Era un viernes 7 de mayo en la ciudad de Yan a las 11:00pm y llovía a cántaros, los relámpagos en sintonía con los truenos iluminaban el cielo acompañados de fuertes ráfagas de viento destructivos, todos se mantenían resguardados sin opciones a salir por temor.
En la Mansión Rumanio, Lúcian miraba la carta apoyada sobre la mesa de vidrio ubicada frente a él, abierta de par en par, toda la casa estaba a oscuras a excepto por los relámpagos qué le daban luz, su estado era sereno y calmado, su espalda arqueada con sus brazos apoyados sobre sus piernas y sus manos entrelazadas con la mirada fija en aquel papel demostraba su confianza y su antipatía ante la situación
Se hicieron las 12 y Lúcian seguía en el mismo sofá, con la misma posición, no movía ni un músculo, no parpadeaba a no ser que fuera necesario, no reaccionaba ni daba señales para indicar si están bien o estaba mal, seguía sin quitar la mirada de aquel papel escrito a mano con bolígrafo de punta fina
Se hicieron la 1 y la situación no cambiaba, pero, de repente, su celular timbró indicando una llamada entrante, Lúcian tomó el teléfono y contestó.
—¿Diga?
—¿Señor Lúcian Romanio? Le habla el doctor del hospital oxford, le notifico qué su esposa tuvo un grave accidente y está muy delicada, la estamos ingresando a cirugía de emergencia.
Lúcian frunció el ceño —¿Se encuentra bien? —sus nervios se alteraron.
—Lamentablemente su cuerpo sufrió muchas heridas, pero mis mejores cirujanos están haciendo todo lo posible por mantenerla con vida.
Lúcian tragó en seco y empezó a parpadear rápido. —Voy en camino.
Colgó la llamada y enseguida entró otra llamada —¿¡Lúcian?! Gracias al cielo que contestas…
Lúcian arqueó la cabeza —¿Mael qué sucedió?
A lo lejos de escuchaban los gritos de una mujer —Se trata de Kamari, tuvo un accidente y…
—Donde estas. —fue lo único que salió de su boca.
—Está en urgencias en el central de Oxford.
*Hospital central de Oxford*
Al llegar le esperaban unos hombres en la entrada, dos de ellos lo llevaron hasta la sala de cirugías de urgencias donde se encontraba Kamari, justo en el pasillo ya estaba Mael, su mejor amigo, preocupado y nervioso por la situación, también Atarah, su cuñada, y su hermano Calen más sus hombres de confianza.
Todos esperaban en el pasillo ansiosos y a la expectativa de escuchar buenas noticias; en cuanto Lúcian llegó, Atarah enseguida lo abrazó fuerte y rompió en llanto. —Lúcian, quiero que sepas que pase lo que pase aquí vamos a estar todos. —su esposo Mael se acercó a ellos y acarició la espalda de Atarah para consolarla,
Lúcian correspondió al abrazo —Gracias Atarah.
Luego Mael también lo abrazó —Aquí estoy hermano. —le dió unos cuantos toques en su espalda.
Unos minutos después salió el médico que llamó a Lúcian en la madrugada, con la cabeza cabizbaja y quitándose el tapabocas dió la noticia —¿Señor Lúcian?
Lúcian y todos dirigiéndo su atención al doctor.
—Su esposa… —hizo una pausa —desafortunadamente no pudo aguantar la cirugía, hicimos todo lo que pudimos para mantenerla con vida señor pero su estado era muy débil cuando llegó… perdió mucha sangre y ya era muy tarde…
Atarah entró en un estado de shok, segundos después reaccionó y calló sobre sus rodillas tocandose el cabello gritando su dolor. —¡Noooo! ¡Kamari nooo!
Mael arqueó las cejas y sus ojos se llenaron de lágrimas, su respiración se agitó al mirar a su esposa en el suelo gritar, quiso sostenerla pero ella se negaba a levantarse y recibir ayuda asique solo la abrazó.
—¡Noooo Kamari!...
Calen se sentó del shock y se tapó el rostro para ocultar sus lágrimas.
Lúcian… Sólo quedó de pie, mentalmente se hallaba perdido, se dió la vuelta queriendo salir de aquel pasillo con pequeños pasos pero un dolor agudo en el pecho se lo impidió se detuvo a mitad de del camino quedando al lado de la sala de operaciones de Kamari, su respiración se volvió pesada y áspera, se tocó el pecho para tranquilizarse pero fue en vano…
Sus ojos se cristalizaron, por primera vez sus ojos demostraron debilidad, Lúcian era conocido por ser un hombre frívolo y sin sentimiento, pero en ese instante no había manera de reprocharselo
Miró a un lado y justo en el otro lado estaba Kamari, acostada y sin vida, su tez era pálida y sus labios ya se tornaban morados, vió a una enfermera tapandola con una sábana y eso fué la gota que hizo que su mente se nublara… sus músculos empezaron a temblar, empuñó sus manos tan fuertes que las uñas dejaban la piel de las palmas marcadas, apretó su mandíbula exhalando con fuerza.
Compórtate Lúcian, compórtate.
—¿Señor?... —se le acercó el doctor —¿Se encuentra bien?
De inmediato Lúcian sacó de su pantalón un arma y la apuntó justo en la cabeza del hombre vestido completamente de azul, el doctor enderezó su postura sin quitar sus ojos del arma, levantó la manos para tranquilizar a Lúcian
—Usted, dijo, que harían todo lo posible por salvar a mi esposa. —Lúcian levantó la vista y miró con incredulidad al hombre frente a él —Ahora mi esposa está muerta. Dígame doctor ¿¡Cómo piensa compensar la muerte de mi esposa!? —gritó y todos miraron atentos a Lúcian.
El doctor le indicó a Lúcian qué se tranquilizara —Señor, cuando su esposa llegó, ya había perdido mucha sangre… Sus heridas eran muy graves, para tal gravedad debía recibir atención de inmediata pero se demoraron en traerla… Nosotros hicimos todo lo que pudimos para tenerla con nosotros pero-
—¡No me diga que hicieron todo lo que pudieron porque ella está muerta! —las lágrimas empezaron a brotar, el doctor arrugó su frente y exhalo lento.
Atarah se levantó con rapidez y se puso en medio de Lúcian y el doctor.
—¡Atarah quítate! —le ordenó.
Atarah negó con los ojos llenos de lágrimas —No Lúcian, nadie debe morir esta noche.
—¡Kamari murió! —gritó en gadeo expresando su rabia —¡Mi esposa! ¡Tu amiga! —a lo último su voz flaqueó
—¿¡Y crees que asesinando al doctor la vas a traer de vuelta!?
Lúcian guardó silencio mientras sollozaba, Atarah tomó su arma y la bajó lento —Lúcian… Ella ya no está… —empezó a llorar —No quites otra vida hoy… —miró a su lado a través de la ventana de vidrio —Ella no hubiera querido esto… —Lúcian también miró a su esposa en la camilla.
Mael se acercó a Lúcian y le quitó el arma tranquilamente, le pasó el arma a uno de sus hombres y este la descargó y la guardó.
Rápidamente Mael rodeó a Lúcian con sus brazos, Lucían quedó con los brazos extendidos sin fuerzas, sus lágrimas caían marcando su camino en las mejillas de Lúcian, su mentón quedó apoyado en el hombro de Mael…
—Lúcian… Aquí estoy…
***
Al día siguiente fue el funeral… Lúcian se encargó de que todo fuera privado y sencillo, sin la prensa ni gente entrometida, los guardaespaldas escoltaban la puerta de salón, la familia Rumanio, Spencer, lee y Kushim más otro amigo cercanos estaban presentes en el funeral…
Todos agachaban la cabeza al pasar al frente del Ataud y mirar a la joven ahí metida, Lúcian estaba parado al lado de su esposa mirando a cada persona que pasaba y daban sus pésames con un beso en la mano derecha.
—Señor Rumanio, lamentamos mucho su pérdida… En nombre de la familia Votllozcli queremos decirle que estamos a su disposición, Kamari se ganó nuestro corazón como la mujer más valiente que hemos conocido, le salvó la vida a nuestra pequeña Kloe de lo Russo, así que si necesita algo por favor no dude en llamarnos… —El hombre agachó la cabeza y besó la mano de Lúcian en señal de respeto. Lúcian asintió y tocó su hombro
—Kamari fué buena con ustedes, yo también seré bueno con ustedes en nombre de ella… —fingió media sonrisa. El Hombre se sorprendió y agachó la cabeza rápidamente y siguió caminando.
Mael entró al salón y le echó un ojo a todos los invitados, por último miró a su amigo, se acercó a él con cuidado, al quedar de frente tomó la mano de Lúcian y la besó, luego le dio un abrazo con pequeñas palmadas en su espalda.
—Calen ya está en el despacho, ¿qué querés que haga? —le susurró al oído, luego se separó de él y lo tomó de los hombros.
—Es hora de ajustar cuentas. —miró fijamente a Mael.
—¿Seguro que quieres hacerlo hoy? ¿En el funeral de Kamari? —Mael sonó preocupado.
Lúcian se dio la vuelta y le indicó a sus guardaespaldas seguirlo, Mael no tuvo de otra qué seguirlo también, bajaron las escaleras para salir del salón, subieron a los autos lamborghini negros y emprendieron el camino a Cirex.
Una hora después llegaron a un campo abandonado, eran alrededor de las 4pm y la brisa ya era bastante fuerte, Lúcian y Mael salieron de los autos,caminaron un poco hasta llegar a una finca, justo ahí esperaban más hombres de Lúcian armados.
Al entrar Lúcian se quitó el saco al igual que Mael, siguieron hasta otra sala donde los esperaba una mesa con armas, Lúcian miró cada una y tomó una Glock, la revisó y la cargó, Mael lo observó y apretó la línea de sus labios queriendo pensar pero ya no había vuelta atrás.
Siguieron derecho y bajaron hasta un sótano donde estaba su hermano Calen amordazado sujetado a una silla y tres hombres de confianza de Lúcian…
Al llegar Lúcian se quitó la corbata, se dirigió a una mesa frente a Mael y se apoyó en ella respirando hondo…
—Creí… Haberte dicho que…