Capítulo 10: Un nuevo comienzo

829 Words
Los días que siguieron a la Semana de la Moda estuvieron cargados de emociones encontradas para Isabella. Por un lado, el éxito de su colección había superado todas sus expectativas; los elogios llegaban de todas partes, y su nombre se mencionaba en los círculos más prestigiosos de la moda. Sin embargo, el beso con Leonardo y la inesperada interrupción de la modelo la habían dejado en un estado de confusión y vulnerabilidad que no podía ignorar. Leonardo, por su parte, había estado distante desde aquella noche, pero no en la forma en que Isabella había temido. En lugar de evitarla, parecía estar dándole el espacio que ella necesitaba para procesar lo que había sucedido entre ellos. Aun así, cada vez que se encontraban en las reuniones de trabajo o en los pasillos de la oficina, la tensión era palpable. Había una conversación pendiente, un ajuste de cuentas emocional que ambos sabían que no podían seguir postergando. Una tarde, poco después del éxito de la colección, Leonardo se presentó en la oficina de Isabella, pidiendo hablar con ella. Isabella, aunque nerviosa, accedió, sabiendo que no podían seguir evitándolo. Se encontraron en un pequeño salón de reuniones, un lugar más íntimo y alejado de las miradas curiosas del resto del equipo. Leonardo cerró la puerta detrás de él, dejando que el silencio se asentara entre ellos antes de hablar. "Isabella," comenzó con un tono suave, casi vacilante, "sé que lo que ha pasado entre nosotros no es fácil de manejar. No quiero que sientas que estoy presionándote, pero tampoco puedo seguir así, sin decir lo que siento." Ella lo miró, con el corazón acelerado pero decidida a escuchar. "Leonardo, yo tampoco puedo seguir ignorando lo que ha pasado. No podemos simplemente fingir que nada ha cambiado." Leonardo se acercó a la mesa que los separaba, apoyando las manos sobre ella mientras la miraba con una mezcla de vulnerabilidad y determinación. "Isabella, lo que siento por ti va más allá de lo que he sentido en mucho tiempo. Desde el primer momento en que te vi, supe que había algo especial en ti, algo que no podía ignorar. Pero sé que no es justo para ti, especialmente con todo lo que he guardado." Isabella respiró hondo, sintiendo cómo las emociones se agolpaban en su interior. "Leonardo, no puedo negar que lo que siento por ti es real, pero también sé que no es sencillo. Estás comprometido, y eso cambia todo." "Lo sé", respondió él, su voz quebrándose ligeramente. "Pero mi compromiso no es lo que parece. Es algo que he arrastrado durante mucho tiempo por lealtad, por temor a herir a alguien que no merece ser herida. Pero ahora, después de todo lo que ha pasado, me doy cuenta de que no puedo seguir así, atrapado en una relación que ya no tiene sentido, mientras mi corazón está aquí… contigo." Isabella sintió un nudo en la garganta, pero no quería dejarse llevar solo por las palabras. "Leonardo, no quiero ser la razón por la que rompas un compromiso. No quiero que sientas que tienes que elegir entre el deber y lo que sientes." Leonardo dio la vuelta a la mesa, acercándose a ella con cautela, como si temiera que un movimiento en falso pudiera hacerla retroceder. "No se trata de elegir, Isabella. Se trata de ser honesto conmigo mismo, de seguir lo que realmente quiero en mi vida. Y lo que quiero eres tú." El silencio que siguió a sus palabras fue profundo, cargado de posibilidades y miedos. Isabella lo miró, viendo la sinceridad en sus ojos, la determinación de un hombre que había decidido enfrentar sus propios demonios por algo que valía la pena. No pudo evitar sentir una oleada de afecto y deseo, pero también de precaución. "Leonardo…", comenzó, pero antes de que pudiera continuar, él tomó suavemente su mano, interrumpiéndola con un gesto. "No te pido que tomes una decisión ahora mismo", dijo con suavidad. "Solo te pido una oportunidad para demostrarte que lo que siento por ti es real y que estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para estar contigo, de la manera correcta." Isabella sintió una mezcla de alivio y miedo. Sabía que esto era complicado, que no había garantías de que todo saldría bien, pero también sabía que lo que sentía por Leonardo no era algo que pudiera ignorar o reprimir. "Está bien", dijo finalmente, su voz firme pero suave. "Podemos intentarlo, pero despacio, Leonardo. Necesito tiempo para procesar todo esto, para ver si realmente podemos hacer que funcione." Él asintió, su expresión relajándose por primera vez en semanas. "Tomaremos todo el tiempo que necesites, Isabella. No quiero apresurarte, ni a ti ni a nosotros." Con esas palabras, ambos sintieron que algo había cambiado entre ellos, una especie de tregua que les permitía comenzar de nuevo, sin las presiones y expectativas que antes los habían atormentado. Aunque sabían que el camino por delante no sería fácil, también sabían que estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.
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