HUYENDO DE ÉL

1602 Words
Después de que ese hombre lo sacó de su hogar y fue llevada de nuevo a aquel apartamento lujoso, aunque sea el sueño de toda chica independiente, para ella se ha convertido en una pesadilla. Cristhian se siente utilizado por las mujeres vividoras, en el pasado se imaginó que Katrina era diferente, sin embargo, salió siendo la reina del engaño. Él es conocido por su cambio de humor y lo pedante que es para tratar a las mujeres. Tiene un gran ego. Quien lo mira por primera vez se enamora de su aspecto, un hombre que destila amabilidad y compresión, sobre todo un buen cuerpo, su rostro es su mejor atractivo, al que de inmediato las mujeres babean por él, al final para él todas son iguales. Desde que conoció a Katrina, quien le vendió una imagen de una mujer pura y sumisa, él se mostró fascinado con ella. Katrina se adaptó al sexo duro al que él está acostumbrado; estaba acostumbrada a leer a los hombres y lo que les gustaba para luego aprovechar esa oportunidad y obtener grandes beneficios. Cristhian le soltó un buen billete para tenerla como una reina. —Le dije que no tengo nada que ver con lo que Katrina le hizo, simplemente venía a cuidarle su apartamento. —Tú estás viviendo en el apartamento que yo compre todo lo que hay aquí me pertenece, incluyéndote. —Yo no soy un objeto, soy un ser humano, le juro que si tuviera dinero le pagara lo que Katrina le debe, pero como observó soy muy pobre. —Y quién te ha asegurado que me interesa el dinero. Para mi vista no estás tan mal que digamos, algo descuidada en tu aspecto, sin embargo, eso tiene solución. —Usted es un catedrático, ¿por qué hace esto? —Soy suplente, simplemente le hacía unos días a un amigo. Sabes que Katrina es toda una profesional en la cama, me imagino que tú eres mejor. —¿De qué habla? —Eres bruta o te haces, sabes muy bien de que estoy hablando. —Usted me está confundiendo, ¡Por favor! Déjeme ir, le juro que no me volverá a ver en su vida, lo que le consumí durante, estuve en su apartamento, se lo pagaré, nada más deme tiempo por lo menos de cobrar donde trabajo medio tiempo. —¡Cállate! Me sofocan tus sollozos, eso lo hubiera pensado bien tu amiga y tú antes de contemplarme la cara de estúpido, ahora tú pagarás con tu cuerpo lo que tu amiguita me robo. Cristhian se siente utilizado por esas chicas interesadas, aunque él también las utilizas, porque la tal Katrina le dio buen placer en su momento, ahora tiene material nuevo, espera que esta chica sea mejor, como dice el dicho con el dinero baila mono. La lleva de regreso al apartamento, agarrada del brazo, casi dé arrastra, ya que Nicol no quiere avanzar, si se le presenta la oportunidad de soltarse, es capaz de salir corriendo. —Camina, o quieres que barra el piso contigo. —Déjeme ir, le prometo que le pagaré todo lo que ella le debe. —Chica ingenua, ya te manifesté que el dinero no me interesa. Nicol, sabe que si entra ahí no saldrá con tanta facilidad, forcejea para soltar su dolorido brazo. Cristhian la suspende y se la echa al hombro para agilizar sus pasos hasta entrar al lugar, donde temía Nicol estar solas con él. No es factible desplazarse, aunque se siente atemorizada, no obstante, él la inmoviliza de sus pies. —No me haga daño, le juro que no tengo nada que ver con ella. —¡Son amigas, son cómplices! —una vez adentro la tira en la cama, rebotando ella en la suavidad de la cama. —Usted está equivocado. —¡Báñate, te quiero limpia! Cristian la condujo a ingresar al baño, mientras conversaba por teléfono. Nicol, quien se encontraba en un estado de desesperación, «qué demonios me has hecho Katrina, ahora estoy con un psicópata». Ella le puso el seguro a la puerta, miro a todos lados y no hay forma de que se pueda escapar. Encendió la ducha para que hiciera ruido, mientras meditaba como salirse, pego el oído a la puerta, no lo escucha hablar, trata de que él no la escuche, se asombra al no escuchar nada, se imagina que él salió del apartamento. Le quita el seguro a la puerta. — ¡Dios! Óbrame el milagro de que él no esté en el dormitorio. Se asoma con cautela, observa toda la estancia, no hay indicios de él, suspira fuertemente, sale despacio, por decirlo de esta manera, en puntillas. Al abandonar la sala de estar, se percata de que no hay nadie, se relaja un poco más, al ver que está sola, respira profundamente y se apresura a abandonar ese lugar. Sin meditarlo mucho, se fue del apartamento. Ella prefiere comer salteado, pero comer tranquila. Ella quiere hablar con Katrina, para que solucione el malentendido, sin embargo, ella está ausente. Desea saber hacia dónde se fue, si solamente tuviera una idea, iría hasta donde ella está para que solucione el problema que le ha ocasionado con ese hombre. Corrió sin tregua hasta llegar a su humilde casa. Los pies le duelen. —¡Santo Dios! Destruyeron la puerta principal, lastimosamente no tengo vecinos, vivo entre bodegas que la mayor parte del tiempo están abandonadas. Entro a su casa, levanto la puerta, busco unas trancas para ponerle de soporte, para que al menos se observara que está cerrada, teme que ese hombre regrese a buscarla ahora que sabe dónde vive. Se recostó en su vieja cama haciéndose un ovillo, sollozando por su desgracia, estaba fatigada, sus ojos pesaban, sabe que donde se encuentra no es seguro, no obstante, no tiene a dónde ir. Estaba dormida cuando un ruido la despertó haciendo que se levante de inmediato, con mucho miedo se dirigió a donde se había escuchado el ruido, cuando encendió la luz era un gato que por la abertura en la puerta entro a la casa. En eso vio la hora ya estaba amaneciendo, decidió bañarse y arreglarse para ir temprano a la universidad. Aprovecharía hacer un trabajo que le estaba dando dolor de cabeza, sus compañeras la discriminaban, la única que se le acercaba era Katrina, ahora le toca andar sola. —Gracias a Dios que él no se ha asomado, el antiguo catedrático regreso nuevamente a dar su clase, ojalá que ese hombre no lo vuelva a encontrar en mi vida, prefiero morirme de hambre a que estar bajo el temor que él infunde. Todo estaba de lo más tranquilo para Nicol, seguía con su rutina, saltándose las comidas por falta de dinero, el trabajo de medio tiempo únicamente le daba para pagar los servicios públicos, eso era prioridad. Le escribió a su padre pidiéndole ayuda, esperando la respuesta con la esperanza que se compadezca de ella. Cristhian tuvo que salir de emergencia, al recibir una llamada de que su madre tuvo un accidente, mientras caminaba hacia el baño resbalo y se golpeó la cadera, provocando una fractura. Salió del apartamento sin importarle nada más que su madre, al llegar al hospital ella estaba en cirugía, espero toda la noche hasta tener novedad. Con él está su padre, la preocupación es grande, ambos caminan de un lado a otro, hasta que el doctor sale a la sala de espera para decirles que todo fue un éxito, ambos respiran tranquilamente. —Hijo, ¿Cómo va tu vida? Nos tienes preocupado, no nos habías contactado. —Bien padre, ¿Qué es lo que desean? —Si no es en estos casos, no sabemos nada de ti. —Paso ocupado, el trabajo y otras cosas. —¿Tanto para no visitar a tus padres? —No les falta nada, ¿verdad? Cuando yo necesitaba de ustedes… mejor no digo nada. —No se trata de dinero, tu madre y yo te extrañamos. —Sabes que mi vida es muy agitada, en cuanto tenga algo de tiempo los visitaré. —Te quedarás un rato más, para que te vea tu madre. —No puedo, me la saludas, ahora que sé que está bien, me retiro. —Hay hijo, ojalá algún día te des cuenta de que el dinero no lo es todo en la vida. Él abandonó el hospital sin escuchar, dejando a su padre con la palabra en la boca. Era tan obstinado que nunca le gustó depender de nadie ni que nadie lo contrajera. Aunque no tuviera la razón, no permitía que nadie le contradijera. Al llegar al apartamento, se percató de que ella había abandonado la residencia, soltó unas carcajadas porque su vida se estaba volviendo interesante, esa joven le estaba dando un salto de rutina, lo cual lo llenaba de entusiasmo. «Este el juego que quieres jugar el gato caza al ratón, es muy interesante, después no te quejes de lo que te haga, tú misma me estás provocando, ojalá que así seas en la cama de entretenida, ya deseo escuchar gemir fuerte debajo de mi cuerpo. Tendremos sexo hasta que no puedas sentarte ni mucho menos caminar, ya veremos qué tan rápido corres, te haré que te arrepientas haberte burlado de mí junto con la zorra de tu amiga». Él la sigue, un hombre se ha convertido en la sombra de Nicol, sin darse cuenta de que el cazador está más cerca de lo que ella pretende. Cuando el espía le informa que ella volvió a la universidad y el trabajo, durmiendo en su deplorable casa, no entiende a la chica.
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