Era un buen día para ser madre.
Era un buen para tomar el riesgo.
Simplemente era un buen día para todo.
Se había despertado muy feliz, las últimas decisiones tomadas en su vida suponían riesgos que podrían llevarla al éxito.
Hace un par de semanas que habían salido de Marbella, tomando el control de la empresa, instalados en su nuevo hogar.
No recordaba aquella ciudad, ni aquel pueblo, porque las veces que pasó largas temporadas allí fue de pequeña, como para no recordarlo, pues de más grande su vida estaba en San Francisco y los viajes hacia allí solo los realizaba su padre.
Pero ver todo eso de nuevo, se daba cuenta de por qué su padre lo amaba tanto.
Era hermosa.
La impresión de Basil fue mejor, nunca había estado en un lugar así y la casa simplemente le encantaba, fuera
