Mis piernas estaban a punto de sufrir un colapso, mi corazón se iba a reventar debido al esfuerzo que estaba haciendo por latir, y ya ni siquiera sudaba debido a todo el líquido corporal que había perdido. Definitivamente no es lo mismo un entrenamiento con el club que con la selección, es mucho más duro y nos exigen más. A veces me sentía mal al ver que los chicos tenían más resistencia que yo, y era obvio…ellos son hombres, yo una mujercita de 1.70 que pesa apenas 58 kilos. Llegó al fin la hora del almuerzo y todos nos dirigimos a los vestidores para darnos una ducha e ir a la cafetería del lugar en donde estábamos entrenando y almorzar algo, para luego reposar una hora y seguir con el duro entrenamiento. -¿Cansado, Wood? – me preguntó Jones, que por cierto me hice muy amiga de él dura