Capítulo 11 Mirándonos con obvio deseo.

1748 Words
Capítulo 11 Mirándonos con obvio deseo. —Acelera un poco más, Tonio —dijo Lola con voz enfadada. —No puedo, aunque quisiera, cariño. Ya voy a la máxima velocidad permitida —explicó Tonio sonriendo, mientras miraba el camino. —¡Llegaremos tarde! —Lo siento, pero tú también estuviste a bordo con lo que pasó en la ducha —dijo Tonio tratando de que ella también admitiera algo de la culpa, después de todo él no había sido el único que había estado cogiendo hasta apagar las neuronas, olvidándose de todo, en la ducha. Lola se mostró indignada por sus palabras, su boca cayó abierta y sus ojos se volvieron rendijas mientras lo observaba con el ceño fruncido. Ella había sido la más renuente a la hora de empezar algo, pues tenía miedo de llegar tarde, pero él había aparecido en la ducha, aprovechándose de su fragilidad y su poca fuerza de voluntad ante un poco de placer. Sabía que ella había aceptado, pero la culpa tenía que recaer cien por ciento en él, pues había sido quien inició todo. Poco después llegaron a la universidad, donde se tuvieron que separar, nada más bajar del vehículo, puesto que tenían clases en diferentes áreas del edificio. Antes de alejarse, aprovechando que nadie estaba cerca en el estacionamiento, Tonio la abrazó por la cintura, pegándola a su cuerpo y la besó con gran pasión, haciéndola estremecerse con cada roce de sus labios. —Mmm… —gimieron los dos, antes de alejarse. —Te veo después, pequeña —saludó Tonio y se marchó en una dirección diferente, mientras que ella empezaba a caminar hacia su salón de clases. La mañana pasó rápido y pronto llegó el momento de salida. Lola se dirigió al estacionamiento, pensando en todo lo que tendría que hacer en la semana para poder terminar un trabajo práctico que su profesor le había pedido para el próximo lunes, cuando chocó de frente con Mike, el amigo de Tonio. —Oh, lo siento —dijo sin levantar la vista. Cuando lo hizo, lo reconoció de inmediato, por lo que lo saludó— Hola, Mike. —Hola, Lola —saludó él con una bella sonrisa en sus labios. Lola no podía dejar de mirarlo, y pensar que el amigo de Tonio era absolutamente hermoso. Desde la primera vez en que lo vio, quedó deslumbrada por la belleza de él. Ahora, con todo lo que había pasado con Tonio, no podía evitar el comprarlo con él, quien era muy guapo, pero donde él era musculoso y sexy, Mike era poseedor de una gran belleza que solo era realzada por su figura trabajada. Aunque no tenía el porte de un deportista, como Tonio, estaba marcado deliciosamente en los lugares correctos, haciéndolo aún mejor a la vista. —¿Qué haces aquí? —preguntó viendo que Tonio no estaba a su lado. —Quedé con Tonio para ir a hacer un trabajo juntos al departamento. Me pidió que lo esperara al lado de su auto —explicó, encogiéndose de hombros y mirándola con detenimiento. —Oh, pues entonces, esperémoslo juntos. Mientras ellos esperaban por la llegada de Tonio, aprovecharon para charlar un poco, sobre como le iba a Lola con la universidad y su mudanza a esta ciudad. De paso, ella le habló sobre el trabajo práctico que tenía que hacer para el siguiente lunes. Mike, a quien secretamente le gustaba ella, aprovechó para ofrecerse a ayudarla con ese trabajo y así pasar algo de tiempo con ella, llegando a conocerla un poco más, sin imaginarse en lo que se metería. Cuando ya habían cuadrado todo para poder juntarse, durante los siguientes días, Tonio llegó y los interrumpió. —Perdón por hacerlos esperar, pero el profesor me complicó aún más mi tarea con sus preguntas de ayuda —explicó Tonio el motivo de su tardanza. —No pasa nada, aquí nos entretuvimos —dijo Mike, golpeando suavemente el hombro de Tonio, sonriendo como si este no fuera un gran día para él. Ni Tonio ni Lola se dieron cuenta de que Mike estaba demasiado contento, por lo que los tres entraron al auto sin cuestionarse nada. Pronto, los tres viajaron al departamento en un agradable ambiente, charlando durante el camino sobre el trabajo que Lola tenía que hacer. Para este entonces, Tonio también se ofreció a ayudarla, a lo que ella obviamente aceptó muy agradecida con los dos. Dos horas después, de haber llegado, Tonio ya estaba algo cansado de tanto trabajar, por lo que dejó a Mike en su habitación, mientras él aprovechaba para ir a la cocina a buscar algo de comer y beber. Nada más entrar se encontró con Lola, quien estaba lavando los platos de la noche anterior, luego de haber terminado unas actividades que tenía de tarea. —Mmm… Justo me moría de hambre, qué suerte tengo de haber encontrado semejante manjar perdido por aquí —dijo Tonio en su oído, sin levantar mucho la voz, para no ser escuchado por su amigo. Estaba pegado a su cuerpo mientras ella continuaba lavando, disfrutando de su cercanía y de sus caricias en su cuello, al cual besaba y lamía con suavidad, antes de morderla con ligereza. —Ah… No me provoques, Tonio —advirtió Lola soltando un suspiro por el placer que esas meras carias ocasionaban en ella. —Pero me divierte mucho verte retorcerte en mis manos —expresó Tonio con diversión, mientras sujetaba sus senos, sobre la blusa que ella traía puesta, haciéndola tirar su cabeza hacia atrás, descansando sobre su pecho. Con cada apretón que él le daba, ella soltaba pequeños quejidos y movía su trasero de un lado al otro, haciendo que sus nalgas masajearan su pene, el cual estaba cobrando vida con este jugueteo. Sin ponerse a medir las cosas, Tonio, desabrocho la parte delantera de los pantalones de Lola y de inmediato metió una mano dentro de ellos. El primer contacto de su mano contra su vulva fue placentero a más no poder, para ambos, pero fue Lola quien soltó un sonoro gemido que no pudo contener. —Aaah… Tienes que ir a… —trató de decirle que se tenía que ir a su habitación, pero las palabras la abandonaron cuando él empezó a realizar pequeños círculos sobre su clítoris con su dedo mayor. Completamente, a su merced, Lola se dejó acariciar, gimiendo y soltando suspiros, demostrando como de bien él la hacía sentir. Ambos estaba tan metidos en su momento de placer, que habían olvidado que no estaban solos en el departamento. Pronto, la tardanza de Tonio, hizo que Mike saliera de la habitación dirigiéndose a la cocina; sin embargo, antes de llegar a la puerta, pudo escuchar ligeros gemidos femeninos provenientes de dentro. Mike quedó momentáneamente aturdido, pensando en que no podía ser cierto que fuera Lola quien soltaba esos ruidos tan sensuales. Ella no podría estar soltando esos gemidos por Tonio, ya que se suponía que se veían como hermanos. La curiosidad de saber si sus suposiciones eran ciertas lo hizo acercarse más, llegando a la puerta desde donde vio que efectivamente si eran Tonio y Lola los que estaban dentro. Era ella quien soltaba esos gemidos, mientras Tonio tenía la mano metida en sus pantalones, acariciándola con obvio placer en su rostro. —Estás tan mojada —dijo Tonio lo suficientemente fuerte como para que Mike lo pudiera oír desde su lugar. —Así me pones tú, Tonio. ¡Mojada! —soltó con fuerza cuando lo sintió entrando en su interior con un dado. Entre cada penetración que él le hacía con su dedo, movía ligeramente las caderas hacia adelante, simulando estocadas, que a ella la ponían aún más caliente, por lo que pronto, se dio la vuelta para poder mirarlo a los ojos mientras era trabajada por la mano de él. —Bésame —ordenó llevando sus manos al cuello de él, atrayéndolo hacia su rostro. El beso fue muy carnal, una batalla de lenguas y labios que intensificaba el placer que ella sentía, todavía con la mano de Tonio entre sus piernas, con la diferencia que ahora eran dos dedos los que había en su interior, entrando y saliendo tan rápido de ella como sus pantalones se lo permitían. Cuando ella se alejó de sus labios, descansó su cabeza sobre el pecho de Tonio, mientras él seguía con sus caricias. Lola estaba allí apoyada con los ojos cerrados, pero cuando ya sintió que estaba, abrió los ojos de pronto, solo para encontrarse con la mirada de Mike, quien los observaba con fascinación y lujuria en su mirada. Lejos de sentirse cohibida y espantada, al ser observada de esa manera, Lola se corrió temblando como jamás lo había hecho solo con un trabajo manual. Al parecer, la mirada de Mike, había ocasionado que ella tuviera un señor orgasmos alucinante, que provocó que su apretada v****a apretara tanto los dedos de Tonio que él ya no los pudo mover por unos segundos. Cuando la respiración de Lola volvió a la normalidad, bajando de su nube y abriendo los ojos, pudo ver que Mike todavía seguía allí observándolos, parecía que no podía moverse, por lo que Lola iba a darle todo un espectáculo para que lo recordara para el resto de su vida. Se puso de puntitas de pie, cuando Tonio saco sus dedos de su interior y lo beso, con fuerza, lamiendo sus labios, pidiendo permiso para entrar, que él pronto le concedió, cuando se alejó se acercó a su oído para hablarle. —Allí, en la puerta, está tu amigo, mirándonos con obvio deseo —expresó Lola, lamiéndole en oído a Tonio luego de hablarle. Tonio se puso tenso al oírla, no se esperaba este acontecimiento, que aceptaba, fue culpa suya cien por ciento. Cuando se iba a dar la vuelta para enfrentar a Mike, fue detenido por las manos de Lola en su rostro, no permitiéndole moverse. —Vamos a darle algo que mirar y recordar. Cuando Tonio terminó de oírla, no pudo evitar levantar sus cejas, sorprendido y expectante por lo que ella quería decir; sin embargo, cuando Lola se arrodilló en el suelo, en frente suyo, y empezó a desabrocharle los pantalones, se le vino a la cabeza que era lo que ella quería. A pesar de que nunca había tenido sexo enfrente de alguien más, al menos no conscientemente, el que Lola se la quisiera chupar delante de Mike, lo excitó al máximo, tanto que ni siquiera se plantó si debía dejarla continuar.

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