Capítulo 4 Cosquillas y algo más.

1753 Words
Capítulo 4 Cosquillas y algo más. Esa noche, cuando ambos se fueron a dormir, no podían sacar de sus mentes todo lo que habían experimentado, por el otro, ese día. Las cosas se estaban complicando en sus mentes y más que nada en sus corazones, sin que ellos llegasen a entender la magnitud de lo que sucedía y lo que esto les traería a sus vidas. A la mañana siguiente, cuando Lola despertó, todavía era temprano y más para ser un sábado, día en que ella y Tonio no tenían que ir a la universidad. Ella se levantó y fue al baño con tranquilidad, tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a Tonio, pensando que aún estaba durmiendo. Sin embargo, al salir, pudo escuchar un ruido en la sala, por lo que en vez de ir nuevamente a su habitación; fue hasta la sala. Ni bien entro, pudo ver a Tonio, sentado en el sofá, metido completamente en su teléfono celular, viendo videos de t****k, por lo que no se había percatado de que ella se había levantado. Se acercó a él con mucho cuidado de no hacer ningún ruido y cuando estuvo a sus espaldas solo tuvo que inclinarse un poco para que su cara estuviera en su oído prácticamente. —¡Tonio! —dijo Lola en una voz espeluznante que erizó los vellos del cuerpo de él, haciendo que soltara su celular, asustado totalmente, mientras pegaba un grito para nada masculino. Lola, al ver su reacción, se empezó a reír a las carcajadas. Encontró muy cómico la situación, hasta que Tonio, la tomó por los brazos y la hizo caer sobre el sofá, dando una vuelta en el aire, mientras le decía: —¡Ahora verás, pequeña demonio! Conmocionada por el cambio de escenario, Lola no pudo decir nada hasta que él se colocó arrodillado sobre el sofá, con una de sus piernas entre las de ella y luego empezó a hacerle cosquillas en el estómago, provocando en ella fuertes chillidos. —Ah… Tonio. ¡Suéltame! Perdón, perdón… —imploraba Lola en medio de su ataque de risa. —No hay perdón que valga hoy, niña —declaró Tonio mientras seguía haciéndola retorcerse sobre el sofá. Las cosquillas, eran algo que ella odiaba, pues desde muy pequeña, no podía parar de reír incluso cuando ya la risa se volvía dolorosa. Esto era algo que obviamente Tonio sabía y jamás le importó, ya que cuando él se las hacía era por un buen motivo, como en este caso en donde él pensaba que ella merecía un castigo por como lo había asustado. Todo sucedía con inocencia, como siempre, hasta que dejó de ser así. De pronto, Tonio notó que la pierna de Lola, que había tenido entre las suyas, ya no estaba allí, aunque no supo cuándo eso había ocurrido. Ahora, la tenía envuelta alrededor de su cadera, quedando atrapado entre sus piernas abiertas. No fue hasta ese momento que Tonio se dio cuenta de que estaba apoyado sobre la entrepierna de Lola, cosa que hizo que su m*****o, el cual estaba pegado a ella, se endureciera terriblemente. Detuvo de inmediato las cosquillas, dándole a Lola la oportunidad de recuperar el aliento y percatarse del cambio en él. Claramente, Lola sintió como él estaba totalmente duro contra su intimidad, pero lo más loco en ese momento para ella fue que él no se había apartado ni un centímetro de su entrepierna, por lo que ella podía sentir por completo su pene. Era grande y estaba muy duro, haciéndole tener ideas de lo que se sentiría eso, enterrado dentro suyo, hasta el fondo. Tonio había permanecido atento a cada detalle de ella, por lo que cuando vio que empezaba a respirar con forzoso trabajo fue que él recobró el sentido e intentó apartarse, pero Lola no se lo permitió. Lo envolvió apretadamente con sus piernas y lo forzó a volver en esa posición, haciendo que sus intimidades chocaran de la forma más placentera. —Mmm… ¿Lola? —preguntó él, confundido, mirándola a los ojos, luego de haber soltado un gemido al hacer contacto con su intimidad, de forma brusca. —Estamos jugando… —dijo con un tono y una expresión sensual en su rostro—. ¿Ibas a escapar, Tonio? —susurró casi en un murmullo que él escuchó perfectamente, notando además que Lola estaba muy excitada, ya que no intentaba ocultarlo. —Lola, hay que parar un poco este juego. —Trató de apartarse nuevamente, pero ella no lo dejó. Lo tomó por las mejillas y lo hizo mirarla a los ojos para ver su reacción cuando le dijera lo que deseaba. —Tonio… No quiero que pares… no ahora. Los ojos de Tonio se agrandaron descomunalmente cuando las piernas de ella lo apretaron y lo llevaron a tocarla aún más. —Lola… ¿Sa… sabes lo que estás haciendo? —cuestionó con un ligero tartamudeo. —No tengo idea de lo que estoy haciendo, pero no quiero parar. —Esto no puede ser. Tú y yo, somos familia —expresó él en un último intento de hacer que ella diera marcha atrás en lo que estaba pasando aquí. Esto era una bomba de tiempo y ambos lo sabían muy bien. —Ayer, cuando llegué… estabas cogiendo con una mujer en tu cuarto —le confesó ella, acariciándole ligeramente una oreja de forma suave, haciéndolo sentir bastante placer con un simple toque. —¿Qué? ¿Por qué no dijiste nada antes? —Se apartó un poco de su toque al interrogar. —Porque me excité con lo que vi. —¿Qué? ¿Me viste? —él inquirió, conmocionado, con esta información. —Sí, te vi durante un tiempo. Tuve que esperar a que te fueras de la casa, con ella, para poder masturbarme y correrme ruidosamente. —¿Te corriste? —preguntó en un quejido. Un corriente de electricidad pareció recorrer su cuerpo, excitado al pensar en ella con su mano entre sus piernas, dándose placer ella misma y luego corriéndose. Ya muy atrás había dejado Tonio el razonamiento, solo quería saber como seguía la historia. —Como un tsunami. —Se mordió los labios al terminar de hablar, disfrutando de la reacción de él. —Mmm… ¡Mierda! —dejó salir un gemido y una maldición, luego de haber movido las caderas imitando una embestida al escucharla decir aquello. —Hazlo otra vez, se sintió muy bien —pidió ella. Tonio ya no pensaba, solo quería liberarse y a ella también, por lo que cumplió su pedido de inmediato. Movió las caderas de adelante hacia atrás, embistiéndola. Sus intimidades se rozaban, más era lo único de sus cuerpos que se tocaban, hasta que Lola empezó a acariciarle el cuello y el rostro. Para ella esto no era suficiente, quería más contacto, increíblemente quería todo con él. Ella ya estaba metida hasta el fondo de este pozo al que había saltado y no se conformaría con nada menos que con todo. Empujó con sus manos la cabeza de él, haciendo que este la bajara con el ceño fruncido, solo para recibir un beso en sus labios de la boca de ella. Fue extraño al principio, pero más que nada placentero, por lo que se dejó besar y participó con muchas ganas al devolvérselo, luego de un instante de vacilación. Sus lenguas se enredaron y ambos gimieron, tanto por el beso como por la dulce fricción que sus partes inferiores estaban teniendo. —Aah… Aah… Mmm… —gemía ella en la boca de él, cuando una de las manos de Tonio llegó a uno de sus senos para apretarlo con muchas ganas. Poco a poco, el momento estaba caldeándose cada vez más, pero Lola necesitaba más fricción, por lo que empujó los hombros de Tonio hacia atrás, haciéndolo apartarse con el ceño fruncido. —¿Qué sucede? —interrogó él, obviamente frustrado cuando tuvo que detenerse. —Solo siéntate en el sofá y déjame a mí el resto. Con una ceja levantada, Tonio se alejó de ella y se sentó como ella le pidió. Un segundo después, Lola estaba sentada en su regazo a ahorcajadas. No le dio tiempo a nada, cuando ya tenía su camiseta en sus manos, sacándola por su cabeza, dejando su hermoso y trabajado cuerpo a la vista de ella, quien lo contempló durante unos segundos, mientras se mordía los labios, aguantándose el impulso que tenía de lamerlo por todos lados. —Tonio, eres tan sexy. Solo de verte así; me mojo completamente. —Mmm… Tú también eres sexy, niña. Ahora déjame ver lo que hay aquí abajo, que me muero de ganas —le pidió él mientras le tocaba el borde de la blusa de dormir. No estaba obligando ni imponiendo nada, solo pedía, puesto que quería que ella fuera la que avanzara con él. Lola no lo dudo ni un segundo, simplemente se levantó la blusa, dejando sus senos a la vista de él. Estos eran grandes y redondos, completamente necesitados de atención, por lo que en el calor del momento Tonio empezó a acariciarlos con la lengua, lamiéndolos con mucho mimo, sacando fuertes reacciones de Lola. —Aaah… —dejó escapar ella un fuerte gemido, para luego empezar a mover las caderas en círculos sobre el regazo de Tonio. Esto para él era muy placentero, por lo que no dudo en poner uno de los pezones de Lola dentro de su boca y succionarlo con fuerza, haciéndola estremecer—. ¡¡Tonio!! —gritó al sentir la succión. Le sujetó su suave cabello rojo, manteniéndolo allí, mientras cerraba los ojos y seguía girando las caderas con rapidez, dándose lo que más ansiaba en ese momento, una liberación. —¡Aaaaah…! Cuando Lola finalmente bajó de la nube a la que su orgasmo la había llevado, vio que Tonio la miraba a la cara, algo nervioso por cómo reaccionaría después de correrse. Pensaba que ella lo mandaría a volar por tocarla de esa manera, pero, muy contrario a lo que imaginó, Lola se inclinó para darle un pequeño beso antes de apartarse. Él frunció el ceño, creyendo que lo dejaría allí, duro como una roca. Nada más lejos de la realidad, porque al besarle, ella notó que él aún estaba muy excitado, lo que la hizo retroceder un poco. Sin embargo, no se alejó demasiado, ya que, un segundo después, Lola se arrodilló frente a sus piernas, lo que le hizo abrir los ojos con sorpresa al adivinar sus intenciones.
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