EL DEMONIO EN PERSONA

1906 Words
Nicol llevó su ropa esa misma noche, ella dormiría como una reina, cerró bien su hogar a modo que los ladrones no la saquearan en su ausencia, ya que sería temporal su estancia en ese sitio lleno de productos, y ahora el dilema era qué haría para comer, tanto que probar que no se decidía. Es lujoso por donde lo vea, jamás se imaginó poder probar la buena vida. —Hoy si comí decentemente, por fin comeré carne, si eso haré horneare carne. Preparó una costilla de cerdo y la metió al horno. Ella era una gran cocinera y nunca tuvo la oportunidad de cocinar porque no tenía dinero. Comió hasta que se le templó el estómago y no le cabría un bocado más. Miró la hora, abrió el ropero, ella había dejado toda su ropa, pero no iba a abusar, sacó su jean y su blusa que estaba bien descolorida de tanto lavarla, ya era hora de botarla, se decía todos los días, más, sin embargo, se la seguía poniendo. Se bañó y se cambió de ropa, no deseó tocarle las cosas a ella, se aseguró de que todo quedara apagado, cerró la puerta del baño y se marchó. Al llegar a la universidad, las costillas de cerdo le empezaba a hacer efecto, su estómago no estaba habituado a comer excesivamente. —¡Oíste lo que se rumora! —ella está sentada en el inodoro, escucha a dos chicas hablar. —¿Crees que sea cierto? —Desde luego, acaso se ha presentado a clases, esos rumores son verdaderos. —Esa era una ramera de la clase alta, quien se lo iba a imaginar, y ella alardeando que su familia era millonaria. —Que bajo cayo esa mujer. —Dicen que destruyo un hogar, se metió con un hombre casado que tiene dos hijos, la esposa ahora está peleando la custodia, se dicen tantas cosas. Lo llevo a juicio y quería meter presa a esa mujer. —Lo peor que se fugó con un político, según los rumores. —En serio, ¿qué le verán?, ni que fuera tan bonita. —Era una ofrecida, que le gusta vivir de los hombres. —ellas se rieron y salieron de ahí, Nicol sabe de qué era de su amiga, de quien hablaban, ahora conocía la historia, aunque no creí la mayor parte. Ella le envió diversos mensajes que no recibió respuesta, ese día fue al restaurante como todos los días hizo su trabajo y deseaba estar en su acogedor lugar de interés, ella lo mantenía impecable, cocinaba todos los días comidas ricas, su cuerpo, por fin estaba recibiendo el trato que merecía. Los baños, con esencias perfumadas, eran exquisitos, la relajaban, después de un día de trabajo pesado. Se puso su pijama, camisa y pantalón de manta y se fue a la cama, se arropó dejándose abrazar por las sábanas. Era tan agradable y cayó profundamente en un sueño profundo. Sentía que alguien la observaba, abrió sus ojos, trato de ver a su alrededor y la poca luz no la deja ver de quién se trata. Cuando siente la carga pesada de otro cuerpo pesado. —¡¡Maldita bruja, regresaste!! —escucho la voz de un hombre, ella no puede hablar, sus manos tratan de librarla, aunque su fuerza no es suficiente— ¡Maldita perra!, ¿creíste que te burlarías de mí? Él la soltó y encendió la luz con el fin de desahogar su furia. Con el propósito de castigarla y que rogara por su perdón, ella lo había ofendido con sus acciones, y le había robado un dinero y joyas. Aunque para él, eso no era nada, lo que más le enfurecía, que le había puesto los cuernos, no con uno, sino con dos tipos, donde él la tenía viviendo como una reina. —¿Quién demonios eres tú? —dijo con asombro, al ver que no era Katrina la que estaba en la cama. —¿Usted es el profesor interino? —Nicol se quedó en shock al ver a su maestro queriéndola estrangular. —¿Dónde está Katrina? ¿Qué hace usted aquí? —¿Cómo entro al apartamento? —ella está temblando, ese hombre se ve aterrador. —Por un carajo te hice una pregunta porque no la contestas. —No lo sé, ella me dijo que cuidara de este sitio, eso, es lo que hago. —Así que eres su peón, perfecto, entonces eso serás para mí. —¿Qué quiere decir con, Peón? —Que a partir de mañana tú harás todo lo que ella hacía, nada en esta vida es gratis, nena. Él se le acercó amenazante, quito la cobija de encima de ella, se rio a carcajadas al ver su vestimenta, le agarro del cabello haciéndola levantarse rápidamente, ella le sujeta con ambas manos para que no se lo jale bruscamente, la suelta de golpe, cayendo al suelo. —Mañana vendrán por ti, quiero que estés lista para mí. —¿Qué quiere de mí? Usted es el profesor… —¡No me digas de esa manera!, para ti soy Cristhian, no más, tienes que saber. —Déjeme explicarle, solamente estoy cuidando este sitio, no tengo nada que ver con lo que ella haya hecho. —Eres tan ilusa, crees que me voy a creer ese cuento, eres igual o peor que ella, mientras ella regresa, me divertiré contigo, no pienses huir, tendrás una persona que te seguirá a todos lados si intentas huir, te mato. —Usted porque me hace esto. —él la suspendió el brazo agarrándola con fuerza, ella se quejó del dolor. Es un animal, medito. —Ahora tú ocuparás su lugar, harás todo lo que te diga sin quejarte, desde hoy serás solamente mía. Los ojos de Cristhian estaban llenos de odio y furia, Nicol casi se orina del miedo. Ese hombre no estaba bromeando, ella se sentía nada ante su presencia. La soltó tirándola a la cama, la miró con indiferencia, se quedó quieta, no quería hacerlo enfadar más de lo que ya estaba. Maldecía a su amiga por no advertirle. —Espero que me complazcas mejor que ella, aunque también puedo disfrutar enseñándote lo que me excita, contigo me quitaré el enojo que ella me ha producido, a partir de mañana tu vida cambiara, sabrás lo que es tener un hombre caliente en tu cama. Las palabras le provocaron escalofríos, tenía mucho que decir en su defensa, pero el miedo la paralizó por completo. Salió él de ahí y ella todavía no se movía. Sus lágrimas salían en silencio. No entendía qué estaba pasando, que hizo Katrina para enfurecer a su profesor suplente, también se preguntaba de ¿qué quiso decir con un hombre caliente en su cama? Se puso en pie despacio, atemorizada, recorrió el lugar y verifico como fue que él entró sin problemas, aún no comprendía ese tipo de amenaza, una cosa era seguro, en la mañana se trasladaría a la universidad y luego regresaría a su casa. No iba a dormir en ese apartamento con el lunático de maestro, acosándola y sobre todo incriminándola con algo que ignora. Cristhian llegó a su apartamento furioso y se quitó la camisa y la tiró en el sillón. No podía creer que Katrina había dejado una chica sin gracia ni estilo, mal arreglada, sin maquillaje. Esto lo enfurecería más, porque al parecer esa mujer quería seguir burlándose de él. —Maldita bruja, me las desquitaré con el peón que me has dejado, esa chica conocerá lo que es vivir en el infierno, espero que cuando regreses te des cuenta de lo que soy capaz, de mí no se burla nadie y menos una chiquilla como tú, destruiré la voluntad de tu amiguita, que tu conciencia te haga pagar tu estupidez. A la mañana siguiente, Nicol no pudo comer un bocado, ahora era debido a que estaba asustada, ese hombre le causó mucho miedo cuando la desnudo con la mirada, no desea conocer nada acerca de él, solamente desea continuar con su miserable vida, aunque le toque sacrificarse un poco más. Tras salir de su empleo, presintió que la seguían, a cada instante miraba, hacia atrás, no observaba a nadie sospechoso, el miedo la hizo sentir cosas. Caminó con rapidez que cuando vio su hogar se estremeció inmensamente, casi corría hacia la entrada, cerró rápidamente la puerta y busco una tranca, colocándosela a la puerta, para que no se abriera tan fácilmente, tenía mucho miedo, las amenazas de ese hombre aún se intensificaban en su mente. —Tengo que calmarme, él no sabe dónde vivo, todo estará bien, ojalá nunca más lo vuelva a verlo, hay amiga esta me las vas a pagar cuando te vea, eres maldad pura. Su cama no era tan cómoda, sin embargo, se sentía tranquila en ella, cerró sus ojos y no quería pensar más en ese suceso. Ahora está nuevamente a salvo. Ella es invisible para todo mundo, lo será también para él, que nunca más se le cruce en su camino, era lo que más deseaba. Cuando comenzaba a dormirse un fuerte ruido, le asusto, se levantó de inmediato, se asomó abriendo un poco la puerta de su dormitorio, en eso vio dos hombres extraños en su pequeña sala, ellos estaban quebrando las pocas cosas que posee, no se atreve a intervenir, su vida vale más que esas cosas. —Tengo que huir de aquí. Abrió la ventana que da para la calle, se escapó por ahí, solo escuchaba cómo sonaban sus cosas cuando eran estrellados al suelo, cuando va a empezar a correr alguien la toma del cabello haciendo que ella se queje del dolor, estaba inmovilizada, la arrastro hasta tirarla dentro de un vehículo, en eso vio entrar al responsable. —Así que querías huir de mí, igual que tu amiga, son un par de víboras. —Yo no tengo nada que ver en su problema, ni siquiera lo conozco. —Claro que sí, como te dije antes, ahora eres el peón que me pertenece. —Deje de decir eso, yo soy una persona inocente, no tengo por qué estar siendo acosada por usted. —¡¡Si como no, eres una blanca palomita!! Eres una, cualquier igual ella. —No, yo no… —¡¡Cállate!! Espero que valgas la pena, espero que ya hayas despedido tus otros hombres, porque el día que te vea con otro, tu libertad se acabará. —No tengo hombres, por favor, no me haga daño, yo no sé qué le hizo mi amiga, le juro que no tengo nada que ver. —Muy tarde, ella se burló de mí en mi cara y me robo, eso no se quedará así, ahora llego mi momento de jugar con la presa que me ha dejado. Nicol se pega más a la puerta del vehículo, no quiere ni imaginarse de lo que ese hombre le hará, ahora desea con toda su alma que su amiga aparezca y le pida una disculpa, lloraba en silencio, los sollozos se dejaban escuchar, eso le incomodaba a Cristhian, que detuvo el auto, la tomo del brazo y acercándola a él. —Déjeme ir, por favor… —Es muy tarde para hacer eso. —No me he acostado con ningún hombre, por favor no me haga esto. —No me vean de nuevo como un idiota, además si es así, eso no me importa. —eso le heló la sangre.
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