Capítulo 33: A Isabella le sonríe la suerte

1150 Words
La mañana era como cualquier otra en Rossi Fashion. Isabella había llegado temprano, inmersa en sus proyectos y en la renovada decisión de mantener la cabeza fría y enfocarse en su carrera. Sin embargo, a mitad de la jornada, una notificación iluminó la pantalla de su móvil: un mensaje de Olivia, la asistente de Leonardo. "Leonardo quiere verte en su despacho. ¿Puedes venir ahora?" El corazón de Isabella dio un vuelco. Hacía días que no intercambiaba más que palabras formales con Leonardo. Había evitado las confrontaciones, y aunque el ambiente entre ellos no era abiertamente hostil, la tensión aún era palpable. Respiró hondo, recogió su libreta y se dirigió al despacho. Cuando entró, la luz natural inundaba el espacio a través de los grandes ventanales, y Leonardo estaba sentado detrás de su escritorio, observándola con una expresión que no era fácil de leer. Parecía nervioso, algo que no era habitual en él. Isabella cerró la puerta tras de sí, esperando a que hablara. "Gracias por venir, Isabella", dijo finalmente, con una voz más suave de lo que ella esperaba. Su mirada la recorrió con una mezcla de cansancio y resolución. "Necesitaba hablar contigo... y pedirte disculpas." Isabella se quedó en silencio, sorprendida por sus palabras. Era raro ver a Leonardo en esa posición vulnerable. "Me equivoqué con muchas cosas", continuó él, inclinándose hacia adelante con los codos sobre el escritorio. "He dicho cosas que no debí, y... he actuado de maneras que no fueron justas para ti. Entre el caos con Valeria, la presión del trabajo, y mis propios errores, te dejé sola en momentos en que más necesitabas apoyo. Lo siento." Sus palabras cayeron con un peso profundo, y por un momento, Isabella no supo cómo responder. Todo el dolor acumulado en las últimas semanas, la confusión, el enojo... comenzó a desvanecerse, aunque no completamente. "No fue fácil, Leonardo", respondió finalmente. Su voz era firme, pero contenía la amargura que había intentado enterrar. "Intenté hacer lo mejor posible con todo lo que estaba pasando, pero no puedes pretender que todo vuelva a ser como antes solo por una disculpa." Leonardo asintió, aceptando sus palabras con una resignación que la sorprendió. "No lo espero", dijo él. "Pero quiero que sepas que voy a hacer las cosas bien, empezando por darte las oportunidades que te mereces, sin más interferencias. Has demostrado ser una de las mejores diseñadoras que hemos tenido aquí, y quiero ofrecerte algo importante, algo que confío solo en ti." Isabella lo miró con curiosidad. El ambiente en la sala cambió, como si algo grande estuviera por revelarse. "Acabo de recibir una llamada del equipo de una cantante... bastante conocida", dijo con una ligera sonrisa. Isabella intuía a quién se refería, aunque no lo dijo directamente. "Va a asistir a la gala MET este año y quiere un diseño exclusivo para la alfombra roja. No quiere cualquier cosa, quiere algo único, atrevido, que marque tendencia... y he pensado en ti para liderar el proyecto." Isabella abrió los ojos de par en par. El MET Gala era uno de los eventos más prestigiosos de la moda, y la oportunidad de diseñar para una de las cantantes más influyentes del mundo era una oportunidad que muchos solo podían soñar. Sintió cómo su corazón latía con fuerza. "¿Yo?", preguntó, aún incrédula. "Tú", reafirmó Leonardo con una sonrisa genuina. "Confío plenamente en que puedes hacerlo. Esta es tu oportunidad para brillar de verdad, Isabella. Nadie más podrá hacerlo mejor." El entusiasmo la invadió de inmediato. Era el tipo de reto que había estado esperando, una oportunidad para demostrar su valía en el mundo de la alta costura. Sin embargo, la sensación de euforia se entrelazó con la incertidumbre que había sentido por todo lo ocurrido entre ellos. No podía ignorar lo que había pasado, aunque ahora todo pareciera dirigirse en la dirección correcta. Leonardo, quizá percibiendo esa duda en sus ojos, añadió: "Y si quieres, puedo poner a Luca en el equipo. Sé que han trabajado bien juntos y que... podrías necesitar apoyo." El ofrecimiento la tomó por sorpresa, pero no tardó en tener claro lo que debía hacer. A pesar del reciente trabajo conjunto con Luca, y del apoyo emocional que él le había ofrecido en momentos de incertidumbre, no era una buena idea seguir mezclando lo personal con lo profesional, no en algo tan delicado como este proyecto. "Lo aprecio, pero prefiero manejarlo sola", respondió con suavidad, aunque firme. "Creo que es mejor así, para mí y para el proyecto." Leonardo la miró con una mezcla de comprensión y respeto. "De acuerdo. Como quieras. Este es tu proyecto, y confiaré en todas tus decisiones." Isabella asintió, agradecida por su respuesta. Mientras se levantaba para salir del despacho, sentía que algo había cambiado entre ellos. Había una nueva confianza, pero también una distancia saludable. Este era su momento, su oportunidad para redirigir su vida profesional, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que tenía el control. Después de la reunión, Isabella se sintió revitalizada. La oportunidad de diseñar para la gala del MET, para una estrella de esa talla, era un desafío emocionante que le recordaba por qué había elegido esta carrera. Además, la comprensión y el respeto mostrado por Leonardo le daban una sensación de alivio y optimismo. A lo largo del día, el ambiente en la oficina empezó a cambiar sutilmente. Los compañeros de trabajo notaron la disposición más positiva de Isabella, y el proyecto del vestido para la gala del MET se convirtió en el centro de atención, uniendo al equipo con un objetivo común. Isabella pasó horas investigando las últimas tendencias, buscando inspiración en cada rincón posible. Se sumergió en bocetos y telas, encontrando en el trabajo una forma de canalizar sus emociones y restablecer su equilibrio personal. La satisfacción de ver sus ideas tomar forma en diseños tangibles le recordaba su pasión y determinación. Mientras avanzaba en el proyecto, Isabella también reflexionó sobre sus relaciones con Leonardo y Luca. Sabía que aún había tensiones y sentimientos no resueltos, pero había aprendido a poner límites claros y a priorizar su bienestar y su carrera. Mantenerse firme era esencial para evitar que las complicaciones personales interfirieran nuevamente en su vida profesional. Al final del día, mientras cerraba su laptop y organizaba sus materiales para el día siguiente, Isabella sintió una serenidad que hacía tiempo no experimentaba. La combinación de una oportunidad profesional única y la resolución de sus conflictos personales le daba una confianza renovada. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentarlo con determinación y gracia. La suerte, al fin, parecía haber vuelto a su lado, no por magia, sino por su propia fuerza y capacidad para superar los obstáculos. Con una sonrisa en el rostro, Isabella salió de la oficina, lista para afrontar lo que el futuro le deparara, segura de que podía manejar cualquier desafío que se presentara.
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