Esperé a que Andrés se quedara dormido, y gracias a Dios el chico estaba realmente cansado y se durmió poco después de las 9. Me levanté sigilosamente de la cama y me puse una moda de ropa que ya había dejado lista, tomé las llaves del auto, y salí. Conduje hasta las afueras de la ciudad, en donde estaban los antiguos muelles por donde antes los barcos traían mercancías a la ciudad antes de las guerras mundiales. Había una gran fila de autos parqueados, con alrededor de 200 personas como espectadores. -¡Pero miren quien ha llegado! – dijo Powell apenas llegué. Del equipo también estaban Paddy, Rafael, Valencia, Wilson y Lindegaard. Que yo supiera, solo Powell tenía auto, y no era uno apto para una carrera callejera. Observé los autos que estaban ahí, y eran sin duda buenos autos, inclus
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