se hacía cargo de su cuerpo y de sus acciones. La imagen que tenía en su mente cambió drásticamente de un momento para otro, siendo ella la mujer que estaba entre los brazos de Tonio, siendo ella a quien él penetraba con tantas ganas, destrozándola totalmente. No dudo un segundo antes de agarrar el vibrador y encenderlo sin mirar. No hizo falta. Luego lo llevó a su entre pierna y empezó a acariciarse con él. Fue muy sutil al inicio. Lo pasó por toda su conchita con suavidad, como un juego previo antes de la acción. Luego, se empezó a frotar por entre medio de sus labios, yendo de arriba hacia abajo en repetidas ocasiones que hacían que gimiera y ronroneara como un pequeño gatito. Cuando jugó con el pequeño y sensible nudo del placer, no pudo evitar un ligero estremecimiento que la hizo poner los ojos en blanco y sacudirse sobre la cama. Su clítoris estaba hinchado y deseoso, por lo que esta atención, tanto a él como a ella, le pareció estupenda. Agradeció de sobre manera las vibraciones del gran aparato que no hacían más que tentarla, hasta que ella corrió su tanga de lugar y llevó el vibrador a su entrada. No había mucho tiempo para prepararse para la invasión, pues ella ya estaba casi al borde de la desesperación y ya no podía esperar más. No era momento de jugueteo. Sin más retrasos, Lola se introdujo la cabeza del vibrador en su interior. —Aah… —gimió ella dejando escapar un suspiro, mientras este instrumento del placer tocaba todas sus paredes internas, recorriendo todo su interior hasta chocar con su cérvix, momento donde pareció tener un mini orgasmo. Después de unas cuantas pequeñas convulsiones, Lola utilizó su mano libre para estrujarse los pezones y amasar sus senos con bastante fuerza, haciendo que lo sintiera con profundidad. —Ah… ¡Tonio! —dejó escapar de sus labios el nombre de quien ella, hasta ese momento, veía como un hermano. El placer y el morbo de lo prohibido, estaban haciendo estragos en su organismo y en su mente, haciéndola olvidar de todo razonamiento que tenía. Mientras metía y sacaba el vibrante consolador de su interior, con rápidas estocadas, no podía sacar de su mente a Tonio, por lo que no se pudo aguantar más y siguió, dejando que su mente morbosa la llevara a un lugar nuevo y excitante, imaginándose lo que sería el tener sexo con Tonio, su hermano. —Mmm… ¡Mierda, Tonio! Cógeme más… ¡Más rápido! ¡Aaaah…! Con su liberación unos minutos después, Lola dejó salir un fuerte grito que casi sacude las paredes de su habitación y del departamento. Los espasmos fueron tantos y tan poderosos, que le pareció una eternidad el tiempo que le costó bajar de la nube s****l, en la que solo el ver a Tonio, teniendo sexo, la había puesto. —Ah… Mierda, bonito —dijo Lola, mientras sacaba el vibrador de su interior, todavía prendido—. Sí que me serviste bien. No te preocupes, no te voy a descartar. Todavía eres muy bueno en tu trabajo. —Apagó la constante vibración del juguete, sonriendo embobada y satisfecha, mirándolo con ojos cansados.
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